Durante el Festival se reconoció a jóvenes trabajadores por cuenta propia con vínculos destacados con la UJC. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/01/2019 | 08:41 pm
Morón, Ciego de Ávila.— ¿Mario, por qué tú eres artesano? Mario Santiago González Montero se mantiene impasible. De estatura mediana, fornido, de bigote y tez oscura, parece un indio llegado de Nueva Delhi. Pero Mario es buen cubanito, vive en la ciudad de Morón y desde antes de 2012 se dedica a la artesanía. Su respuesta es rápida.
«Porque me permite sacar lo que tengo dentro —explica—. Me gusta transformar objetos a los que nadie les ve importancia. Un pedazo de madera o una bota inservible, de ahí puede nacer otro objeto. Es como volver a darle vida a algo. Luego uno lo vende, forma parte de tu trabajo; pero no es lo más importante».
Las artesanías de Mario se pueden encontrar en un parquecito, cerca de la calle Martí, de la ciudad de Morón, en las inmediaciones del edificio que antes acogió a la Colonia Española y donde hoy se encuentra la sede municipal de Etecsa. En ese parque, lleno de sombrillas, exponen otros artesanos cuentapropistas. Y hasta allí fue el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas.
El comienzo con una danza Haitiana
El festival de jóvenes trabajadores por cuenta propia comenzó en la ciudad de Morón con una danza haitiana en el parque Martí. Niños de entre siete y 14 años interpretaron varios números —baile y cantos incluidos—, bajo la mirada y también la actuación de Esperanza Daudinat Sanluis, quien desde hace tres años desarrolla un proyecto en la comunidad Tuero, en el consejo popular El Vaquerito.
Luego llegó el diálogo, sobre la marcha, en sus propios puestos de trabajo, con los jóvenes cuentapropistas. ¿Qué hacen? ¿Dónde laboraban antes? ¿Cómo trabajan? ¿Cuáles son sus preocupaciones? ¿Cómo la UJC puede apoyarlos y cómo ellos pueden insertarse en el trabajo de la organización? Esos fueron algunos de los temas que surgieron en el breve recorrido, en el que también se aprovechó para reconocer a cinco proyectos del sector.
Uno de esos fue el Proyecto Havana Team Cuba, dirigido por Yankiel DJ. Y el obsequio no era un lujo. Su valor no era material sino moral: un afiche y un pulóver con la imagen del Che. El representante de la agrupación, Yannier Delgado Osuna, agradeció la entrega. Fueron unas gracias, dichas con rapidez, seguidas de que «uno no se espera esto».
Yannier explicó algunas de las acciones del Proyecto, dedicado a interpretar distintos ritmos y géneros cubanos con melodías «tecno»; pero fue Yulianky Godínez García, primer secretario del Comité Municipal de la Juventud en Morón, quien abundó en las acciones de estos jóvenes.
«Ellos están muy vinculados a la UJC —explicó—. Cuando las afectaciones del huracán Irma, que aquí en Morón fueron muy severas, el grupo realizó 15 actuaciones en las zonas más afectadas. Después han mantenido su apoyo con giras a las comunidades con dificultades en la recreación. Cuando los hemos convocado, ellos han estado ahí».
En la acera de enfrente se encuentra la casa de la familia Isaac. El recibidor se convirtió en una tienda de artesanías, donde Elizabeth Isaac Pérez trabaja junto con su padre, Antonio Isaac Casteñeda. Llevan seis años como cuentapropistas, después de que decidieron que la familia se dedicara a esa labor. Elizabeth, graduada de Ingeniería Química, atiende a los visitantes.
«En estos momentos la venta no es muy alta —dice—. Pero luego sube, no es algo estable. Es una particularidad de este trabajo. ¿Qué tiempo trabajamos? Todos los días, incluidos los domingos. Abrimos por la mañana, sobre las ocho o las nueve, y cerramos a las cinco de la tarde. Y no es tan sencillo. Hay que saber proponer. ¿Niños? No, aún no tengo. Veremos a ver cómo nos organizamos cuando vengan».
¿Y las vacaciones? En ese punto Antonio, un hombre corpulento y de pelo gris, es categórico. «Julio y agosto son sagrados —asegura—. Si tenemos que coger una semana e irnos a la playa, pues cerramos. O primero se va una parte de la familia y luego la otra. Pero las vacaciones se respetan».
Apoyar, conocer, intercambiar
De acuerdo con datos del Gobierno, en Morón existen unos 3 000 trabajadores por cuenta propia, cuya contribución al Estado se estima en el orden de los cuatro millones de pesos. Mario Santiago González Montero hace una observación desde su condición de cuentapropista.
«Es una cantidad que se recoge sin hacer una inversión. Eso es una de las pertinencias de este sector. No se invierte como en otros renglones, el costo es bajo, al menos en nuestra actividad, y si tuviéramos todas las condiciones podríamos aportar aún más», dice.
No le falta razón. Y eso es algo que emergió en el Festival. El persistente tema de los aseguramientos salió casi por sí solo. Por ejemplo, las semillas o maderas para ciertas piezas se obtienen, pero puede convertirse en trámite engorroso, por los papeles.
Sin embargo, existe la necesidad de mejorar aún más la organización. En comparación con otros espacios, donde estuvieron anteriormente, es cierto que los vendedores de artesanía se encuentran hoy en un mejor lugar. Pero, con todo, no es el más idóneo. Se vuelve pequeño para la cantidad de vendedores y sus tarimas. Y cuando llueve el dolor de cabeza es mayor. Hay que parar la venta, con otro añadido: las piezas de madera corren el peligro de deteriorarse por la humedad.
Si a eso se le añade que Morón es una plaza turística y por tanto hay afluencia de público, entonces se comprende la importancia y hasta la urgencia de que la Ciudad del Gallo cuente con su propia plaza de artesanía.
De esos temas, entre otros, se habló en esta nueva iniciativa de la UJC para atender el sector cuentapropista. Yannara Concepción Domínguez, miembro del Buró Nacional de la organización, al frente de la esfera de Jóvenes Trabajadores y Combatientes, explicó que los festivales se realizarán en 17 municipios con alta concentración de cuentapropistas, al menos uno por cada provincia, para luego extenderse a los restantes territorios.
«Se desarrollarán, por ejemplo, en municipios como Viñales, Trinidad o Cárdenas. Y lo que se quiere con estos festivales es intercambiar experiencias, conocer inquietudes; pero sobre todo dar a conocer el aporte que los jóvenes cuentapropistas le hacen al país, la sociedad y la cultura cubana.
«Este es un sector muy heterogéneo, con una movilidad de jóvenes en sus distintas actividades, y muchos muestran abnegación, sencillez y talento, y nosotros tenemos el deber de atenderlos. Porque ellos también forman parte de la vanguardia juvenil de Cuba», afirmó.