Foto: Calixto N. Llanes Lo repite una y otra vez, como si creyera que quien lo escucha no pudiera entender bien el alcance de sus palabras: «Mi vida ha sido la Juventud». Y no es tan difícil creerlo cuando se sabe que comenzó a recorrer el camino que lo llevó desde Instructor en un Comité Municipal, hasta la responsabilidad de primer secretario en el país, acumulando 20 años como cuadro de la Organización.
Si le preguntas cuál ha sido el momento de mayor alegría, contesta inmediatamente: «El día en que nacieron mis hijas jimaguas, Ania y Anay, que hace un año, al cumplir los 15, me dieron la felicidad de ingresar a las filas de la Juventud Comunista».
Si se le interroga por sus instantes más tensos: «Cuando debo responder ante Fidel, Raúl, los Comandantes de la Revolución y el Partido, sobre asuntos cruciales de la vida juvenil. No por recibir un señalamiento, sino por querer siempre que la UJC y los jóvenes cubanos se sientan bien representados».
Esta última razón es tal vez la que lo motiva a no evadir nuestro cuestionario, en medio de estos días estresantes, en los cuales se ocupa de que las celebraciones por los 45 años de la UJC y los 46 de la OPJM, estén a la altura del acontecimiento.
Fue entonces un diálogo que comenzó por correo electrónico, y terminó en la sala de reuniones del Consejo de Redacción de Juventud Rebelde, y en el que estuvo dispuesto a meditar sobre complejas interrogantes, en el entendido de que no hay nada que supere las inquietudes de los jóvenes.
—No son pocos quienes se refieren desde hace años a una «crisis» de valores en nuestra sociedad, que repercute también en los sectores jóvenes. ¿Comparte usted ese criterio?
—No considero que el país sufra una crisis, sino un deterioro de algunos valores, condicionado por el mundo global y unipolar que nos rodea, donde el capitalismo ha quebrantado los valores más genuinos del ser humano.
«Lógicamente, no estamos en una urna de cristal. No tenemos un filtro que nos separe de las influencias. Tampoco se puede olvidar que al desaparecer el campo socialista, nuestro país se vio en la necesidad de adoptar medidas económicas imprescindibles para salvar la Revolución, conociendo que tendrían un costo en lo ideológico. No había otro camino.
«Ambos factores influyeron sobre el comportamiento de las personas. Muchas han asumido actitudes que no están de acuerdo con nuestro proyecto. Nuestra labor también comprende atender a estas personas.
«Pero la mayoría de nuestros jóvenes no se encuentran en esta situación, si no sería imposible contar con el comprometimiento de tantos en programas vitales para el país.
«Creo que si hay una juventud en condiciones de reforzar el papel de los valores como garantía de futuro de la humanidad, esa es la nuestra».
—¿En cuáles valores considera debe hacerse énfasis?
—La laboriosidad y la honradez son los valores que merecen mayor atención entre el sector juvenil. Tenemos que enfrentar los síntomas de doble moral y de ausencia de un espíritu combativo ante lo mal hecho.
«Esas tendencias tenemos que atenderlas, porque afectan valores esenciales para la construcción de nuestro proyecto socialista.
«El comité de base tiene que romper los estilos esquemáticos de trabajo en la formación de valores, para propiciar que estos se aprecien y expresen en la vida cotidiana.
«Nuestra estrategia de trabajo se proyecta en función de reforzar en cada una de nuestras actividades el patriotismo, el humanismo y la laboriosidad, entre otros valores».
—En los últimos años algunos jóvenes se muestran apáticos para integrarse a las organizaciones políticas. ¿Cómo enfrentan ustedes esta situación?
Julio Martínez, primer secretario de la UJC en diálogo con estudiantes. Foto: Angelito Baldrich —Esto es algo que está estrechamente relacionado con lo anterior, porque ser apático denota pérdida de valores. Pero hay realidades que muestran con mucha más fuerza el compromiso asumido por nuestros jóvenes con la Revolución y sus principios. Hoy no solo contamos con el mayor número de militantes en la historia de la UJC, sino que sucede de igual forma en las organizaciones estudiantiles, donde hay una amplia afiliación.
