Los que soñamos por la oreja
Siempre se recordarán las interpretaciones memorables de Joe Zawinul en el teclado.
Una que otra vez me he referido al impacto que experimenté entre los días 2, 3 y 4 de marzo de 1979, cuando asistí a las tres noches de conciertos, llevadas a cabo por músicos cubanos y otros procedentes de EE.UU., en el Karl Marx, y que luego fueran conocidas como Havana Jam. De aquel espectáculo, al que pude concurrir gracias a mi por entonces maestro Frank Emilio Flynn, una de las presentaciones que más me impactó fue la realizada por Weather Report, el nunca demasiado bien ponderado trío integrado por el tecladista Joe Zawinul, el bajista Jaco Pastorius y Wayne Shorter como saxofonista. Ahora, el pasado martes 11, circuló la noticia de que Joe Zawinul murió en Viena, la capital de su país natal, al que había retornado semanas atrás gravemente enfermo de cáncer.Autor de temas como Birdland y Mercy, mercy, mercy, dos clásicos del jazz contemporáneo, el músico austriaco había nacido el 7 de julio de 1932. En 1958 logró una beca para estudiar en el Berklee College of Music, el más importante centro docente para descubrir los secretos del lenguaje jazzístico. Ya en la década de los 60, es contratado por el trompetista Miles Davis para que integre la nómina de su agrupación. Con dicha formación, Zawinul graba seis producciones discográficas, entre ellas los álbumes In a silent way y Bitches brew, fonogramas definitorios en la evolución del jazz eléctrico.
Para quienes no conocen la historia del origen de lo que para mí continúa siendo la verdadera fusión, es decir, la mezcla entre el jazz y el rock, les cuento que en 1969, el rock consolidaba su reinado con la celebración de un festival que le otorgó patente de masivo, el célebre Woodstock, y a la vez, de gran negocio para el mercado de la industria cultural. Fue entonces que Miles Davis cambió el devenir del jazz cuando, de tanto escuchar a personajes de la talla de un Jimi Hendrix y siguiendo el instinto de hacer trizas lo establecido, dio vida a esa obra maestra como Bitches brew. Él sabía que en determinados momentos es imprescindible cambiar de rumbo, para continuar amando y creyendo ciertas cosas.
Uno de los pilares en el resultado sonoro de dicho fonograma fue la intervención de Joe Zawinul como uno de los tres tecladistas que participan en la grabación (los otros dos fueron Chick Corea y Larry Young). Aquel disco no solo catapulteó a otro rango las posibilidades comerciales del jazz y amplió los oídos de la fanaticada, sino que impuso la idea de que los dos principales lenguajes sonoros del siglo XX podían ser parte de la misma travesía hacia ningún lugar conocido.
Después de esa experiencia junto a Miles Davis, el teclista austriaco crea Weather Report, agrupación fundada de inicio por él, Jaco Pastorius, Wayne Shorter y el batería Peter Erskine. Entre los trabajos del grupo que mantienen hoy total vigencia, pudiera mencionar I sing the body electric, Heavy weather o Black market, que son memorables, entre otras razones, por la utilización que Joe hace de los teclados electrónicos, en los que desarrolla improvisaciones que se han convertido en materia de estudio para alumnos de conservatorios en distintos puntos del planeta.
Creo que sin discusión, la pieza por la que Zawinul es mucho más conocido como compositor y por la que perdurará a través del tiempo es la titulada Birdland, la que ha contado con múltiples versiones, de las cuales las de mayor éxito son las llevadas a cabo por Weather Report, Manhattan Transfer y Quincy Jones, y que demuestran cómo un mismo tema puede recibir múltiples lecturas a la hora de ser interpretado, al margen de que, en mi gusto personal, me quedo con la original del trío Pastorius, Shorter y Zawinul.
Vendría luego, en 1987, la creación de la banda Zawinul Syndicate, un proyecto por el que desfilaron distintos instrumentistas de rango mundial. Por su trabajo en general, revistas como la Down Beat lo seleccionaron en repetidas ocasiones como el mejor intérprete de teclados del planeta. No sé si ello sea o no cierto, además en mi opinión el arte no es para esa clase de competencias, pero lo que sí puedo asegurar es que el legado de Joe Zawinul perdurará entre los amantes del jazz.