Cristian Lázaro afirmó que de Fidel aprendimos a ser valientes, disciplinados y no tener miedo. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 20/01/2025 | 07:33 pm
Camagüey.— «Su barba grande, su uniforme con sus ramitas sobre los hombros, su mirada y su alegría me gustaron mucho y por eso pinté a Fidel», fueron las sencillas palabras del pequeñín Cristian Lázaro García Cano, de diez años de edad, quien deslumbró a maestros y ponentes del 1er. coloquio Mi Fidel, liderado por la Unión de Jóvenes Comunistas, el Movimiento Juvenil Martiano y la Sociedad Cultural José Martí, en esta provincia.
La vida y obra, así como el legado y la impronta del Líder histórico de la Revolución Cubana no deja de sorprender a los niños que buscan en el Comandante en Jefe a un amigo cercano que los motive para la creación artística.
«La cara sonriente del Comandante en Jefe cuando él hablaba con los pioneros me sorprendió. Él era muy divertido y agradable con los niños, y eso me puso a pensar cómo podía pintarlo», reflexionó. Además, agregó que un día su mamá, Isel Cano, le enseñó varias fotos de Fidel junto a los niños, y fue en ese momento cuando decidió dibujarlo por vez primera, con apenas siete años.
El también alumno de 5to. grado de la escuela primaria José Luis Tassende, de esta ciudad, comentó a Juventud Rebelde que pintarlo con su barba grande, acompañado de la bandera cubana y de sus grados de Comandante, a los que le puso los colores de la bandera del 26 de Julio, requirió de tiempo y mucha práctica.
«Estuve varios días estudiando cómo hacerlo. Colorié primero algunos borradores en hojas blancas, hasta que logré lo que más quería: que mi Fidel se pareciera al hombre que siempre aconsejó a los pioneros, pero también a su alegría, a su mirada atenta y a su barba de guerrillero. Luego lo pinté en cartulina, a un tamaño más grande, para que se viera mejor», explicó.
Cristian resaltó que su cuadro representa al Fidel que él ha conocido en la escuela, en las clases, y junto a sus padres. «Es la forma en que yo lo veo, por eso mi creación se nombra Fidel conmigo», refirió este camagüeyano. Sobre su parecido con el hombre que lo inspiró a dibujar, este príncipe enano exclamó:
«El era valiente, no le tenía miedo a nada, por eso yo he aprendido a ser también valiente, a no tenerle miedo a las inyecciones ni a los hospitales. De él aprendí que hay que portarse bien con los médicos, las enfermeras y con los maestros, y que estudiar es muy importante», dijo sonriente, mientras agradecía a su profesora Sonia Pérez Pérez, quien siempre lo ha apoyado en cada idea creativa.
A Cristian, y a muchos otros adolescentes y jóvenes agramontinos, las bondades que ofrecen las diferentes manifestaciones artísticas les han permitido conocer mejor a nuestro Líder histórico. Sobre lo que ya motiva a este pequeñín para participar en otros eventos similares dedicados al Comandante en Jefe, aseguró: «A mí me gusta mucho el ajedrez y a Fidel también. Él en su tiempo libre lo practicaba y también participaba en las simultáneas, donde jugaban los mejores.
«Yo no dejo de pensar cómo sería haber jugado con él. Creo que lo pintaré desde sus jugadas en el tablero. Aún no me decido cuándo lo haré, porque ahora estoy preparándome para participar en algunas competencias, pero de lo que sí estoy seguro es de que él debió de estudiar mucho cada partida porque no le gustaba perder», comentó mientras sus compañeros le reconocían su pintura, una acuarela sobre cartulina, distinguida por el mensaje amplio de sus colores y la profundidad y belleza de su contenido.