Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

JR Podcast: Daniela, una filóloga en Alamar VI

Los jóvenes voluntarios, enfrentan sus conflictos para intentar ayudar a los otros. Una nueva serie, esta vez sobre Alamar VI

Autor:

Dailene Dovale de la Cruz

Es sábado, 24 de abril. Mi amiga Daniela Pujol se encuentra en el en el centro de aislamiento del Cotorro, a la espera del resultado del cuarto PCR. Los tres anteriores fueron positivos. Nosotras compartimos voluntariado en Almar VI. Mario, el cronista, nos convocó a mandarle poesía y eso hicimos. Un aluvión de mensajes sonoros en sus oídos para hacerle compañía ahora que ella cambiaba de roles. Decido, entonces, rescatar ciertas palabras que dije sobre ella, sobre su bondad y ternura.

...

-Nunca creí que me sentiría así por cambiar sábanas, digo en la recepción. Estos pacientes llegan y descansarán sobre ellas. Esos pacientes tendrán algo de mi esfuerzo ahí, aunque sea por algo tan tonto.

-No es tan raro. Yo me sentí así la primera vez que estuve en el Bahía. Acondicionamos el lugar, limpiamos, tendimos camas. Me sentí igual cuando los vi llegar de la calle.

Daniela tiene vocación para servir. Despertaba temprano y antes de ir a zona roja, lavaba. Antes de comer o preparar café, preguntaba al resto del equipo. Se preocupaba por la repartición de roles y tareas. Una noche de sábado, ella repitió otra vez que los hombres estaban asumiendo todo el trabajo pesado: cargar y acomodar maletas, recoger la ropa limpia, subir las bandejas del desayuno y que eso no era justo. Llevaban dos días completos de trabajo intenso en zona roja y fuera, y que nosotras bien podíamos asumir esas tareas, que fuerza teníamos. Esa pequeña llamita terminó en una conspiración en nuestro cuarto, para luego plantearlo al resto del equipo. Al día siguiente, el turno de la mañana sería realizado completamente por mujeres. Betty y yo llevamos desayuno y merienda, sin botar ningún alimento, ni sentir los tan alertados temblores; Belsis se encargó de recoger la ropa sucia. Daniela ayudó a Gabriela a organizar la primera comida del día y luego se incorporó a la limpieza, que sería más rápida porque tendría cuatro muchachas entusiasmadas y felices para realizarlo.

Ese día recibí por primera vez las gracias de los pacientes. Noté sus tristezas y también las pequeñas alegrías al llamar por teléfono a la familia. Aprendí un poco más de la importancia de las tareas de cuidado tan mal vistas por el patriarcado. Limpiar el piso y sacudir los muebles ahora era desinfección, imprescindible para evitar el contagio. Algo similar sucedía con los alimentos. Sentí deseos de llamar a mi madre y agradecer todas las muestras de afectos, que hasta ese domingo fue incapaz de entender.

Son las 11 de la noche. Domingo. 25 de abril. Daniela me manda un audio feliz. Está en casa. Al cuarto PCR recibió el resultado negativo tan esperado. Celebré por varios minutos al escucharla, feliz y radiante, decirme que está en casa, no hay de qué preocuparse. Tampoco duró mucho. Enseguida empezó a darme sugerencias para un texto que le había pedido editar.

Este podcast fue realizado en colaboración con Cimarronas. Para este episodio escuchaste música interpretada por el Dúo Aguas de Marzo. Te invitamos seguir su canal en Telegram y escuchar el podcast que realizamos sobre ellas.

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