Los trabajadores de la ECAL-2 acometen labores constructivas para la revitalización de la Heladería Coppelia. Autor: Tomada del Facebook de Talia González Publicado: 06/06/2019 | 10:38 pm
Al helado se le atribuyen propiedades casi místicas. Varios estudios reseñan que su consumo regular —sin exageraciones—, mejora la salud y reduce el riesgo de algunas enfermedades, al aportar proteínas, calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio y vitaminas A, B2 y B6.
Las sustancias que contiene este rico alimento producen ciertos efectos de bienestar en el organismo debido a su carga energética y a su acción antiestrés, y puede que sean las causantes de la preferencia por este postre.
Uno de sus fieles seguidores es Manuel Benavidez, capitalino de 68 años, quien visita con frecuencia la populosa heladería Coppelia —situada en 23 y L, en el Vedado capitalino—, y lamenta la ausencia de chocolate, así como ciertas ineficiencias en el servicio y la calidad del helado.
Patricia Roche, de 21 años, se queja del horario de cierre —10:00 a.m a 9:15 p.m— del centro, pues esta es una excelente opción para disfrutar de la vida nocturna de La Habana junto a su grupo de amigos. «Debería mantenerse, al menos, hasta las 12:00 a.m.», comentó.
«El Coppelia, a pesar de ser una de las instituciones preferidas por los cubanos, en los últimos tiempos no tenía el esplendor que mostró en sus comienzos. Para quienes lo visitamos, el espacio conocido como la Catedral del helado necesita mayor atención de la prestada en los últimos años» destacó Josefina Argüelles, una octogenaria.
Precisamente, en abril último, tanto la heladería Coppelia, como la fábrica de helados del mismo nombre cerraron sus servicios. Entonces, se explicó: «el objetivo es hacer mejoras tecnológicas, perfeccionar los procesos de elaboración, y crear las condiciones para la producción definitiva y estable del helado Coppelia.
«Aprovechándose esta parada también se realizarán acciones de mejoras y mantenimiento en la heladería, que permitirán un mejor servicio a la población y el rescate de ofertas que siempre caracterizaron este emblemático sitio de la capital», detallaba una nota publicada en nuestros medios.
¿Cómo marcha todo ese proceso? ¿Conlleva la reapertura una mejora del servicio? ¿Qué de nuevo podrán disfrutar en la céntrica Heladería de 23 y L quienes la visiten? Tras esas y otras interrogantes anduvo en días recientes Juventud Rebelde, pues se trata de un proyecto creado por iniciativa de Fidel, en el cual tuvo una participación especial Celia Sánchez Manduley.
Renovación desde la base
Uno de los pilares en la elaboración de este rico alimento, es la unidad empresarial de base Helados Coppelia, perteneciente a la Empresa de Complejos Lácteos de la Habana.
Ana Mercedes Herrera Rubier, directora de dicha institución, explicó que la obra abarca, desde las oficinas hasta las áreas productivas. «El equipamiento necesario para la elaboración de la mezcla es completamente nuevo: los tanques, el pasteurizador y el homogenizador».
Asimismo, destacó los cambios significativos que se perciben en el local de llenado, donde se reaniman las tuberías, se reparan las carretillas para la trasportación y se instalaron recientemente tres congeladoras.
El equipamiento necesario para la elaboración de la mezcla en la UEB Helados Coppelia es completamente nuevo. Foto: Abel Rojas Barallobre
Por el momento, la capacidad productiva —10 000 galones diarios— no aumentará, pero sí la calidad en la elaboración del helado. «La manipulación será mínima y eso contribuirá a la inocuidad del producto. Además, esta nueva maquinaria posibilitará mayor agilidad en el proceso», anunció.
Herrera Rubier resaltó que la mayor parte del equipamiento mencionado fue hecho por la Empresa de Construcciones Metálicas y Eléctricas (Comelec). «Esa cooperación ha permitido sustituir importaciones y disminuir el monto total de la inversión, lo que constituye un ahorro significativo para el país».
Los trabajadores también se verán beneficiados con mejores condiciones laborales, debido a la renovación de las taquillas y espacios sanitarios, así como la construcción de un salón didáctico donde los visitantes podrán conocer el funcionamiento de la fábrica.
«Cerca de la mitad de la producción de un día se destina a surtir a L y 23, aproximadamente 4 000 galones de helado o 1 500 cubos. También abastecemos a otros organismos y entidades», afirmó.
