Los jóvenes utilizan cualquier método para lucir bien. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:52 pm
Alberto tiene 25 años y un cuerpo de infarto. Desde los 16 practica ejercicios para mantener esos músculos que atraen las miradas de las mujeres en la calle. Por eso cada vez que se mira al espejo, siente una punzada de orgullo. Si le preguntas por qué no deja de ir un día «ni muerto» al gimnasio, te asegura con una sonrisa: «La competencia está muy dura».
¿Será porque en su trabajo como vendedor en una cafetería es imprescindible tener una figura atractiva? ¿Querrá decir que para triunfar en la vida los músculos son una prioridad? ¿O quizás se estará refiriendo a las lides del amor? El hecho es que él no es el único, la preocupación por la apariencia física prolifera hoy entre los jóvenes cubanos.
Y nada tiene de malo esas ansias por esculpir músculos y mantener el peso ideal, el problema comienza cuando el interés no ve el ejercicio físico como una manera de mantener la salud y la calidad de vida. Es ahí donde puede convertirse en hedonismo, obsesión o desesperación por lograr determinado patrón de belleza que no deja lugar a la diversidad.
Los adolescentes, en su afán de gustar y encajar en el grupo, lo exageran de tal modo con conductas como discutir por ser el que más peso levanta en el gimnasio o llevar una cinta métrica a la escuela para medirse, entre ellos, los perímetros sus cuerpos: piernas, gemelos, brazos, antebrazos, cintura, pecho.
Sin hablar de las comparaciones con ídolos de belleza como el modelo y actor William Levy o el futbolista Cristiano Ronaldo.
«Ahora todos los jovencitos quieren lucir bien físicamente, sobre todo cuando llega la época de verano, para tener una buena apariencia -comenta Mario- y también he tenido amigos que han exagerado y se han inyectado hasta aceite comestible en los brazos, y al final, ha sido peor el efecto final…»
A este criterio se suma Alexi, Licenciado en Cultura Física, quien tiene un gimnasio hace 10 años en Centro Habana. Entre las historias que recientemente lo han marcado nos cuenta la de una muchacha que comenzó a inyectarse hormonas masculinas, que afirmaba se las había recetado un médico en Estados Unidos:
«He visto muchos jóvenes pasar por aquí, y les recomiendo a todos que no usen esteroides, o medicamentos que no han sido recetados por un facultativo, que les pueden ocasionar terribles daños a la salud, incluyendo la muerte. Por ejemplo, esta joven de 26 años que quería ponerse en forma rápidamente, le di varios consejos, pero no los quiso escuchar y me quedé pensando en lo que pasará en el futuro.»
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Aunque las muchachas también sienten la necesidad de cuidar su figura, los varones son mayoría en esa preferencia. Eso sí: ellas son más partidarias de hacer dietas imposibles que de practicar ejercicios, y el fin es el mismo: lograr un cuerpo espectacular para seguir los designios de la moda.
Para romper estos estereotipos, existen espacios como un gimnasio en la céntrica calle Monte, en la Habana Vieja, donde un considerable grupo de mujeres de todas las edades reciben clases de aerobios, impartidas por dos profesores, con excelentes resultados. Uno de los entrenadores, Yudelkis Mesa, sólo tiene 25 años.
«He recibido postgrados de Cultura Física y cursos de masaje y rehabilitación. Aquí tenemos muchachas que llegaron pesando 200 libras, y con paciencia y fuerza de voluntad, han alcanzado un peso idóneo para su salud. Es verdad que la mayoría de los jóvenes buscan mejorar su estética, pero otros quieren combinar ambas cosas. Yo creo que cuando tienes salud, tienes belleza.»
Para Bárbara, este gimnasio ha sido una gran ayuda para sentirse bien:
«Tengo 35 años, pero vivo sola, no tengo pareja o hijos, y esa soledad me estaba matando. No sólo vengo para mantenerme en forma, también me ilusiona conversar con las otras muchachas, reírme, socializar, sin contar que me siento mejor en mi trabajo, mucho más ligera…»
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Sin demonizar la belleza y la estética, es imprescindible mantener la alerta ante un concepto como el culto al cuerpo, que ha variado en sus manifestaciones durante el devenir de épocas y sociedades, y en la actualidad se vincula a otros como ideal de belleza, imagen, publicidad e identidad. Para la investigadora Elienne Ferrer, hoy asistimos al despliegue de diversos ideales de belleza.
«Pudiera decirse que el culto al cuerpo se encuentra ligado a la concepción de lo moderno, avalado por una filosofía de ser joven, practicar deportes y acogerse a los ritmos de la moda, prácticas que se hacen más marcadas en los espacios urbanos»- refiere en su conferencia Pensar la moda en clave cubana.
Pero como todo en demasía puede volverse peligroso, la psicóloga Ana Lucía Carrión advierte en el artículo Fitness: ¿Moda o conciencia?: «siempre ha existido el interés de las personas por verse y sentirse mejor, pero que ahora se ha intensificado: la gente quiere verse bien para ser aceptada en un grupo social».
De lo que se trata es de mantener un equilibrio y no llevar a los extremos la práctica de ejercicios físicos, que siempre que se realice de manera segura y constante previene enfermedades cardiovasculares, diabetes, sobrepeso, entre otras; así como estimula y cuida la mente, ofreciendo más posibilidades de gozar de una vida más larga.
«En realidad ninguno de mis novios ha sido musculoso, yo miro a los muchachos en la calle, los «vacilo», pero me quedo con el flaquito, al final, los músculos no son tan importantes» - así le comentaba una joven a otra en una guagua. Juntas no excedían los 30 años. Pero no pude evitar escuchar la gran verdad que esa jovencita había descubierto, un mantra diáfano e irrevocable que en las páginas de El Principito nos salva: «Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos»…