¿Cómo funciona mi sindicato?

La memoria traerá los recuerdos. Cuando hoy, 1ro. de Mayo, millones de personas desfilen por las plazas del país, en Ciego de Ávila, Betsy Valenzuela Rodríguez y Vicente Legrá Matos, profesores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez (Unica), quizá estén rememorando sus años de infancia.

«Ese desfile siempre se ha visto como un momento de fiesta —recuerdan ambos jóvenes—. Nuestros padres nos llevaban y lo que veíamos era un ambiente de alegría, de compañerismo. Eso es algo que está dentro de la tradición del país».

No son los únicos. Un acercamiento realizado por Juventud Rebelde a la visión que posee la juventud de la fiesta de los trabajadores, por un lado, y la relación que ellos guardan con el movimiento sindical del país y sus inserciones laborales, por el otro, refleja una variedad de matices que van desde un fuerte sentido de pertenencia al sector obrero hasta críticas y necesidades de renovación de estilos de trabajo.

«Aquí nadie puede decir que el 1ro. de Mayo es una cosa obligada —expresa con palabras muy precisas el joven Asiel Villares Garachana, profesor de Ciencias Agropecuarias de la Única—. La población cubana, a pesar de las dificultades existentes hoy, guarda el desfile como algo suyo; pero, también, como joven digo que el sindicato no puede reducirse solo al pago de la cotización».

El entorno dice…y mucho

En la indagación realizada afloraron una serie de constantes que se mantienen en el tiempo, similar al número Pi, utilizado en las matemáticas en múltiples funciones, como el funcionamiento del algoritmo de los celulares.

Una de esas perseverancias apareció en que los entrevistados coincidieron en calificar de decisivos los ambientes laborales para lograr una adecuada inserción de los jóvenes en el trabajo. Allí, expresaron, es donde los líderes sindicales pueden jugar un papel mucho más protagónico, sobre todo a la hora de enfrentar a las burocracias.

En la Isla de la Juventud, Yosnaidi Peña Mendoza es trabajadora de la filial Desoft, una empresa dedicada a proveer soluciones informáticas basadas en el uso intensivo de las tecnologías de la informática y las comunicaciones, y con alto reconocimiento social.

Habla de un ambiente laboral favorable —siempre perfectible—, pero el problema material salta en la conversación. «La principal dificultad que tenemos para trabajar —dice Yosnaidi— es la falta de recursos como hojas, tinta, toner…, realidad que “choca” literalmente con la burocracia asociada al control de las tareas. O sea, si tenemos un sistema de trabajo totalmente automatizado, ¿por qué, además, tenemos que entregarlo impreso?».

Otros ambientes son más tajantes. De acuerdo con resultados preliminares obtenidos en la última semana por la Tarea Sembrando Conciencia, un movimiento dirigido por el Ministerio de la Agricultura en el país, en el territorio avileño existe inconformidad con la atención a los trabajadores agrícolas.

En esta tarea, que responde a la Estrategia de Soberanía Alimentaria del país, ha participado un grupo de especialistas de instituciones y organismos de la Agricultura, el Estado y más de 400 jóvenes de la FEEM y la FEU, quienes durante cinco días han visitado comunidades rurales y unidades productivas para obtener información sobre un centenar de temas de la vida campesina.

«Los intercambios con los obreros agrícolas indican que existe un desbalance en la atención por parte de las organizaciones gremiales y del sindicato», precisa Dairon Rodríguez Molina, joven profesor de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la universidad avileña e integrante de la Tarea junto con un grupo de estudiantes de esa casa de altos estudios.

Según las experiencias vividas en las entrevistas y la aplicación de las encuestas, los participantes en el estudio opinaron que los agricultores sienten que, en no pocos lugares, la ANAP alcanza un mayor nivel de identificación con respecto a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), sobre todo a la hora de insistir en la atención a la entrega de los recursos y la representación ante situaciones complicadas, como el hurto de ganado.

Poner la mira y bien

En las conversaciones se pudo constatar que las realidades sindicales son muy distintas, en dependencia de los lugares, colectivos y dirigentes que posea el centro.

En algunas entidades se convierte en un espacio catalizador de la participación real de los trabajadores, potencia sus intereses, motivaciones y apego a la misión y los valores de su escenario laboral. En otros, en cambio, la organización se desluce en un letargo con prácticas gastadas, formalismos excesivos, reduccionismos en los métodos y hasta el dañino burocratismo que carcome los procesos al interior de un lugar.

Para Roberto Abreu Pérez, joven profesor de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), quien ha transitado por la organización sindical desde su facultad hasta nivel de centro, uno de los aspectos más importantes a fortalecer dentro del sindicato es el funcionamiento de las secciones de base, para que desde estas se puedan plantear las insatisfacciones, problemáticas y retroalimentar hacia los niveles ulteriores.

