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Nuestro primer Partido Comunista, defensor de la clase obrera

En este centenario del primer Partido Comunista, retomar las ideas de Raúl, expresadas cuando se conmemoraban los sesenta años de aquel acontecimiento, demuestra la vigencia de lo mejor del pensamiento revolucionario cubano, que se nutre de las ideas de Martí, las concepciones del marxismo- leninimo y el legado imprescindible del Comandante en Jefe Fidel Castro

Autor:

Yoerky Sánchez Cuéllar

Las palabras pronunciadas por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Segundo Secretario del Comité central del Partido Comunista y ministro de las FAR, en la conmemoración del 60 aniversario del primer Partido Marxista-Leninista de Cuba, el 16 de agosto de 1985, constituyen una declaración profunda y llena de significados históricos, políticos e ideológicos que deben ser tenidos en cuenta cuando conmemoramos hoy el centenario de aquel acontecimiento.

El General de Ejército inició su intervención con una evocación a los orígenes del Partido Comunista de Cuba, y sus antecedentes fundamentales en los primeros años de la seudorrepública. Esta referencia no es simplemente conmemorativa, sino que entrelaza la historia del movimiento comunista con el presente revolucionario y posiciona al Partido como un actor central en la construcción de la patria Obrera y campesina. En ello tuvieron un rol destacado las figuras de Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, como parte de la continuidad generacional en la lucha. Hay que destacar que Baliño fundó junto a Martí el Partido Revolucionario Cubano, en abril de 1892.

Raúl abordó la compleja situación del momento en el que se funda el primer partido marxista-leninista de Cuba, en condiciones de clandestinidad y resistencia frente a la represión política. Pone en primer plano la experiencia histórica de persecución, desapariciones y muerte de líderes comunistas durante la dictadura machadista, como el propio Mella, que es asesinado en México por órdenes del tirano machado. Al destacar el martirologio de militantes, el discurso expone la fortaleza moral del Partido, que se presenta no solo como un organismo político, sino como un símbolo de resistencia irreductible frente a la opresión imperialista.

Uno de los ejes centrales en su discurso se reflejó en la importancia que le brinda Raúl a la unidad, tanto del pueblo cubano como del Partido. El General de Ejército enfatizó cómo esta ha sido fundamental desde los tiempos difíciles hasta el presente, señalando la fusión política entre diferentes corrientes revolucionarias que confluyeron para constituir el Partido Comunista de Cuba actual.

En su discurso no evitó mencionar las dificultades internas ni los errores cometidos por el Partido, resaltando el espíritu autocrítico como una virtud esencial aprendida de Lenin. Un partido capaz de reconocer fallas y fortalecerse mediante la reflexión y la corrección, una estrategia que busca legitimar su permanencia y capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia revolucionaria.

Destacó Raúl la dimensión internacionalista del primer Partido, a través del ejemplo de los voluntarios cubanos enviados a la defensa de la República Española, como muestra de la solidaridad, un valor central del socialismo cubano y la alianza con la Unión Soviética y otros países socialistas, para consolidar la idea de una lucha común contra el imperialismo y a favor del progreso internacional.

Por encima de los veredictos y las especulaciones nadie puede negar, sin faltar a la verdad, que, de forma consecuente, con fidelidad y tesón, los comunistas defendieron por todos los medios los intereses de la clase obrera cubana y del pueblo en general y sirvieron al objetivo central que en aquel momento perseguía la humanidad progresista: la derrota del nazifascismo, señaló.  

En sus palabras en la Sala Universal de las FAR,  Raúl abordó la persistente batalla en el terreno ideológico, destacando el virus del anticomunismo como un enemigo que el Partido enfrentó y aún enfrenta a través de campañas de propaganda y prejuicios profundamente arraigados en la sociedad. Es el Partido la verdadera voz defensora de los trabajadores, en contraste con las fuerzas conservadoras e imperialistas, en el contexto de una guerra cultural donde está en juego no solo el poder político sino la legitimidad moral.

Finalmente, el discurso concluyó con un mensaje lleno de optimismo y afirmación patriótica, en el que reafirmó su  orgullo por el Partido, su historia y la unidad del pueblo, anticipando un futuro donde la defensa del socialismo y la alianza internacional continuarian siendo fundamentales. Resaltó las figuras de Blas Roca y Fabio Grobart, presentes en la conmemoración, como símbolos de la humildad, la dedicación y la fe revolucionaria que constituyen modelos a seguir por las nuevas generaciones.  

En este centenario del primer Partido Comunista, retomar las ideas de Raúl, expresadas cuando se conmemoraban los sesenta años de aquel acontecimiento, demuestra la vigencia de lo mejor del pensamiento revolucionario cubano, que se nutre de las ideas de Martí, las concepciones del marxismo- leninimo y el legado imprescindible del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien supo sintetizarlas y llevarlas a la práctica.       

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