Las tres del domingo
Para los residentes de Nizhny Novgorod, en Rusia, la tranquilidad del barrio ya no será la misma, luego de que Aleksandr se mudara al edificio y comenzara —como todo dueño de mascota responsable— a pasear a su felino, el cual resultó no ser un gato, sino algo mucho mayor: un leopardo. Para los vecinos, ha resultado un verdadero problema ver a Aleksandr todas las tardes llevando a su animal por el patio común atado solo por una correa, pero él asegura que es completamente manso y está acostumbrado a andar entre humanos desde cachorro. Lo cierto es que, en cuanto sale el leopardo, nadie quiere jugar.