«En estos años, en los que el país ha enfrentado duros momentos de limitaciones y acosos, se creció significativamente en el número de militantes. Hoy tenemos más de 600 000 miembros, en las universidades militan más del 40 por ciento de la matrícula, y en la enseñanza media representamos cerca del 30 por ciento. Pero no podemos pretender tampoco que todos los jóvenes lo sean porque dejaríamos de ser la vanguardia.
«La mayoría de nuestros jóvenes son los que participan en los diferentes proyectos que conduce la Organización y quienes también se benefician con las salas de computación y de video, se forman en las Escuelas de Instructores de Arte y acuden como trabajadores sociales a múltiples tareas, entre otras misiones en las que han tenido un especial protagonismo en estos años.
«Se destaca también el aporte científico-técnico de los que integran nuestras Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) y el talento y compromiso intelectual y artístico que se agrupa en la Asociación Hermanos Saíz. La organización se nutre de los valiosos aportes que nos brindan el Centro de Estudios sobre la Juventud y nuestra Escuela Nacional de Cuadros Julio Antonio Mella.
«Depende de nuestro trabajo que los jóvenes se integren a las organizaciones políticas. Pero, no obviemos que la UJC es una organización que agrupa a la vanguardia de la juventud cubana y defenderemos siempre la calidad de nuestros militantes.
«Uno de nuestros objetivos más importantes es preparar a los jóvenes para el ingreso a la organización. Trabajamos para inculcarles el compromiso político desde edades muy tempranas porque nuestros militantes pueden ser miembros activos desde el noveno grado.
«A esta militancia joven debemos formarla y educarla en el compromiso que implica ser parte de una organización política».
—Hay quienes creen que el proceso de crecimiento apunta esencialmente hacia las cifras...
—Nosotros desterramos de la organización juvenil el criterio de que nuestra meta es tener mayor número de militantes. Asumimos que somos más fuertes en la propia medida que tengamos mayor calidad en el proceso de selección de los jóvenes comunistas.
«Somos una organización selectiva. Los jóvenes que ingresan en la UJC tienen que ser destacados en el estudio, el trabajo y la defensa de la patria y ser reconocidos por sus valores en el colectivo y la sociedad.
«Todos no ingresan a la organización completamente formados, esto demanda un mayor esfuerzo de nuestra parte por fortalecer su preparación.
«Cuando identificamos que algún militante no merece tal condición ejercemos sobre él una labor educativa o adoptamos una medida disciplinaria si corresponde.
«Aunque nuestro fortalecimiento no depende del número de militantes, sí representa una satisfacción tener una organización de avanzada capaz de arrastrar al resto de la juventud».
—Existen ejemplos de jóvenes que reúnen todas las cualidades para ingresar en la UJC, sin embargo no desean afiliarse porque no ven la distinción que ello representaría...
—Lamentablemente existen comités de base con un funcionamiento esquemático, que no se corresponde con la actitud de vanguardia que tiene que asumir la Juventud Comunista en el escenario en que actúa. Cuando eso ocurre, los jóvenes que no son militantes no se sienten identificados con la Organización.
«Lo peor es que por ello hacen una evaluación distorsionada de lo que representa ser un militante, porque circunscriben el funcionamiento de la Organización a lo que es capaz de hacer el comité en su entorno más cercano.
«Tenemos el reto de canalizar y representar los intereses de toda la juventud cubana, no solo la militancia. Y debemos ser capaces con nuestro funcionamiento de convocar a los demás».
—¿Cómo atiende la UJC las preocupaciones que tienen los jóvenes cubanos sobre la situación económica personal y social, y en qué medida evalúa el surgimiento de manifestaciones de individualismo e incertidumbre?
—Nos estamos ocupando de participar cada vez más en la actividad económica del país. Tenemos una juventud con un alto nivel cultural, capaz de analizar con profundidad la sociedad. Pero si algo nos ha permitido sortear los fuertes obstáculos del periodo especial, es que no hemos tenido incertidumbres sobre los objetivos que queremos, ni dudas en que el sistema capitalista no ofrece solución a nuestros problemas.
