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LAS TUNAS.— Rendimientos hortícolas superiores a los obtenidos con fertilizantes industriales, se lograron en la provincia de Las Tunas mediante el uso como abono de una mezcla de cachaza de caña de azúcar y estiércol vacuno.
El experimento se realizó agregando al suelo una combinación formada con un 70 por ciento del desecho de la producción azucarera y el 30 del excremento animal, que se utilizó en cultivos de remolacha, lechuga y zanahoria, en una proporción de 30 toneladas por hectárea.
Este estudio se ejecutó en el huerto de la Unidad Básica de Producción Cooperativa La Horqueta, de Puerto Padre, y tiene como autor principal al ingeniero agrónomo Juan Miguel Ávila, jefe de la cátedra de Agronomía en la Sede Universitaria en ese municipio.
Con la experiencia se alcanzaron en las tres variedades de hortalizas cosechas superiores en alrededor del 15 por ciento, en comparación con otros cultivos similares en los cuales se empleó el tradicional fertilizante químico NPK (nitrógeno, fósforo y potasio).
Ávila explicó que el uso de este abono natural no solo resulta mucho más económico, al sustituir costosas importaciones del NPK, sino que garantiza la obtención de vegetales más sanos para el consumo humano, con materias baratas, que enriquecen al suelo y no contaminan al medio.
Agregó que este método natural también tiene un efecto más duradero, pues el abono químico hay que aplicarlo cada año, mientras la cachaza y el estiércol benefician hasta cinco cosechas por la mayor lentitud con que se degradan e incorporan al suelo.
Juan Ventura, quien dirige el Forum de Ciencia y Técnica en Las Tunas, destacó la importancia de los resultados de este experimento, que fue premiado en un encuentro sobre agricultura urbana y suburbana organizado en la provincia y pudiera extenderse a otros territorios del país.
