Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Duende

La tecla del duende

Sembraré prisas

Los versos de este jueves, pertenecientes al volumen Canción callada, de José Raúl Fraguela, van dedicados a un trío de amigos que tuvieron a su cargo, magistralmente, la apertura de nuestra megatertulia en el ICAP: la escritora Julia Hernández y los cantantes Pedro Herrera y Armando Pérez. Este cronista los olvidó en el reporte de la cita; pero nunca en su afecto.

Vicio. Este vivir a solas, delirante,/ un amor —siempre nuevo— que me invento,/ que muere cada vez en el intento/ de extender su excelencia de un instante.// Este sabor cenizo a despedida,/ de tamaña belleza en el comienzo,/ majestad intangible del incienso,/ efímero ornamento de la vida.// Vacío inmensurable tras los ojos/ donde Dios parecía contemplarme./ Qué hacer con esta flor de nieve y rojos/ si ya no encontrará jardín propicio.// Qué hacer con esta urgencia de entregarme./ Malgastar la pasión, ¿acaso es vicio?

Callado. Huérfano de tus besos/ no confieso,/ huérfano de tus manos/ sueño en vano,/ huérfano de tus ojos/ busco arrojo/ contra malos agüeros/ ¡Sí!/ Te quiero.

Sin margen a la duda. Si fructifica el árbol/ y al ritmo de sus jugos/ contemplo la cicatriz marrón/ del horizonte,/ reniego del poeta para decir te amo,/ sin margen a la duda,/ al engañoso afán/ de la metáfora.

Siembra. En la llanura morena/ de tu piel, sembraré prisas,/ ahogos, luces, sonrisas,/ el lento andar de una pena;/ clavaré la luz ajena/ de un estéril desatino/ en lo angosto del camino/ que muere en tu mocedad,/ paria de la brevedad/ agridulce de tu vino.

Manos. Las persigo ávido,/ jadean,/ van cediendo terreno,/ se detienen. me atrapan.

Incertidumbre. Acuno en mi regazo los ritmos/ de tu cuerpo,/ vivo a la espera de tu voz,/ de no saber mañana/ si estaré en tus anhelos./ ¿Cómo aguantar la ausencia/ con todo lo que echaste/ a latir?

Engaño. Ella era mi licor, mi fantasía,/ era estupefaciente y alimento,/ lluvia de primavera, estío, viento,/ manantial deslumbrante y ambrosía.// Era luz de diciembre en mediodía/ de octubre delicado roce, acento,/ para cada lesión mágico ungüento,/ angustia dulce, paz, melancolía.// Eran tanto el placer y la ternura/ que me negué a dar crédito a la historia,/ para no desterrar su tiranía.// Sabiendo que quererla era locura/ cerré los ojos, saborée la gloria/ y preferí creer que me mentía.

Grafiti

M41: Tu voz llega con las olas de aquella playa divina. D48

Secretaria: ¿Me dejas ser tu secretario? Cliente Fantasma

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