Los que soñamos por la oreja
Alguien pudiera pensar que soy un tanto exagerado con lo que voy a decir a continuación, pero aseguro que esto no es fruto de una simple apreciación personal sino resultado del análisis de distintas fuentes de información y, sobre todo, de numerosas horas de audiciones sonoras. Lo cierto es que hoy, para sorpresa de muchos, incluido el que esto escribe, de todos los géneros y estilos musicales practicados por los cubanos, tanto en el país como allende los mares, el que goza de mayor salud, reconocimiento internacional y diversidad en las propuestas llevadas a cabo es el jazz. Creo que nadie habría imaginado algo así hace apenas unas décadas y, aunque buena parte de los cultores locales del primer gran lenguaje musical del siglo XX continúan siendo desconocidos entre nuestros compatriotas, el prestigio que hoy disfrutan en disímiles rincones del mundo es enorme.
A tono con lo anterior y a propósito de la cercana celebración de la XXXI emisión del festival Jazz-Plaza, aprovecho la oportunidad para referirme a recientes producciones jazzísticas realizadas por cubanos y que, en mi opinión, son altamente recomendables para los amantes del género y en general, de la música de corte propositivo, con énfasis en la improvisación. Comienzo por un disco del camagüeyano Omar Sosa, el álbum titulado Ilé, acreditado a lo que se ha dado en llamar Omar Sosa Cuarteto Cubano.
A este pianista, uno de nuestros actuales jazzistas que goza de mayor reconocimiento a escala internacional, se le conoció de inicio como parte del grupo de acompañamiento de Xiomara Laugart. De entonces a acá ha llovido mucho y en su reciente entrega fonográfica, Omar se hace respaldar, entre otros músicos, por varios instrumentistas también procedentes de su Camagüey natal. Son ellos el percusionista y maestro del chequeré Eladio Terry, más conocido como «Don Pancho»; el saxofonista soprano Yosvany Terry y su viejo colaborador Leandro Saint-Hill, encargado aquí del saxofón alto, el soprano, la flauta y el clarinete.
Otros participantes en el CD son el percusionista Pedro Martínez, el baterista Ernesto Simpson, el bajista Childo Tomas, Marvin Sewell en las guitarras, y el cajonero Pascual Matos Aguirre, a los que se suman en las voces Jose «El Salao» Martin, Kokayi y Zogaros, así como un sampleado del desaparecido Lázaro Ros. Con un total de 14 temas, en el álbum Sosa prosigue en su profunda indagación en las raíces de nuestra música, la cual es utilizada en mezclas con las múltiples influencias de las que se ha nutrido este creador en su peregrinaje por variados puntos de la geografía mundial. Caracterizado por solos intrincados y una buena dosis de espiritualidad a lo largo de todo el material, Omar Sosa vuelve a demostrar que lo suyo es el jazz, pero desde una perspectiva que apuesta por procesos de una total hibridación.
Un segundo disco que deseo proponer a los lectores, I feel good, fue llevado a cabo por el violinista y tecladista Julio Valdés Fuentes, a quien de inmediato uno lo asocia a los tiempos en que era niño y andaba de la mano de su madre, Zoe Fuentes, del grupo Canela. Pero los años han transcurrido y en el presente él es uno de nuestros violinistas más llamativos en el área de la improvisación. Como músico, su gran escuela fue la tropa de Pablo Menéndez, Mezcla, que dicho sea de paso está celebrando en este 2015 su trigésimo aniversario.
Ocho temas contiene el CD I feel good, de Julio Valdés
En lo personal, Julio ha dado vida a la agrupación denominada Pentajazz, y de algún modo esas experiencias previas se vuelcan en este CD, que creo resulta su ópera prima y que ve la luz en el ámbito de las producciones independientes. Si bien el signo prevaleciente en los ocho cortes de la grabación es la diversidad estilística, de cierto modo el jazz rock deviene la estrella del material, con excelentes piezas como las tituladas Inspiración, Old Havana y Rufles.
Con la intervención de jóvenes pero ya sobresalientes músicos como Gastón Joya, Rodney Barreto, Helder Rojas (hacía rato no lo escuchaba fuera de las filas de la Charanga Habanera), Roselín Alexander, Iván Domínguez y Alberto Díaz, el CD I feel good, del violinista y tecladista Julio Valdés Fuentes, nos deja claro que él es uno de nuestros actuales jazzistas con el que hay que contar.