«Los sindicatos en Cuba, como la Revolución que los ampara y legitima, deben procurar el mejoramiento continuo de las condiciones de vida y el bienestar de los trabajadores, reflejar a viento y marea sus sentires, y hacerse oír», apuntan Abreu Pérez y Lisdenia Fajardo Bejerano, sindicalista y secretaria del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el Ministerio de Finanzas y Precios.

Involucrar a todos los trabajadores en lo que se emprenda, hacerlos sentir útiles y atender su capacitación y desarrollo, son aspectos en los que «se le va la vida al sindicato», enfatiza, por su parte, Yurisan Sosa Rodríguez, secretaria del buró sindical del Centro de Gestión del Conocimiento, adscrito al Ministerio de Comercio Interior.

También debe funcionar (el sindicato) a partir de la necesidad de reflexionar y tomar acciones para impulsar la batalla económica, la racionalidad, el ahorro, la eficiencia, la productividad y contribuir a generar un ambiente laboral de confianza, compromiso y dedicación por el trabajo, considera Lisdenia.

Grisel Rodríguez Guerra, secretaria sindical de la empresa extraterritorial Correos de Cuba, afirma que las asambleas de afiliados deben ser un espacio para fomentar el diálogo constructivo sobre las cuestiones que afectan el rendimiento laboral. «Muchas veces ante planteamientos específicos no se cuenta con todos los recursos para resolverlos, pero la tarea del sindicato debe ser dar la explicación oportuna y no cansarse ante ello», expresa.

¿Y lo otro qué?

¿Son estos los únicos temas que inquietan a la juventud trabajadora del país? ¿Qué opinan de sus derechos laborales? ¿Se cumplen? ¿Existen leyes para preservar su inserción y desarrollo laboral? La consulta con los especialistas demostró que en Cuba hay una amplia normativa jurídica que protege la inserción de la juventud a sus puestos.

Desde la Constitución de la República hasta el Código de Trabajo, pasando por las directivas e indicaciones de la Administración Central del Estado, el abanico de políticas y leyes es amplio para defender el derecho de los más jóvenes a un ambiente y representación laboral.

Los jóvenes entrevistados reconocieron que los ambientes de trabajo pueden ser idóneos en dependencia de las posibilidades económicas y la gestión administrativa; pero, en el caso específico del sector juvenil, eso solo no basta para crear motivaciones y sentirse representados por las organizaciones sindicales, pues existen preocupaciones, como la superación, que gravitan en sus intereses.

«Al menos en esta empresa tenemos muy buena atención en lo referente a la alimentación y otros asuntos que garantizan la calidad del trabajo —reconoce Yosnaidi—. No obstante, parece que vivir en la Isla de la Juventud también nos aísla de acceder a opciones de superación por ser siempre presencial.

«En ese sentido, considero que el trabajo sindical, además de todo lo que le corresponde, debería insistir con la administración en garantizar accesos a cursos de maestría, doctorado, especialización…, así se eleva la calidad profesional del colectivo y estaríamos en mejores condiciones para generar muchas más soluciones y prestaciones a los servicios que ofertamos».

Otros fueron más enfáticos. Tanto Betsy y Asiel como Dairon y Vicente, en su experiencia como profesores, exhortaron a que la CTC se haga más visible, con nuevos métodos y estilos. «Muchas veces escuchamos: “¿dónde está el sindicato?” y vemos a las personas que abren los ojos o hacen un gesto como preguntando qué cosa es eso. Porque cuando sí se oye hablar del sindicato y con mucha puntualidad es a la hora de cobrar, pero, ¿para insistir en los espacios de superación y en la atención a los trabajadores…?».

Tiempos nuevos, la misma constante

Para hacer más visible el trabajo sindical, el papel de su dirigencia resulta vital. Esa fue una de las constantes en la investigación, donde se percibió que allí donde la juventud se integra en la dirección obrera, enseguida pueden aparecer nuevas formas de participación.

Pero, ¿qué opinan los jóvenes hoy en funciones de conducir en algunas de las estructuras de la CTC? «El sindicato es una agrupación de personas trabajadoras con el fin de defender los intereses financieros, profesionales y sociales vinculados a las tareas que les corresponden en cada colectivo laboral», expresó Arazay Cruz Montano, dirigente sindical y energética de la Empresa Eléctrica en la Isla de la Juventud.

En tanto, Yoan Torres Quiala, también dirigente obrero del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) en la Isla, considera que «el respeto, apego a la legalidad y a los preceptos éticos, es la mejor clave para el éxito del trabajo sindical en cualquier área laboral, sea estatal o no».

Para Arazay el dirigente sindical que hoy Cuba necesita debe tener algo más. «No solo debe ser un excelente trabajador —explica—, sino también un incansable velador por el correcto funcionamiento del sindicato, representar a sus afiliados y tener capacidad de convocatoria, sobre todo en estos tiempos, en el que la eficiencia es más necesaria que nunca».