A este centro se le suministrará solamente helado Coppelia, en sustitución del Varadero que se ofrecía antes. «Por tanto, estaremos abasteciendo a la principal heladería de la capital con un producto de mayor calidad», señaló.
Un total de 15 sabores serán distribuidos por la Unidad Empresarial de Base luego de su puesta en marcha. Según Herrera Rubier, las condiciones ya están creadas, pues cuenta con la materia prima y con la toda la plantilla de personal cubierta.
Todavía faltan algunos detalles por terminar en la fábrica. Pero, la heladería del Vedado capitalino se reinaugurará cuando esté lista. Los trabajadores elaborarán en otra de las unidades de la Empresa la cantidad de helado Coppelia necesaria para que L y 23 arranque. Aunque la aspiración es que ambas obras concluyan al unísono, puntualizó.
El oportuno cambio de imagen
Como ya se precisó, las puertas del Coppelia también cerraron al público en la última semana de abril. Desde esa fecha comenzó una vorágine constructiva que pretende devolver el brillo de antaño a este lugar. Así lo explicó a nuestro equipo de prensa el ingeniero Domingo Álvarez Trujillo, director técnico del Grupo Empresarial Constructor de la Administración Local (ECAL-2).
Además, refirió que desde principios de mayo la brigada trabaja en todas las aéreas de la institución y también en las zonas aledañas. «Nosotros nos hemos encargado de la albañilería, plomería, electricidad, hidráulica, enchape y acabado de la obra, concentrándonos principalmente en la remodelación de la torre, las canchas y en los tres salones de venta de helado: A, B y C».
Según explicó, se realiza una rehabilitación completa con enchape de mármol de los tres baños —dos de mujeres y uno de hombres—, la construcción desde cero de dos quioscos de mampostería en la calle K para la venta de helado en barquillo —uno en divisa y otro en moneda nacional—, y la remodelación de la parte socio-administrativa.
Igualmente, expresó, se rescataron dos establecimientos de venta en divisa que se conocen como Cuatro Joyas. Estos espacios se ubican en la parte alta y están destinados fundamentalmente a brindar un mejor servicio y confort a los visitantes.
«Contarán con un diseño novedoso que incluye cristales transparentes para ofrecer una vista panorámica de todo el movimiento y la vida característica de esta céntrica intercepción de la ciudad», acotó Álvarez Trujillo.
Para la renovación se ha pensado especialmente en las áreas verdes, donde se ubicarán nuevas luminarias del sistema LED y una pantalla de cuatro por tres metros. La intención es recrear un ambiente donde confluyan las últimas tendencias de diseño en cuanto a tecnología y el arbolado que distingue a este emblemático sitio.
El equipamiento necesario para la elaboración de la mezcla en la UEB Helados Coppelia es completamente nuevo. Foto: Abel Rojas Barallobre
«En poco más de un mes hemos logrado una transformación profunda, con especial énfasis en las terminaciones y detalles de la obra, labor en la que intervienen con igual rigor otras empresas del país», puntualizó.
Entre ellas, destacan la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) y la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (Etecsa), las que realizan obras en las calle aledañas para eliminar o reparar el cableado aéreo, brindando así mayor seguridad y belleza al entorno.
Nelson León Salvador, jefe de contingente de la UNE, explicó que se está construyendo una red soterrada para dar servicio a los diferentes clientes de la zona. De esta forma, se podrán retirar los postes y las líneas aéreas.
Por su parte, Alberto Pérez Martínez, uno de los linieros de Telemática de Etecsa, expuso las principales acciones que se realizan en las arterias cercanas al Coppelia. «Estamos enderezando los postes, estirando las líneas y dando mantenimiento general», precisó.
De las renovaciones realizadas destaca, además, el rescate del sistema de elevadores para la transportación de helado a la torre. «Para ello se pondrá en marcha uno y se prevé la pronta rehabilitación del otro, cuando se obtengan las piezas necesarias» señaló Amaury Martínez Tamayo, director de la Heladería Coppelia.
Asimismo, se pusieron puertas y compresores nuevos a las cámaras de refrigeración que lo necesitaban, y destacó la construcción de una antecámara a la más grande. «Tal inversión era necesaria para mejorar su eficiencia y evitar que el helado se afecte por la entrada de aire caliente al ser abierta».