«Por el profundo carácter humano propio de nuestro pueblo, que nos distingue ante el mundo, el individualismo no es un sentimiento con perspectivas de triunfo. Convivimos en un sistema que se ocupa de buscar soluciones para todos, desde poner un maestro con su computadora y su televisor para atender a solo un niño que vive en lo alto de una montaña, hasta de reparar los policlínicos y dotarlos de nuevos servicios en todos los municipios.
«Aún persisten manifestaciones que denotan egoísmo, pero la UJC promueve el intercambio cotidiano con los jóvenes, lo que influye en la disminución de las preocupaciones que puedan existir».
—Una reciente serie de trabajos de nuestro diario sobre la llamada recreación sana, culta y útil, provocó más preocupaciones que satisfacciones.
—Con la recreación tenemos un mandato y un compromiso. Son exigencias muy diversas de nuestros jóvenes que estamos atendiendo. Muchos aspectos materiales influyen en el tema y otros que dependen del esfuerzo por mejorar los servicios en este sentido.
«La recreación es una necesidad impostergable y existen muchas formas de concebirla, solo que a veces nos casamos con ideas estrechas; y si estas fallan, los propósitos se estancan. Por esta razón estamos insistiendo en todas las direcciones y gustos, porque hay muchos lugares que se pueden explotar y no llevan recursos significativos, solo creatividad, buen gusto y ganas de hacer bien las cosas.
«La Revolución ha creado diferentes programas e instalaciones para el esparcimiento, pero no siempre las usamos adecuadamente. Debemos destacar las más de 20 000 capacidades que existen en los Campismos Populares, los 600 Joven Club de Computación, las 320 Salas de Video y 215 instalaciones pioneriles, entre otras.
«Estos son solo algunos ejemplos de lo que atendemos desde la UJC. Nuestra Organización no es la única responsable de este importante tema y trabajamos bajo la dirección del Partido en la integración de todos los organismos.
«Tenemos conciencia de la prioridad que requiere esta cuestión y en la última etapa se han implementado actividades a todos los niveles, desde el desarrollo de giras por el país con la presencia de importantes agrupaciones y figuras de la cultura nacional, el movimiento de las ruedas de casino, hasta las actividades recreativas que llevamos a los barrios.
«En estos años han surgido formas no institucionalizadas de recreación que no están diseñadas para la gran mayoría de los jóvenes y muchas persiguen fines lucrativos. Solo con la iniciativa institucional bien concebida y sin esquematismos, será posible contrarrestarlas».
—Una cifra poco divulgada y sin embargo preocupante fue conocida recientemente: la población cubana comenzó a decrecer. ¿Qué proyectos juveniles o impulsados por la UJC pudieran contribuir a revertirla?
—La situación demográfica del país es un tema sumamente complejo. Cuba es una nación del Tercer Mundo con índices demográficos de país desarrollado. Lo más significativo es que la tasa de natalidad muestra índices inferiores a los necesarios, provocando numerosas consecuencias entre ellas, el envejecimiento de la población.
«Este no es un tema de interés solo para la UJC, sino de todos. Lo primero es ganar conciencia sobre sus complejidades, y sobre ello trazar políticas, pero de forma ordenada y a tono con los programas que se implementen, donde pondremos todos los esfuerzos que se requieran.
«La UJC se ha propuesto estimular el papel que debe desempeñar la familia, como célula fundamental de la sociedad, fomentando en nuestros militantes posiciones activas en este sentido y que ellos sientan la responsabilidad con el desarrollo integral del núcleo familiar a que pertenecen.
«En estos momentos tenemos ideadas algunas líneas de trabajo como el diseño de una estrategia de comunicación y propaganda sobre el envejecimiento y el estímulo a la fecundidad, donde jugarán un papel importante el periódico Juventud Rebelde y la Casa Editoria Abril».
—Hay quienes se cuestionan que mientras se crean programas de formación acelerada de profesionales, como los de maestros, no son atendidas suficientemente las causas de las deserciones de esos jóvenes...
—La solución de las causas que generan deserciones de este tipo no depende únicamente de la UJC, pero sí participamos activamente en su evaluación.
