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Jorge Gastón en plena labor creativa. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:07 pm
Como todo cuadro que posee una raíz poética es ventana abierta, nada más estimulante que penetrar por una de las que el artista pinta, y que se abre a una ciudad especial, esa que yace en su imaginación-memoria-sueños-realidad, y que construye ahora, ante nosotros, con tintes abstractos.
La Habana vibra en la obra del joven artista autodidacta Jorge Gastón del Riego Godoy. Después de mucho recorrerla y de tanto mirar sus calles y edificaciones, va apareciendo en esta dimensión pictórica. La silueta, armada como en el horizonte, se va levantando, entre formas geométricas, colores y manchas, con muchas texturas que son materia acumulada en el lienzo donde traduce las huellas del tiempo.
Puede respirar en el amanecer o retozar en el atardecer, la paleta se encarga de estos cambios donde el color ocupa todo el plano, lo constructivo rige a veces la obra y parece en pugna con la libertad del gesto... El espacio es rico en materia, en matices y en una especie de fragmentación que incide en la irregularidad del plano, y la noción de ciudad, ese motivo predilecto de este tiempo del creador, se mantiene como dibujo o escultura dentro de la pieza, debido a su volumetría. Ciudad y espacio como un solo sitio de la pintura, con sus líneas, con sus límites que no son tales, con el sentido de la imagen como totalidad. En otros trabajos parece cerrar el «lente» citadino y enfocar en primer plano la piel de las construcciones, como tratando de acercar las marcas que la laceran. Silencio/ciudad/enigma/tiempo/tristeza..., marcan sus códigos de transferencias ante el plano o en la carnalidad de una imagen en el espacio de la pintura, su pintura. En un imaginario casi vehemente de significantes yace nuestra ciudad, con sus vetustas construcciones.
La abstracción, para el artista, fue como la luz que iluminó, hace ya años, la ruta para encontrarse. Tiempo de sumas que va armando una obra interesante y solidificada. Lo que nos sorprende en la misma son los diversos recursos utilizados para componer un mundo donde, sin abandonar los caminos anteriores, emprende otros nuevos. La sintaxis de su lenguaje pictórico, lejos de romperse, se enriquece con nuevas formas. Y en su caso, es obvio que su trabajo se inclina hacia un control que admite simultáneamente la relación sorpresiva que existe entre el trazo de la línea y la utilización «lúdica» del color. Sin olvidar la experimentación, que es también objeto del juego y asocia en un mismo plano el azar con la manipulación más o menos consciente de los medios expresivos.
Tesitura interior, su primera muestra personal, abierta ahora en la galería Servando Cabrera (calle 42 y 3ra., Playa), resulta un oasis de laboriosidad con un fluir incesante de frescura y mucho tino a la hora de pintar. Y como expresa la especialista y curadora de la exposición, Virginia Alberdi, en las palabras del catálogo, «las obras que hoy exhibe Jorge Gastón del Riego Godoy (La Habana, 1968) son producto de esa experimentación sostenida, de su perspicacia y creatividad innatas; en ellas mana una sensibilidad que le permite prodigarse en cada una de las piezas expuestas. La muestra constituye una invitación orgiástica a reflexionar sobre los elusivos parajes de la belleza». Sensibilidad y lirismo que fluyen también en los títulos de las piezas realizadas en técnica mixta sobre lienzo: Memorias laceradas, Sombras derramadas, Sueños hurgados, Tu amor es mi soporte, Soplando ilusiones…
Cual arquitecto de las formas, Jorge Gastón del Riego Godoy ha entrado por la puerta ancha en los caminos del arte. Aún tiene un amplio espacio por recorrer, pero lo realizado dará pie a empeños mayores, es buena base para seguir. La poesía define, en última instancia, una obra que comienza siendo concebida no con palabras sino con grafismos, manchas, juegos de colores, collages y con diversas técnicas. Con esta apertura su obra inicia el recorrido, lanzándonos el reto de interpretarla con el juego de la imaginación.
