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¿Del dolor de cabeza al «salto» de tres días?

Una variante para atender «electrónicamente» a los ciudadanos demuestra que es posible agilizar trámites con el empleo de las nuevas tecnologías

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— ¿Es posible eliminar o al menos disminuir los dolores de cabeza que originan los trámites en la sociedad cubana? Muchos escépticos, tal vez, replicarían negativamente a esta interrogante; sin embargo, si conocieran ciertas experiencias aplicadas en la provincia de Granma revaluarían la respuesta.

Si ahora mismo, por ejemplo, consultaran la página granma.minjus.gob.cu encontrarán que en uno de sus portales se pueden solicitar digitalmente certificaciones de nacimiento, matrimonio, divorcio, soltería, defunción, viudez, ciudadanía y vigencia de matrimonio.

Ese sitio, que se estrenó en noviembre de 2017, para el Registro Civil de Bayamo, ha acortado el promedio de los términos de trámites a unos tres días. Antes de esta variante el «average» tradicional era de 20 jornadas.

Las bayamesas Niobis Martínez y Aylin Bravo se colocan en la primera fila de ejemplos positivos, porque sus trámites demoraron menos de 48 horas; incluso, la primera cuenta que el mismo día pasó a recoger la certificación de nacimiento que había solicitado.

«Lo más novedoso es que cualquier ciudadano puede hacer la solicitud electrónicamente sin atormentarse por los trámites legales presenciales. Resulta un proceso sencillo que parte del concepto de mejorar el servicio al pueblo y agilizar sus diligencias», señala Ileana Horruitiner González, quien, con apenas 30 años, es la directora provincial de Justicia.

Ella, que junto al ingeniero Jorge Adrián Reyes Fonseca y los especialistas de la Empresa de Aplicaciones Informáticas (Desoft), desarrollaron este producto, reconoce que aun con esas facilidades muchas personas con conexión —desde móviles, la casa o el trabajo— siguen acudiendo al Registro Civil «a las colas».

Eso demuestra que, más allá de la realidad de los «desconectados», la «cultura informática» todavía no se ha arraigado en la sociedad.

«El año pasado recibimos 1 082 solicitudes, eso es poco. No es ni siquiera la mitad de lo que se hace en un mes en una unidad del Registro Civil. En 2019 ya vamos por más de 3 000 solicitudes», comenta Ileana, quien agrega que a partir de mayo, a raíz de la visita del Jefe de Estado, Miguel Díaz-Canel, hubo un crecimiento notable de peticiones mediante la página.

En ese momento varios medios divulgaron la iniciativa —entre las pioneras de su tipo en Cuba— sobre la que se interesó mucho el Presidente, ferviente defensor de la agilidad en el servicio público y del empleo eficiente de los recursos informáticos.

Otros sueños online

No es un proceso perfecto, como advierte Ileana Horruitiner. «Queremos instalar una línea móvil, con mensajería y voz para comunicarles a las personas que ya se ha concluido su trámite y pueden pasar a recoger el documento, porque ahora disponemos de un teléfono fijo y quienes tienen celulares no suelen contestar estas llamadas», dice.

Según esta activa jurista, la implementación de la iniciativa en Granma, supone que el Ministerio de Justicia la mejore y la extienda al resto del país. En el caso de la provincia no se ha propagado porque el equipamiento en las 24 unidades vinculadas con el Registro Civil no es suficiente.

«Si vamos a hacer algo, que sea con calidad», subraya Ileana. Y acota que la Dirección Provincial de Justicia piensa seriamente en «un proyecto de informatización para las notarías, que tal vez lancemos a finales de año».

Ella sueña con una «base de datos sólida, para que el nivel de papeles sea mucho menor y muchos más trámites puedan realizarse sin hacer largas filas en las unidades».

«Nuestro Ministerio ha apostado por agilizar al máximo los servicios. Nosotros, cada vez que sea posible, estamos gestionando rápidamente los trámites

¿Podrán otros ministerios, organismos, empresas y hasta pequeñas unidades, a lo largo y ancho del país, montarse en ese mismo tren contra la lentitud? Ojalá algún día contestemos con los ojos cerrados: «¡sí!».

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