El pueblo camagüeyano reencarnó a sus mambises, a los jinetes de Agramonte. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 06:08 pm
CAMAGÜEY.— Mayo es el mes de la primavera. Con ella florece hasta la sonrisa en los rostros, el arcoíris, el buen humor, el amor y la sabiduría.
Mayo en Cuba es, además, fiesta multicolor del obrero, el amigo, el hermano, la familia. Tiene un rostro gigante de lealtad a la Patria, a la historia; es solidaridad y derroche de alegría.
Mayo es un mes gigante en el que los cubanos y cubanas se desdoblan, se multiplican.
Mayo es también un mes juvenil y testigo de una «primavera humana» diferente, en la que llueven abrazos en el mismo amanecer de sus días Primero. Niñas y niños, jóvenes, estudiantes, combatientes, campesinos, intelectuales, artistas, trabajadores, mujeres y abuelos, se estrechan las manos y marchan en paso continuo y agitado.
Como en toda Cuba, donde se ha vivido una jornada de reencuentros con la historia, el pueblo camagüeyano reencarnó a sus mambises, a los jinetes de Agramonte, y unos 200 0000 agramontinos manifestaron su voluntad de seguir apostando por un socialismo próspero y sustentable.