Abraham Santana Redonet, uno de los técnicos pinareños que prestigia la innovación. Autor: Mónica Brizuela Chirino Publicado: 21/09/2017 | 06:09 pm
Muchas de las «batallas» diarias de una familia se ganan en la cocina, y la contribución de jóvenes de la Empresa Provincial de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, de Pinar del Río, y de otros vinculados a las formas no estatales de producción, hacen que la reparación de los equipos eléctricos de cocción sea menos traumática.
Con la reparación de estos equipos las familias pinareñas reciben un útil servicio.
La recuperación de más de 20 tipos de piezas contempladas en el Programa de Ahorro Energético en Cuba (PAEC) y los trabajos para devolverles vitalidad a los refrigeradores Haier 250 son algunos de los logros de este grupo juvenil.
«Trabajamos de una forma muy particular», comenta Abraham Santana Redonet, técnico de equipos electrodomésticos y trabajador del Laboratorio Provincial de Electrónica.
—¿Cómo se las arreglan cuando les traen un utensilio y no tienen la pieza necesaria para repararlo?
—En mi caso arreglo diferentes equipos, como ollas, hornillas, incluidos en el PAEC. Muchas veces no existe la pieza, pero siempre tratamos de buscar una solución. Si no hay la nueva intentamos remendar la que tiene, para que dure un poquito más.
«No lo hacemos solo para ganar más, como algunos creen, aunque sinceramente cuando trabajamos en la recuperación nos pagan, y eso viene muy bien. Verdaderamente lo hacemos por la necesidad que tiene la población y porque nos satisface. Si no actuáramos así sería mucha la gente que se quedaría sin recibir el servicio».
Abraham tiene 21 años, se graduó de técnico de nivel medio en Electrónica en el instituto politécnico Primero de Mayo, y actualmente cursa el segundo año de Ingeniería en Telecomunicaciones en la Universidad Hermanos Saíz.
«Desde niño me ha gustado cacharrear equipos. Me gustaba verlos por dentro y analizar cómo funcionan. No soy solo yo, en el taller la mayoría somos jóvenes. El problema más difícil que afrontamos es la escasez de piezas; por eso tenemos que buscar, innovar.
«Soy militante de la UJC desde hace un año. Nos hemos puesto metas por el Congreso; yo voy adelante con mis ideas revolucionarias y ayudo para que sea mejor nuestra juventud, también con los más veteranos del taller. Somos una gran familia. Por encima de todo quiero ser cada día mejor persona, darles el mejor trato a los clientes, y hasta ahora ha sido así, pero tenemos que seguir superándonos».
El pasado año esta empresa trabajó en la recuperación de 39 322 piezas de repuesto para módulos de cocción por un valor de 233 500 pesos, lo cual es fruto, en gran medida, de la labor de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) y de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores.
«Recuerda que hablamos de un set de equipos electrodomésticos sobreexplotados; y muchos utensilios que se han recuperado a fuerza de ideas e innovaciones», apunta Yosvany Ramos Estrada, presidente de las BTJ en Pinar del Río.
«Tenemos en el movimiento más de 720 brigadas y 7 027 integrantes. Por eso en los preparativos del Congreso hemos trabajado en el funcionamiento de las brigadas juveniles. Hay que incentivar a los jóvenes en los centros de producción, de los servicios y en la industria, particularmente a los investigadores».
En la entidad vueltabajera laboran 199 jóvenes, 64 de ellos mujeres. Integran las filas de la UJC 48. La empresa se ha convertido en una prolongación de las diferentes escuelas de formación tecnológica de la provincia y mantiene un convenio con el Centro de Estudios Cooperativos de la Universidad Hermanos Saíz.