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Desde su Escuela Latinoamericana de Medicina, Cuba sigue formando a cientos de jóvenes para que salven vidas en todo el planeta. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 02/12/2024 | 10:11 pm
Hace unos días, mientras conversaba con un joven estudiante panameño que asistía a la 2da. Escuela de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae) en La Habana, un descubrimiento me dejó reflexionando: en la remota región panemeña de Guna Yala, comarca indígena de la cual provenía, la mayoría de los médicos son graduados en Cuba.
Aunque conozco de cerca el potencial de nuestro personal de batas blancas, no pude evitar sentirme admirada al conocer cómo estos profesionales logran adaptar con mucha eficacia lo aprendido durante su formación a las necesidades culturales y lingüísticas de comunidades muy particulares.
Cuba ha enviado brigadas médicas a diversos países de la región, especialmente a zonas rurales y marginadas con servicios públicos precarios. A su llegada, los profesionales promueven un enfoque de salud integral y comunitaria, siempre ajustado a las necesidades locales.
Sin duda, el impacto de la medicina cubana en América Latina y el Caribe, y mucho más allá, ha sido significativo, pues continuamos siendo referencia en la preparación de profesionales de la Salud. Lo anterior resulta aún más trascendente si tenemos en cuenta el complejo escenario económico actual de nuestro país. La escasez de recursos, y la infraestructura envejecida y deficiente son problemas que persisten en Cuba como consecuencia del bloqueo.
Con el paso de la pandemia de la COVID-19, las dificultades se exacerbaron. El colapso de algunos sistemas de salud alrededor del mundo impuso una mayor necesidad por innovar y buscar
alternativas. En este contexto, la medicina preventiva y comunitaria se vuelve primordial, ya que su enfoque busca anticipar la preparación a la llegada de enfermedades que pueden ser evitadas.
Los médicos formados en nuestro país se caracterizan por la capacidad de adaptarse a cualquier entorno. Además, poseen una formación integral humanista que les permite tener en cuenta no solo factores clínicos, sino también los sociales y económicos. Y eso es posible porque desde el primer año de la carrera se involucran en prácticas comunitarias.
En este Día de la Medicina Latinoamericana es justo reconocer y celebrar la labor de todos nuestros médicos que han llevado esperanza a las comunidades más necesitadas del mundo. Su dedicación fortalece el tejido social y promueve la equidad en el acceso a la salud, y es también un homenaje a uno de los máa grandes científicos cubanos de todos los tiempos, Carlos Juan Finlay y Barrés, quien descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla.
El comentario del estudiante que me habló con profunda emoción y alto sentido de gratitud de los médicos de su región —marcada profundamente por las guerras culturales entre
etnias— refleja sobre todo respeto por nuestro sistema de Salud. Para él, los galenos formados en la Mayor de las Antillas son un ejemplo vivo del legado de Fidel, el mayor inspirador de cientos de proyectos humanistas y nobles, e inmortalizan la visión de solidaridad y justicia
social que el mundo tiene de nuestro país.