La remodelación de esta populosa heladería no aumentará su capacidad, pero sí mejorará las condiciones de sus áreas, entre las que se incluyen las canchas exteriores que ahora contarán con carpas más grandes. «Antes, esta área se mojaba y había que trasladar las mesas en dependencia de la dirección de la lluvia, por las carpas no cubrían el espacio dispuesto», detalló.
Según Martínez Tamayo, aunque la obra se encuentra avanzada, aún no puede definirse una fecha para la inauguración. «El compromiso inicial fue entregar la obra el pasado día 4 de junio. Pero, su cumplimiento fue imposible dada la envergadura de las acciones que se acometen».
La entrega de la obra se retrasó fundamentalmente por la falta de electricidad ocasionada por los arreglos en la red y la construcción de la red soterrada. Además, el engranaje y la planificación han presentado algunas deficiencias, en gran medida por la cantidad de trabajos a realizar en un corto período de tiempo.
El martes último la obra se encontraba aproximadamente a un 97 por ciento de terminación, y de continuar el ritmo constructivo podría reinaugurarse este fin de semana, con mejor visualidad y confort.
¿…Y el servicio?
En los últimos diez años, el Coppelia —fundado el 4 de junio de 1966—, ha recibido varias restauraciones y mantenimientos. Sin embargo, a decir de los capitalinos que lo vieron nacer, nunca ha regresado al esplendor que alcanzó en sus primeras décadas de existencia.
Leonel Pérez Hernández, jefe de Aseguramiento, explicó que entre las insatisfacciones más comunes está el tema de las colas, «esas largas filas que se hacen y son propias del Coppelia desde su inauguración, según tengo entendido».
Diariamente a 23 y L lo visitan como promedio 8 000 personas y alrededor de 12 000 en período vacacional. Los picos de horario son el de almuerzo, de 12:00 a 3:00 p.m., y a partir de las 7:00 p.m.
En el mismo corazón del Vedado capitalino, la heladería se convierte en un sitio de fácil acceso, fundamentalmente para el personal de las instituciones cercanas, como ministerios, hospitales, la Universidad de La Habana y otros centros docentes.
En ocasiones, dijo, hemos recibido quejas por el sabor insípido de algunos helados, y lo analizamos de manera oportuna con la fábrica. Se trata fundamentalmente de los helados de frutas que se elaboran a partir de productos sintéticos.
«El chocolate es un producto líder. No está presente en todo momento, porque se agota con facilidad y es mayor la demanda que la oferta. Es el sabor más codiciado por el cliente y lo recibimos como promedio dos o tres veces a la semana, en dependencia de la disponibilidad de materia prima que tenga la fábrica», destacó.
La plantilla de personal se encuentra totalmente cubierta. Sin embargo, la demora del servicio también genera ciertas insatisfacciones. «Contamos con 45 minutos para atender al cliente después que pasan a las áreas, una vez sentados y con su vaso de agua. No siempre se cumple este tiempo, generalmente es menos, aunque se han dado casos de demora debido a los salones muy llenos», precisó el directivo.
«Regularmente ofrecemos cinco tipos de dulces pero hemos tenido dificultades con el suministro debido a la insuficiente cantidad de harina en las empresas que nos abastecen», señaló.
Todos los productos que se ofertan son subsidiados, por lo que tienen precios de un peso en moneda nacional o menos. Se trabaja, además, con la boleadora número tres, la más grande. A partir de la reinauguración, 23 y L recibirá alrededor de 15 sabores de helado Coppelia, lo que no significa que en el día se ofrezcan todos a la vez. «Por la capacidad de nuestra nevera-sodera podemos ofertar como máximo seis sabores», subrayó Pérez Hernández.
El objetivo fundamental de nuestra intervención, insistió, es que el público perciba un cambio, pero no solo desde el punto de vista material, sino también en la calidad del servicio. Para ello, en el contexto de las acciones constructivas, se impartió un curso de recalificación a los trabajadores del centro y se estudia la posibilidad de extender el horario de cierre.
Eso nos hace pensar que, además de una visualidad moderna y acogedora, cobran gran valor la cortesía en el trato al cliente, la disminución del tiempo de espera —cumpliendo con la norma—, y la calidad de las especialidades que se oferten, para devolverle a la catedral del helado la magnificencia que todos esperamos.