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Memoria viva, un espacio imprescindible en las Romerías de Mayo

Al igual que las Romerías de Mayo, el espacio teórico Memoria Nuestra, que insiste en el rescate de nuestra historia y tradiciones, cumple 15 años

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Memoria Nuestra es un espacio esencial de las Romerías. Quince años después de aquel encuentro inaugural en 1993, Memoria Nuestra permanece como el espacio principal de las Romerías de Mayo de Holguín, importante evento nacional organizado por la Asociación Hermanos Saíz que cumple idéntica edad y que se desarrolla por estos días en la ciudad nororiental de Cuba.

Memoria Nuestra, a decir de su coordinadora, Karina Pardo Rodríguez, es un espacio teórico donde son convocados los jóvenes investigadores del país y en el cual se presentan diversos estudios que versan sobre dos temáticas esenciales: la intervención comunitaria y las culturas regionales y las tradiciones.

«Hay una tercera temática que varía todos los años y que en esta oportunidad está dedicada a la literatura realizada por los jóvenes escritores», acota Karina, quien añade que en este 2008 en Memoria Nuestra participan 42 delegados de casi todas las provincias de la Isla.

La prestigiosa doctora en filosofía y letras, Carmen Almodóvar, fundadora del Memoria Nuestra y presidenta del jurado en esta edición, continúa pensando, década y media después, que este es, y debe seguir siendo, la columna vertebral de las Romerías de Mayo, porque «independientemente de todas las festividades y acciones culturales que se desarrollen paralelamente a Memoria, es esencial que nos preocupemos por rescatar, contra viento y marea, todo lo que es nuestro: nuestro pasado, lo que hemos vivido, es decir, la memoria histórica.

«Los grupos musicales, que son fundamentales en nuestra cultura, pueden cambiar o desaparecer por determinadas circunstancias, pero no podemos darnos el lujo de dejar perder todo aquello que representa nuestras tradiciones, lo autóctono, nuestra historia y nuestros proyectos, porque en ello nos va la vida».

Para el destacado escritor y etnólogo cubano Miguel Barnet, Memoria... es un evento de gran significación para la cultura cubana. En la sesión de apertura, el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) recordó los tiempos en que al triunfo de la Revolución se concibió el programa de instructores de arte.

«Entonces, dijo, los instructores de arte tenían la obligación de hacer investigaciones en las comunidades donde trabajaban, pues eso les permitía conocer el terreno que pisaban, y porque a partir de los resultados que arrojaban las indagaciones concebían las clases de teatro, música o danza. Es decir, que tenían que estar muy identificados y familiarizados con la cultura viva, que es la que determina el camino a seguir en cuanto a la enseñanza de las expresiones artísticas.

«Por eso este premio que otorga Memoria Nuestra debe estimular a todos los jóvenes investigadores, porque cuando se muere una tradición, cuando se pierde una expresión cultural, la cultura se debilita —decía un proverbio africano que cuando se moría un viejo se moría una biblioteca.

«En el pasado Congreso de la UNEAC, el Comandante en Jefe Fidel nos envió una carta donde nos decía que todo lo que fortalecía éticamente a la Revolución era bueno, y todo lo que la debilitara era malo. Por eso es que insisto en la necesidad de fortalecer la investigación de nuestras tradiciones, porque eso nos fortalece. Y es que nuestras tradiciones viven hoy en el peligro de la contaminación de eso que se llama la globalización, que no es más que la estandarización o la aplicación de los códigos norteamericanos de la banalidad, de la superficialidad, y del engaño y de la estolidez, de la tontería.

«Debemos oponernos a todo eso, y no me refiero a luchar contra la cultura norteamericana, contra la cultura del jazz o de los musicales, contra la cultura de grandes escritores como John Steinbeck, Gore Vidal o Hemingway, sino contra esa cultura de la banalización y la tontería, que se expresa a través de los medios masivos y en la cual estamos todavía imbuidos desgraciadamente.

«Toda la vida nos hemos dedicado a rescatar lo perdido, lo que se va. Cuando lo que se va tiene que ver con la tradición y la cultura, es verdaderamente trágico, y a veces las personas no miden el alcance de eso. De ahí lo vital de un taller como este, porque la tradición es justamente lo que sustenta la cultura».

Otra y la misma visión

Ara Saraí Llanes (izquierda) y Karina Pardo. Acudiendo a su experiencia personal, el autor de Biografía de un cimarrón les comentó a los delegados de Memoria Nuestra que los jóvenes tienen la tendencia a mirar solo hacia el futuro y a olvidarse del pasado. «Por suerte, tuve la fortuna de tener un guía como Fidel Castro, que nos ha enseñado a rechazar lo malo del pasado y a registrar lo bueno, lo que es verdaderamente nutriente y lo que sedimenta».

