Amanda Concepción Becerra. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 01/02/2025 | 11:46 pm
Con ella se puede conversar sobre cualquier tema y siempre logra que su interlocutor caiga en una admiración extraordinaria. Menuda de estatura, gigante de convicciones, carismática, serena, excepcional amiga, amante de los retos, considera que lo difícil suele ser lo más satisfactorio.
Amanda Concepción Becerra es una villaclareña de 22 años que soñaba con estudiar idiomas y ampliar horizontes. Nada pudo apagar los empeños, ni siquiera las dificultades que le confiere su discapacidad físico-motora y menos el temor de estar alejada de la familia. Actualmente cursa el 4to. año en Lengua Alemana, en la Facultad de Lenguas Extranjeras (FLEX) de la Universidad de La Habana.
Nació con una hemiparesia, es decir, una parálisis cerebral que afectó el extremo derecho de su cuerpo, pero esto no representa una excusa para ella, en ningún sentido: «Mis padres, en especial mi madre, me motivaron a crecer sin limitar mis proyecciones», afirma. Aunque el objetivo que perseguía era estudiar en su provincia, el apoyo de la familia fue crucial para dar el gran paso.
La decisión de aprender alemán surgió de forma espontánea. Cuando cursaba el 11no. grado supo que ese idioma sería su destino. Sin embargo, acceder a la carrera no le resultó tan fácil. «Las personas de la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores de mi provincia se sorprendieron mucho cuando supieron que quería estudiar en La Habana. Dudaron de que yo pudiera resistir la vida universitaria y el rigor de mi carrera, aun más porque estaría sola».
Ni el agobio que generó la negativa inicial superó la dureza de adaptarse a la beca. «Jamás había estado lejos de mi familia, era un cambio muy brusco, pero a las dos semanas ya me
había acostumbrado a estar sin compañía, a los alimentos, a las condiciones…».
El alemán no es la única lengua que domina Amanda, también el inglés y el catalán. El primero porque le gustaba desde pequeña y el otro le pareció interesante, por eso los eligió.
—Si aún estudias, ¿cómo llegaste a ser profesora?
—En 2do. año me aceptaron en la ayudantía para apoyar en el curso preparatorio. Imparto clases en los niveles A1 y A2, los básicos, así verificamos si los estudiantes son capaces de dominar la lengua. Tuve mucha presión al principio, pero acoplarme a esta situación agitada no fue tan difícil. Opté por dar clases porque me pareció una buena oportunidad para aumentar mis conocimientos.
Amanda también tiene el mérito de haber participado en eventos científicos, como los celebrados en la FLEX y en el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, en los cuales aportó trabajos enfocados en la comprensión lectora y un glosario de Energía Nuclear en tres idiomas.
—¿Cómo concibes tu discapacidad?
—Desafiante, y a veces frustrante. Es difícil llevar el día a día. Por ejemplo, mis movimientos son más lentos, solo me puedo valer de un brazo, ejecutar cualquier acción me resulta trabajoso. Pero también es una oportunidad para mirar el mundo desde otra perspectiva, de forma profunda, pausada. No es un golpe de mala suerte como muchos creen.
—¿Tu mayor satisfacción?
—Darme cuenta de todo lo que soy capaz de lograr. Conseguir mi carrera, el viaje a Alemania y mis logros personales validan ese planteamiento. Dios me ha permitido conseguirlo.
—¿Y lo peor que te ha pasado?
—Que me juzguen y definan por mi discapacidad. Me han dicho tantas veces que no puedo lograr algo… y se siente realmente terrible, pero lo hago para demostrar que tengo las capacidades suficientes para obtenerlo.
Sobre la inclusión opina que solo se concreta como parte de una lucha de cada persona con limitaciones: «Si yo no hago realidad mis sueños, nadie más lo hará. Esta palabra está presente en la sociedad, pero muy pocos la sienten. Debe ser como la música clásica, que presupone sensibilidad y comprensión».
Para Amanda, los límites son en realidad excusas que habitan entre lo que se desea y las inseguridades, y exhorta a las personas en situación de discapacidad a que «luchen por sus sueños, que no se dejen intimidar por personas que no saben lo que quieren».
Si tuviera que destacar algún rasgo de ella diría que su espíritu no conoce rendiciones y las dificultades no son un obstáculo. Al contrario: su nombre es el de los retos.
Desde su 2do. año, Amanda también imparte clases en el curso preparatorio. Foto: Cortesía de la entrevistada