El Museo Girón volverá a prestar servicios próximamente. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:30 pm
PLAYA GIRÓN, Ciénaga de Zapata, Matanzas.— El museo Girón, enclavado en áreas aledañas al lugar donde ocurrió la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América, está a punto de ser reabierto tras una reparación capital, a la que ha sido sometido desde el pasado mes de febrero.
Este empeño le permitirá recobrar mayor vitalidad en sus instalaciones, donde se exhiben testimonios importantes de la invasión mercenaria, financiada y organizada por el Gobierno norteamericano, hace 55 años.
Bárbara Sierra, directora del centro, explicó a este diario que el montaje con que abrirá la institución próximamente tendrá un nuevo discurso museográfico, cuyo hilo conductor será el poema Elegía de los zapaticos blancos, de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, quien inmortalizara la historia de la cenaguera Nemesia Rodríguez.
Precisó que se mantiene la mayoría de las piezas y se agregarán varias nuevas, como un carné de las mujeres que iniciaron su vida laboral en la península, un frasco de aceite que el INRA repartió a los cenagueros, un carné de fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias en la Ciénaga, un certificado de la participación cenaguera en la lucha contra bandidos en el Escambray, así como algunos documentos, medallas y una bandera relacionada con la Campaña de Alfabetización.
Agregó que los visitantes podrán apreciar, al final del recorrido, un espacio especial donde se mostrarán fotos y objetos de las víctimas civiles, entre ellos un abrigo y un par de medias tejidas por Juliana, la mamá de Nemesia.
Las dos salas interiores, ahora en mejores condiciones, volverán a exponer documentos, fotografías, mapas, uniformes, objetos personales de los combatientes y algunas de las armas, puntualizó la Directora.
Destacó que siempre es motivo de atención para los visitantes, a la entrada del museo, la tarja colectiva con los nombres de todos los mártires, el avión Sea Fury, las réplicas del tanque T-34 y del cañón autopropulsado Sau 100 que empleó Fidel para impactar el buque mercenario Houston, del cual se conserva el ancla.
No menos llamativo resulta todo lo que se muestra en la segunda sala exterior de la institución, en el área posterior del museo, donde se exponen piezas de los invasores, como un tanque Sherman M-41, un camión, una de las lanchas de desembarco y restos de un avión B-26.
Según explicó Hugo Peña Pérez, jefe de la brigada de cuentapropistas que labora en la reparación capital del inmueble, se pulieron los pisos de mármol de los interiores y se sustituyeron las losas de granito de la entrada. Se reconstruyó totalmente la cerca perimetral, se le brindó mantenimiento y se reubicaron los acondicionadores de aire, se cambió la mayoría de la carpintería y la electricidad, se colocó en el exterior la iluminación y se construyeron nuevas vitrinas y paneles.