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El lado sanador de una Universidad

Todavía cuando las aguas teñidas con ese color sucio de las crecidas e inundaciones corría por San Antonio del Sur, jóvenes universitarios se fueron hasta allí con su aliento y sus fuerzas para salvar todo lo que fuera posible. Las personas, en primer lugar

Autor:

Yuniel Labacena Romero

«Al llegar a la entrada de San Antonio del Sur fue muy impactante observar la destrucción que dejó el huracán Oscar y que ya había visto en videos por las redes sociales. Se nos afligía el corazón cuando vimos las pertenencias de la personas: camas, colchones, muebles, televisores, refrigeradores… todo mojado o todavía bajo agua. Pero, las ganas de restaurar ese lugar nos empujaban, nos daban fuerza, en medio de tanto dolor».

Quien así nos habla —vía WhatsApp— es Martín Frómeta Griñón, el primer secretario del Comité Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Guantánamo, quien junto a varios jóvenes de la Universidad de esa provincia, se fueron el jueves último hasta ese territorio para recuperar y secar lo que estuvo en poder de las aguas teñidas con ese color sucio de las crecidas e inundaciones.

Su apoyo incondicional al país es un testimonio de amor por la patria y su deseo de contribuir al bienestar común que tanto nuestro pueblo merece, sobre todo, ahora quienes viven en la tierra del Guaso. Ellos llegaron San Antonio del Sur alrededor del mediodía «con el impulso y deseo de ayudar» a cada poblador y de recuperar el Centro Universitario Municipal (CUM), que fue severamente afectado.

«Los muchachos se asombraban al ver tanto desastre. Era obvio pues ninguno habíamos estado nunca en esa situación. Manos a la obra comenzamos a sacar el fango de los locales del CUM, a tirar agua de la misma cisterna que quedó rellena de las intensas lluvias. Se cuantificaron los equipos dañados eran muchos: computadoras, impresoras, mesas, documento… y entre esperanzas decíamos esto se puede salvar, esto no…».

Cuenta Frómeta Griñón que llegar al almacén donde se guardaba la base materiales de estudio fue impresionante. «Los tres primeros pisos de los estantes estaban mojados y enfangados. Tuvimos que sacar todos los libros. Eso fue muy triste», dice, al tiempo que recuerda que sobre la siete de la noche, alumbrando con sus propios celulares, porque aún no había corriente, terminaron de limpiar.

«Los muchachos estaban cansados, pero se batieron fuertes», reconoce.

Pero, no solo los locales del CUM saben del amor y el ímpetu  de los jóvenes universitarios por borrar, poco a poco, la huella que Oscar dejó en los pobladores de San Antonio del Sur. Luego, los muchachos de la FEU con su rectora al frente entregaron a pobladores y profesores que fueron afectados un donativo con insumos básicos de lo que se había recogido en la universidad.

«La alegría de esas familias fue inmensa. Pasadas las ocho de la noche regresamos a Guantánamo. Ya en nuestra Universidad fue muy alentador sentir en la tropa de la FEU la convicción de haber aportado un poquito. Y decíamos: “Estanos mata´os, pero lo logramos, ayudamos”. Fue una experiencia importante que nos marcará por toda la vida, y que seguro seguiremos protagonizando en estos días», asegura Frómeta Griñón.

Son esos sentimientos los que comparte también Karla Brooks Peraza, presidenta de la FEU de la Universidad de Guantánamo e integrante del proyecto sociocultural Con mochila al hombre. «El humanismo que nos caracteriza a nosotros como cubanos, cómo mochileros y como organización es lo que nos lleva a dar el paso al frente ante cualquier situación que precise de nuestra ayuda.

«La decisión de ir a apoyar a los nuestros es algo que nace de cada uno de nosotros y en mí, cuando llegamos a San Antonio, que también es nuestra casa, nos impresionó mucho ver las condiciones en la que estaban esas personas, entre las cuales, algunas lo perdieron todo, otras se le mojó absolutamente todas sus pertenencias.

«Ver las caras de tristeza de esas personas y, a la misma vez de alegría, al ver que no están solos, que hay un país que lo apoya, una juventud que los sostienen y les brinda su mano, fue conmovedor», afirma Brooks Peraza. Ella tampoco había vivido una experiencia como esta tan cerca, «pero a la vez impactante, fue gratificante y reconfortante el hecho de saber que estaba haciendo una de las mejores acciones de mi vida».

En el tiempo que estuvo en San Antonio del Sur conversó con algunas personas y «nos contaba el nivel que alcanzó el agua, que hubo casa que fueron tapadas por esta… «Eso me estremeció profundamente, porque me puedo imaginar en la incertidumbre que se encontraban esas familias, muchas de ellos con niños y ancianos, la noche que Oscar pasó con sus fuertes vientos y precipitaciones.

«En el Centro Universitario Municipal se trabajó codo con codo y pudimos dejar los locales limpios, aunque todavía faltan cositas por hacer. Hicimos un buen adelanto y estamos dispuestos a volver, en cuanto sea necesario», afirma la Presidenta de la FEU de la Universidad, quien asegura que se sintió «muy satisfecha por el deber cumplido» y aún más por «aportar mi granito de arena a la esperanza y sentido de resiliencia a nuestro pueblo. Esta fue la primera de muchas ayudas».

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