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El coronavirus mantiene el pulso

Los números de contagio en la provincia avileña muestran una tendencia a la baja, pero este martes se enviaron 1359 muestras hacia los laboratorios. La realidad indica que el pulseo continúa bien fuerte y sin ceder un milímetro

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

 

Ciego de Ávila.— Cada jornada que pasa, en Ciego de Ávila se hace más nítida las ideas de Clausewitz. Entre otras consideraciones, para el general prusiano —quien enfrentó a Napoleón en varios campos de batallas, entre ellos el de las colinas de Waterloo— el enfrentamiento de dos fuerzas beligerantes en un combate se podía sintetizar en la intención de un bando por doblegar y romper la línea de defensa o ataque del contrario.

Ubicados en la cuarta semana del rebrote, esa tesis, junto con la de presión en los puntos más débiles del oponente, abordados en su estudio De la Guerra, se hace más visible en este lado de Cuba para también hacer palpable un hecho: guste o no, lo del coronavirus es una guerra donde una pandemia intenta buscar los puntos más vulnerables de la sociedad e imponer su voluntad de silencio con una lógica de muerte.

No hay disparos, no hay explosiones, no se siente el olor a pólvora. Pero sí hay muertos, enfermos, restricciones e incertidumbres. Como en los conflictos militares, esta guerra sanitaria llega a un punto de pulseo donde una parte no es lo suficientemente fuerte para vencer por completo a la otra. Entonces comienza las maniobras para ganar. Solo que en ese punto triunfa el más inteligente y el que más persiste. Y aquí inteligencia y persistencia equivalen a disciplina, organización y responsabilidad.

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Hacer pronósticos se hace un poco difícil en un momento tan complejo y, sobre todo, en un rebrote que arrancó con mucha fuerza. En su primera semana —la última de agosto-, el coronavirus cargó a nueve confirmados en dirección a los hospitales, y junto con ellos, 233 contactos se montaron en los ómnibus camino a los centros de aislamientos.

La tendencia de ese indicador se mantuvo en los días siguientes, y la prueba la podemos ver este martes: los 19 confirmados «arrastraron» a 199 vecinos y familiares a la zona de duda con la pandemia.

Aun así, entre las dolorosas noticias de personas fallecidas y nuevos positivos, aparece un detalle importante: las confirmados en las últimas jornadas son contactos de casos conocidos y se encontraban aislados al momento de confirmarse el diagnóstico, y ese dato habla de cadenas de transmisión cortadas. Para decirlo de otra manera: de haberse encontrado estas personas en la calle y no aislados, las posibilidades de contagios, dolor y muerte hubieran sido mayores.

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Entonces, ¿estamos en Ciego de Ávila camino a iniciar una tendencia a la baja? Al mirar ciertos números, el corazón dice que sí; sobre todo cuando se observa que los 19 reportados este martes aparecieron desde la nada despreciable cifra de 1 511 muestras analizadas. Pero otros datos, unido a la cautela, indican que no. O, al menos, que se debe ser muy cuidadoso.

Es cierto que desde el pasado jueves 17 de septiembre, cuando se informó de 35 confirmados, los reportes mostraron una tendencia a la baja que, hasta el momento, no ha sobrepasado el umbral de los 20 infectados. Es más, el comportamiento desde el viernes 18 enseña unas líneas similares a las registradas alrededor del 7 de septiembre, cuando se reportaron 16 casos y comenzó la tendencia al alza con los 37 positivos, la cifra más alta alcanzada hasta el momento en el rebrote.

Sin embargo, en este huracán existen otros números que forman parte de la zona menos pública en la lucha contra la pandemia y son decisivos: las muestras enviadas hacia los laboratorios, combinado con los internados con síntomas, que por la evaluación médica se convierten en potenciales confirmados.

Por eso, como comentaba el colega Jorge Luis Delgado Felipe en su nota para la Emisora Radio Surco, resulta importante la observación del doctor Eduardo Zalascain Petgrave, subdirector provincial de Higiene y Epidemiología en la conferencia de prensa con los medios de comunicación: solo el lunes se enviaron 1 359 muestras a los laboratorios y quedaban 82 pendientes, lo cual indica la posibilidad de escuchar números no deseados durante los próximos días.  

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La cautela también viene por otras realidades: los infectados desde los municipios comienza a crecer. Aunque no al ritmo de la capital provincial, las zonas de tensión se extienden y llegaron a 18 focos en distintas localidades. Recientemente, el casco urbano del poblado de Venezuela, junto a la comunidad de Simón Reyes en el propio municipio, entraron en cuarentena al reportarse 21 positivos y un peligro fuerte de contagios.

La periodista Ailén Castilla Vigil en nota del periódico Invasor califica la decisión de fuerte: son 122 manzanas con más de 6000 personas aisladas. En las zonas aledañas se decidió acometer una medida, que también se cumple en el municipio de Ciego de Ávila: el pesquisaje con PCR a las personas más vulnerables.

No obstante, una de las acciones más importantes –quizás la más trascendental en los últimos días— ha sido la de elevar la organización y el rigor de la cuarentena en el Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola. Las medidas implican el traslado de un amplio número de servicios a otras instituciones de salud y dejar solo las imprescindibles en un centro declarado en evento de transmisión, que hasta el 21 de septiembre había reportado 129 contagios, cerca de la mitad de los positivos de la provincia Ciego de Ávila.

Por la relación que guarda con los contagiados de otros municipios (dígase Baraguá, por citar un ejemplo), podemos afirmar que el Luaces Iraola se ha convertido en el epicentro de la pandemia en Ciego de Ávila, sobre todo cuando los infectados allí representan el 69 por ciento de los contagiados de los 186 pacientes afectados con COVID-19 en el municipio de Ciego de Ávila hasta el pasado 21 de septiembre, como bien indica la reportera Sayli Sosa Barceló en el periódico Invasor.

En nuestra opinión, las medidas en el Hospital llegan con cierta tardanza; sobre todo porque un análisis rápido de los números hubiera indicado enseguida que desde el primer momento el coronavirus había convertido a esa institución en su plaza fuerte. A modo de prueba, un detalle: esa relación (infectados del Luaces ubicados casi como la mitad de los contagios de la provincia) ya se veía en los datos desde hacía varios días.

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Pero existen otras realidades para nada subestimables. Ellas son la disciplina y la responsabilidad individual, aun cuando en algún momento pueda fallar la organización institucional ante un evento que tensa las fuerzas al máximo.

Porque, para decirlo con claridad, no existe motivos para que personas anden en los barrios sin nasobuco en pleno jolgorio, o con mesas de dominó en los patios de las casas. O un termo de refresco con aires de fantasma que apareció sutilmente a finales de la semana pasada en horas de la tarde noche por el Servicentro Los Pinos (aledaño al Hospital) y antier (a la misma oscuridad) en la zona sur de la calle Maceo.

Como dijo el Premio Nacional de Periodismo José Aurelio Paz al denunciar públicamente la primera aparición, y como lo constatamos nosotros en el segundo episodio, por el molote, parece que alguien anunció que ese refresco tenía el «antídoto» de la pandemia cuando en verdad era lo contrario.

Hasta ahora, la única vacuna contra la COVID-19, la más fiable de todas, se llama actuación responsable. Lo demás es puro cuento.

 

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