Otras particularidades, como se percibió en las entrevistas, es que en estos momentos la juventud difícilmente reconocería como líder gremial a una persona que no se encuentre dispuesta al diálogo y a la búsqueda de soluciones o alternativas a los problemas, atenta, que muestre preocupación de forma constante a las necesidades de los trabajadores, y que sea ejemplo y hable con la verdad. Sin miedos, pero con argumentos.

«El o la líder sindical no puede tener miedo a decir lo que tenga que decir en el lugar correcto. No puede ser desapegado de su colectivo. Y tiene que meterse cuando una medida empeora o no favorece las condiciones de trabajo de sus compañeros», asegura Roberto Abreu.

Todos importan, todos valen

Atender esas inquietudes y encauzarlas pasan por un principio. «Ningún sector es más importante que otro, todos importan y todos tienen mucho que aportar», expresa Dilberto González García, miembro del Buró Nacional de la UJC al frente de la Esfera de Jóvenes Trabajadores y Combatientes.

Para la organización juvenil, explica, no pueden existir diferencias en la atención entre un grupo u otro de la juventud que hoy labora en las distintas ramas de la vida del país. La mayor fortaleza para lograr ese trabajo se encuentra en la amplia presencia de la UJC en casi todos los frentes de la economía y los servicios.

Desde el 10mo. Congreso de la UJC se han realizado una serie de activos juveniles para intercambiar con jóvenes de diferentes esferas de la producción y los servicios, así como también con los trabajadores por cuenta propia y de las cooperativas no agropecuarias. Ahora mismo existen 18 acciones para la atención a los nuevos actores económicos.

González García señala que es propósito de la organización, en alianzas con la CTC, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, así como con otros organismos, contribuir a la estabilidad laboral y el sentido de pertenencia de los jóvenes. «Y ello solo se logra atendiendo, encauzando y buscando soluciones a sus problemas.

«Por ejemplo, como parte de las iniciativas se propuso a los ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Educación Superior y Trabajo y Seguridad Social reevaluar el seguimiento a la ubicación laboral de los recién graduados en las entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación, para la preparación del potencial científico, cuestiones que durante todo este tiempo se han atendido por la UJC».

La ciencia dice

De acuerdo con Dilberto, los temas debatidos en los intercambios muestran un abanico muy amplio de preocupaciones e inquietudes por parte de la juventud. Desde cuestiones netamente laborales, económicas y jurídicas hasta de preparación, superación e, incluso, territoriales.

¿Por qué esa amplitud de intereses y qué papel puede jugar la CTC en ellos? Grisel Rodríguez lo resume en una frase: a los jóvenes hay que darles protagonismo para que se sientan motivados y realizados en lo que hacen; lo que concuerda con las valoraciones de la máster Josefa Luis Luis, investigadora auxiliar del Centro de Estudios sobre la Juventud y coordinadora nacional de la Red de Investigadores sobre Juventud, quien, además, recuerda que los jóvenes comparten las mismas preocupaciones que los adultos.

«Solo que en ellos la inserción laboral y la búsqueda de vías para construir un proyecto de vida en su país, constituye un desafío porque todos deben afrontar serias carencias materiales y un elevado costo de la vida», aclara.

Esas tensiones se han hecho más visibles en los tiempos de pandemia y ordenamientos económicos, al tener que adaptarse a una vida laboral cambiante, con relativa independencia, pero que los obliga a la autodisciplina, autocontrol, aprender a planificar su tiempo, a establecer límites, a determinar prioridades y a dar resultados según las exigencias de la institución y de los equipos de trabajo donde se han incorporado.

Por esas razones, el abanico de inquietudes es tan grande, con mucha fuerza en la superación profesional y los ambientes laborales, razón por la cual la investigadora recomienda tener siempre en cuenta un justo equilibrio entre los intereses personales respecto al trabajo y las necesidades del país. «De esa forma, el aporte social podrá seguir siendo una prioridad en sus motivaciones laborales, independientemente del sector de la economía donde se desempeñe», aseveró Luis Luis.

—¿Cómo debiera actuar la organización sindical para atender sus preocupaciones?

—La organización sindical debe desarrollar un trabajo dirigido a la juventud con mayor intencionalidad, y sus dirigentes mostrar un mayor protagonismo en las estrategias que desarrollan las instituciones para atender a los jóvenes trabajadores.

«El surgimiento y expansión de nuevas organizaciones económicas en el sector privado impone nuevos desafíos. Esos cambios conducen a una clara definición de los objetivos sindicales en el sector laboral en apego a la defensa de los intereses de la sociedad socialista, los derechos de los trabajadores y la atención diferenciada a sus jóvenes.

«Por ello, resulta necesario encontrar los mecanismos que más se ajusten a las condiciones de cada entidad sin esperar recetas prestablecidas. Sin embargo, lo que no puede faltar es el intercambio directo con los jóvenes y que ellos sientan realmente un mayor acompañamiento».

A los jóvenes hay que darles protagonismo para que se sientan motivados y realizados en lo que hacen. Foto: Enrique Gonzáles Díaz

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