Los que soñamos por la oreja
Fernando Cabreja. Hace un par de semanas, se efectuó la sexta emisión del encuentro de cantautores Trova viva, que desde hace varios años se realiza en Moa para conmemorar el aniversario de la toma de la ciudad por el Ejército Rebelde. Los dos principales anfitriones del evento son Fernando Cabreja y Edelys Loyola, una pareja que comparte el amor entre ellos, así como la pasión por el arte de trovar.
A Fernando lo conozco desde allá por 1981, cuando ambos entramos a la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Él es un buen amigo, aunque sea capaz de dejarlo a uno literalmente tirado por casi diez horas en las afueras del aeropuerto de Holguín (como me hizo a mí), en espera de irte a recoger para llevarte hasta Moa. Y es que Cabreja trata de ser un eficaz promotor y organizador de actividades culturales, pero su condición de excelente artista se impone y lo otro pasa a un segundo plano. Así, en su canción Autorretrato se describe del siguiente modo: Yo soy puro accidente del destino / un peregrino como el amor. / Un tanto irreverente abrazo el mundo / a veces fundo y a veces no, / parece que no encuentro nunca nada / pero renazco en cada dolor. / Yo soy la profecía del perdón, / un prisionero de la ilusión, / me muero con la duda del porqué, / voy viajando en el arca de Noé.
La cancionística de este trovador posee una singular belleza. Él no es un intérprete de muchas posibilidades como cantor, sino más bien todo lo contrario, pero tiene una magia especial al decir sus composiciones, las que sobresalen por lo hermoso de los textos. En ellos hay una profunda carga existencial y filosófica, tanto al abordar asuntos de carácter personal como otros de una carga sociológica. Creo que uno de sus temas que mejor ejemplifica mi anterior afirmación es Marcha de la vida esdrújula, en la que las fronteras entre lo individual y lo social se diseminan.
Uno de los rasgos de la producción de Cabreja es que la misma se ha dado a conocer a través de las versiones que de sus piezas han realizado otros intérpretes. El ya desaparecido trío Enserie asumió en su repertorio Canción al desaliento, composición que ha sido la más difundida de Fernando y que es de esas melodías que nos transmiten ganas de vivir. Igualmente, el grupo Moense Catarsis le grabó Vamos a las Romerías, que en una etapa sirviese junto con La oda a la alegría como presentación sonora de las Romerías de Mayo.
Por su parte, Edelys Loyola es sin la menor discusión una de las principales compositoras de música para niños en la actualidad entre nosotros. El hecho de radicar en Moa, un sitio tan lejano de los principales centros de promoción cultural en nuestro contexto, resulta la causa por la que su creación es solo conocida entre especialistas y aquellos que de una forma u otra se relacionan con la producción de música para niños, por demás tan necesaria y a la vez deficitaria en la radio cubana.
Con mucha pena, una vez más tengo que admitir eso de que nadie es profeta en su tierra. A Edelys nunca se le invita a presentarse en escenarios como los de Ciudad de La Habana y sin embargo, en varias ocasiones ha viajado a España, para actuar sobre todo en Canarias, lugar donde han sabido reconocer el valor de su arte. Gracias a manos solidarias españolas, dispone de un disco nombrado Canciones para jugar, que si bien uno percibe que está realizado bajo la presión de la premura y por tanto resulta imperfecto, es un formidable material para comprender las ideas creativas que animan a la trovadora.
El quehacer de Loyola se distingue por el carácter interactivo de su música, la cual le propone al pequeño una suerte de juego participativo, en el cual el niño además de distraerse aprende. Eso se comprueba en temas como Ojo con el piojo (canción que ha sido grabada por Liuba María Hevia), Las vocales, Paco, ¿Quién lo vio? o La vaca de Ventura.
Aunque por las características de sus respectivas propuestas, lo más probable es que Fernando Cabreja y Edelys Loyola nunca lleguen a ser artistas de renombre, o sea, de esos masificados por los medios de comunicación, su apuesta por trovar desde Moa es algo que merece total respeto.