Por ello hizo evidente su satisfacción por las acuciosas investigaciones que se disputan el Gran Premio —consistente en 2 000 pesos—, del espacio Memoria Nuestra, entre las que se encuentra la firmada por la capitalina Ara Saraí Llanes Torna, quien se encuentra por primera vez con la ciudad de Holguín, adonde llegó a exponer la experiencia del proyecto artístico-pedagógico Zunzún, en la comunidad de La Timba, en Ciudad de La Habana.

«Este proyecto de colaboración internacional con la organización no gubernamental Zunzún surgió en el 2005 para trabajar con niños en desventaja social, en una comunidad con características especiales. Nuestra labor no busca en lo absoluto desarrollar a niños artistas, sino hacer que el arte sirva como herramienta para la transformación sociocultural, de modo que estos puedan visualizar de una manera más crítica su entorno, sensibilizarse con él, problematizarlo y buscar alternativas.

«Con este fin, explica la joven psicóloga, acudimos a todas las manifestaciones artísticas: la pintura, el teatro, los títeres, la literatura, la música..., y nos apoyamos en el juego grupal y de participación. Así, a partir de sus conflictos, los niños crean productos que estéticamente no responden a los cánones de belleza impuestos por la cultura globalizada, sino que son de una estética diferente resultado de su creatividad».

Tres años después de empezado a implantarse este programa en La Timba, Ara Saraí no puede evitar mostrar su satisfacción. «Ha sido un proceso largo, de construcción continua en el que nosotros mismos hemos democratizado nuestra concepción del arte, que lo hemos puesto en función de lo que en verdad quieren los niños y la comunidad; un arte que les pueda servir para ver desde una visión crítica a su familia, la escuela, su comunidad, y puedan construir sus vidas sobre otros pilares.

«Los resultados han sido tremendos. Las mismas maestras nos dicen que es notable el cambio que se ha producido en estos niños, que con anterioridad eran muy agresivos o muy tímidos y retraídos, y por ende tenían problemas de atención, de aprendizaje, o eran rechazados. Ahora están más integrados, tienen otra visión».

Romper estereotipos

Al igual que Ara Saraí, el santiaguero Roberto Tremble Sánchez, investigador del Centro de Estudios Antonio Maceo, por primera vez participa como ponente en Memoria Nuestra, aunque él no es un desconocido en estos encuentros.

«Traje un estudio referente a la impronta de los Maceo Grajales en la trova tradicional santiaguera, motivado por el hecho de que es esta una familia emblemática en la historia y la cultura cubanas, y soy de la idea de que cada vez es más necesario recuperar la memoria histórica de estas personalidades, no solamente desde el punto de vista patriótico o político, sino también desde otras aristas.

«Se habla mucho de las figuras patrióticas de nuestra historia y eso es valioso, pero también es esencial que nuestros próceres se muestren con otros enfoques, lo cual permitirá ahondar más en nuestra identidad, en nuestras tradiciones».

Roberto cree ver la explicación del conocimiento superficial que en ocasiones muestran nuestros niños y jóvenes sobre la vida y obra de héroes y mártires en el hecho de que «con frecuencia nos quedamos en los libros de texto y en los manuales.

«Debemos ir precisamente a iniciativas como estas. Es muy bonito oír Clave a Maceo, de Sindo Garay, o Himno a Maceo, de Pepe Sánchez; canciones que en este caso los acercan más al Titán de Bronce. Pero eso se puede hacer también a través de la plástica, la literatura, el audiovisual... Tenemos que buscar otras vías, encauzar este conocimiento de una forma más coherente y dinámica, más amena, y ser hábiles a la hora de utilizar todos los recursos que tenemos a nuestra disposición para llegar a los niños y jóvenes».

Considera además que en esta ocasión se han presentado ponencias muy interesantes vinculadas con el trabajo comunitario, «ponencias novedosas, diferentes, donde se rompen algunos estereotipos y que son muy valiosas para nuestra sociedad». Asimismo, Roberto es de la idea que es primordial potenciar aún más este tipo de eventos, «no solo para oírnos y meditar, sino para llevar adelante todos los proyectos. Engavetar estas investigaciones sería algo grave, pues es mucho el impacto positivo que pueden tener en la sociedad, en nuestras vidas».

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