SANTA CLARA, Villa Clara.— A cada rato salta al escenario una de esas joyas del absurdo que deja con rostro de espanto hasta al más pinto de la paloma. Aquí les va una: resulta que después de tanto investigar para lograr una postura de café certificada, ahora hay productores que declinan utilizarla.
La preocupación se expuso aquí en la Conferencia Provincial de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), donde se cuestionó cómo, con tal proceder, va a llegar la ciencia a la tierra.
Fue la delegada Islien Meneses Zamora, de la Estación Experimental de Café de Rincón Naranjo, en Manicaragua, quien afirmó que hay productores negados a comprar las posturas certificadas, bajo la afirmación de que las obtenidas en los viveros de las cooperativas son mejores y más baratas.
¡Apretaron! Que estas últimas les cuesten menos puede ser, pero la certificada de la Estación Experimental de Café, sin discusión, resulta de mayor calidad, porque constituye un producto neto de la ciencia y la técnica.
La práctica demuestra que con esas posturas se logra mayor rendimiento, además de que son más resistentes a las plagas, enfermedades e, incluso, a la sequía.
Si en el rechazo a utilizarlas influye, como se dijo en la conferencia, un mayor desembolso de los cooperativistas y, en última instancia, tampoco pueden obligarlos a emplearlas, habría que analizar la factibilidad de abaratar los costos de la certificada.
Por lo pronto, el planteamiento devino alerta que debe ser atendida por las instituciones correspondientes, para evitar que se lo lleve el viento o, más exactamente, relegar la ciencia por ahorrar unos pesos.
Otra sugerencia la puso sobre el tapete Andy Lay González, quien reclamó la necesidad de ampliar los temas en los círculos de interés y las sociedades científicas en los palacios de pioneros.
Hubo consenso en que es correcto priorizar los referidos a la pedagogía y al rescate de la historia. Sin embargo, reclamaron dar más espacio también a los relacionados con la agronomía, la producción de alimentos y la economía, por citar ejemplos.
Volvió a la palestra, en la voz de Liset Hernández Viego, el añejo problema de la falta de aplicación de los resultados de las investigaciones. En su opinión, compartida por otros delegados, hay empresas que siguen sin destinar recursos para ello.
En realidad, en la conferencia, en la que participó Ricmar Rodríguez, presidente nacional de las BTJ, no solo tiraron para afuera, sino que apretaron el bisturí, igualmente, hacia dentro de su organización.
Así fueron diáfanos al decir que todavía resulta vital lograr un mejor funcionamiento, crecer en el número de integrantes y brigadas en los centros de mayor concentración de jóvenes, y encauzar mejor la superación.
Para Sandy Fondón González, ratificado como presidente de las BTJ en la provincia, el proceso de balance realizado desde la base permitió dar respuesta a numerosas inquietudes de los brigadistas y fortaleció la estructura, con el fin de lograr aportes sustantivos a la producción y la prestación de servicios.