El intercambio Cuba-Venezuela se eleva a alrededor de 700 millones de dólares y el propósito es aumentarlo a mil, una realidad que habla del rápido incremento de la cooperación entre ambos países, si se toma en cuenta que los primeros acuerdos bilaterales, pactados en el año 2001, se tradujeron en 20 millones de dólares, una cifra que ahora parece irrisoria.
Marta Lomas, ministra cubana para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica, hizo la reflexión al dar inicio este lunes a la VII Comisión Mixta Intergubernamental Cuba-Venezuela, que reúne en distintas mesas de trabajo a funcionarios de ambos países para comprobar la marcha de los acuerdos durante 2006, y poner a punto los propósitos con vista a este año. Los resultados serán asumidos oficialmente y dados a conocer el miércoles, en la clausura del encuentro.
«Hay un avance considerable», adelantó Lomas. Y, no obstante, se trata de un proceso de cooperación que apenas está comenzando. Según informó la titular, están sobre el tablero más de 200 iniciativas conjuntas y se trabaja además en la concreción de 15 proyectos de empresas mixtas, según acuerdos adoptados por ambas naciones recientemente en Caracas.
Luego de los primeros convenios suscritos por ambos países, el inicio de las misiones sociales y la adopción de más amplios acuerdos dentro del marco del ALBA han propiciado esos frutos, que Lomas calificó como los más positivos de la relación bilateral.
Sin embargo, importante no es solo lo cuantitativo, sino esas «cosas intangibles pero más trascendentes» logradas bajo el espíritu de complementariedad y solidaridad que preconiza el ALBA, como señaló el embajador venezolano en Cuba, Alí Rodríguez Araque, quien consideró a la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, más que marco económico, como «una concepción política y filosófica».
¿Qué precio tiene que Venezuela haya podido alfabetizar, con la cooperación cubana, a 1 500 000 personas; que 17 millones de venezolanos estén recibiendo atención de salud gratuita y medicamentos, o que se haya dado un golpe contundente al cerco energético contra Cuba?, preguntó.
Para Rodríguez Araque, uno de los logros más relevantes conseguidos mediante el ALBA y esta nueva «filosofía» de la cooperación —que ya han asumido también otras naciones del área— es haber avanzado en la conformación de un mercado interno latinoamericano.
Por el contrario, las grandes potencias quisieran mantenernos como exportadoras de materia prima y mercado para poner aquí sus productos, explicó. Sin embargo, América Latina es un mercado gigantesco solo en consumo directo, que suma hoy 550 millones de personas y tendrá 800 millones en 2050.
«Por eso debemos ver esto con ambición, y a América Latina como una sola nación. Estos acuerdos tienen un carácter liberador», aseveró.