«Desde el surgimiento de los programas de formación emergente para diferentes profesiones nos ha correspondido una gran cuota de responsabilidad en la captación y seguimiento de este valioso capital humano. Es cierto que algunos no han continuado, por causas diferentes, una de ellas porque son estudiantes muy jóvenes en los que ha primado más la vocación de revolucionarios que otras aspiraciones laborales.
«En todos los tiempos y en todas las alternativas que el estado ha promovido siempre existen los que no llevan hasta el final el compromiso contraído; sin embargo, la gran mayoría ha continuado en su puesto garantizando el desarrollo de las tareas nacidas al calor de la Batalla de Ideas.
«Tenemos que aumentar nuestra eficiencia en el seguimiento y la superación de estos jóvenes, conversar mucho con ellos y estimularlos moralmente frente a la familia y la sociedad».
—Algunos académicos consideran que una de las contradicciones de nuestra sociedad es la que se produce entre el nivel de educación, y en consecuencia de expectativas creadas a los jóvenes, y el país real en el que deben hacer su trabajo. ¿Coincide con esta apreciación?
—Para no incurrir en un análisis simplista de un tema tan complejo tenemos que evaluar con objetividad la realidad cubana. Somos un país que vive en condiciones especiales, obligado a desarrollarse con las trabas de un férreo bloqueo en lo económico, lo comercial y lo financiero. Nuestro campo de desarrollo sería inmensamente mayor sin este lastre. Pero el conocimiento y la preparación del capital humano no nos lo pueden bloquear.
«Por estas razones se da la contradicción entre los profesionales altamente instruidos que a veces no pueden desplegar todas sus potencialidades por faltar algún equipo, algún recurso o alguna tecnología de punta.
«Sería un error detenernos. Es preciso que aumentemos la preparación, porque es inevitable que el bloqueo será cada vez más obsoleto y nuestro desarrollo más acelerado. El reto es encontrar alternativas que puedan acoger la fuerza técnica altamente calificada que se encuentra en desarrollo.
«El desafío está en inculcar en nuestros jóvenes sentimientos profundos de patriotismo, que cada uno sienta la necesidad de revertir su esfuerzo en bien del país».
—Fidel dio lo que algunos llaman un mazazo en la conciencia, cuando se refirió el 17 de noviembre de 2005, en la Universidad de La Habana, a la posible reversibilidad de nuestro socialismo. ¿Cómo interpretó la UJC ese dilema y qué está haciendo para evitarlo?
—Fueron meditaciones de gran profundidad y en consecuencia hemos pensado en su significado de manera similar. Nos alienta que se hayan realizado en un entorno joven, con estudiantes universitarios y en un lugar tan emblemático.
«De inmediato trasladamos estos conceptos a los debates que se producen en nuestras aulas y comités de base, buscando una comprensión exacta del reto que tenemos en la continuidad histórica de la Revolución.
«Las ideas de Fidel nos dieron importantes armas para nuestra labor, en especial lo relacionado con un enfoque más objetivo de nuestros problemas y del papel que nos toca en la conducción de la juventud.
«Los resultados de esos debates confirman el compromiso histórico que con total conciencia estamos asumiendo, sin importar el precio que tengamos que pagar».
—No son pocos los que refieren incompatibilidad entre datos oficiales de ocupación juvenil y el número de jóvenes realmente desocupados. ¿Tiene la Organización la misma preocupación?
—Nunca nos hemos conformado con los datos que puedan existir en este sentido. Fidel nos enseñó que la mejor estadística es el encuentro persona a persona, problema a problema. Por eso salimos y entrevistamos a todos aquellos jóvenes que no estudian o trabajan y en consecuencia, estamos actuando. Ya hay muchos que se han incorporado y otros que lo podrán hacer gracias a las opciones que les brinda la Revolución.
«No estamos totalmente satisfechos. Seguimos el principio revolucionario de que en nuestra sociedad ningún ser humano puede sobrar, por eso estamos trabajando de forma mancomunada con otros organismos hasta el nivel de base. Lo más importante es que estamos atacando las causas que generan que los jóvenes se desvinculen del estudio o del empleo».
—¿Cuáles considera que sean las cualidades indispensables de un dirigente juvenil?
—Por encima de todo, debe tener un alto compromiso político con la Revolución y el Partido, ser líder, tener cualidades que lo doten de suficiente autoridad y ser capaz de aglutinar y de arrastrar con su ejemplo a todos los que lo rodean. Nunca puede conformarse con los resultados y lograr la capacidad de saber cómo piensan los jóvenes.
—¿Cuáles son las críticas más severas que le ha hecho Fidel a la Organización?
—El haberse creído en algún momento que su responsabilidad era atender únicamente a los jóvenes militantes. Él nos enseñó que nuestro compromiso es con todos los jóvenes cubanos.
—¿Cuál ha sido el mayor aliento de Fidel?
—La confianza que siempre ha depositado en la juventud.
—¿Existe un movimiento de jóvenes de izquierda en América Latina y el Caribe?
—La juventud latinoamericana de izquierda recibió un duro golpe con la caída del campo socialista y la desaparición de la URSS. Se sufrió en el continente: deserciones, divisiones, desesperanza. Hoy nos encontramos en un momento muy superior; y hay que reconocer que la inmensa mayoría que resistió y se mantuvo al lado del socialismo, lo hizo inspirado en la resistencia de la Revolución Cubana.
«Hoy existe un movimiento juvenil de izquierda más organizado y estructurado, que crece de manera permanente. Estos no están solo vinculados a los tradicionales partidos políticos de izquierda. Hay muchos jóvenes relacionados con los movimientos sociales que son defensores del socialismo.
La juventud de izquierda latinoamericana tiene el reto de alcanzar la unidad.
«La Revolución Bolivariana de Venezuela, el triunfo de Evo, de Correa y la vuelta al poder del Sandinismo son expresiones de la consolidación de estas ideas y una inspiración permanente para los jóvenes del continente».
— ¿Cree usted que la UJC llega a sus 45 años con liderazgo suficiente para seguir encabezando los sueños y aspiraciones de la juventud cubana en medio de los enormes desafíos ideológicos del mundo?
—Considero que la Organización, la real protagonista de estos 45 años, tiene un lugar de prestigio y respeto dentro de la sociedad cubana, y en especial dentro de sus jóvenes, que se ha ganado con el aporte de muchos desde el propio surgimiento de la UJC.
«Particularmente por el esfuerzo de nuestros trabajadores y cuadros que siempre han sido la columna vertebral de la Unión de Jóvenes Comunistas. Ellos son portadores de grandes dosis de sacrificio y entrega.
«Nuestros primeros dirigentes salieron de los combates en la Sierra y el llano, luego se fueron incorporando los que ya eran fruto del desarrollo que iba alcanzando la Revolución, y actualmente los que laboran están dotados de niveles de conocimiento y cultura acorde con la sociedad que construimos, algunos muy jóvenes salidos de nuestras universidades, que han renunciado a sus vocaciones laborales para dedicar sus vidas a la difícil tarea de ser dirigentes juveniles. Ellos merecen nuestro reconocimiento.
«Recientemente nuestro V Pleno del Comité Nacional acordó trabajar para lograr que al ser promovidos nuestros cuadros tengan al menos cinco años de vinculación a los colectivos de la producción, la docencia y los servicios. Esto fortalecerá a la UJC.
«Nos estimula el reto de conducir a los jóvenes hoy, en que se suman desafíos de grandes dimensiones, dentro y fuera de Cuba. Eso nos obliga a ser más eficientes y elevar constantemente la autopreparación.
«Tenemos en lo adelante la gran responsabilidad con los jóvenes cubanos, y el reto de demostrarle al mundo, que es posible construir una sociedad como la nuestra, con un modelo que ponga al ser humano como paradigma principal de cualquier proceso.
«Solo siendo consecuentes con el desarrollo cultural y político que alcanza nuestro pueblo seremos capaces de seguir aglutinando a las nuevas generaciones y representando sus intereses, sus aspiraciones y estar en condiciones de entregar mejores militantes y cuadros al Partido, cuya organización juvenil somos, convencidos de que él es la garantía para la continuidad histórica de la Revolución».