Acuse de recibo
El pasado 26 de octubre se publicó aquí la denuncia enviada el día anterior, desde el reparto Bahía del municipio capitalino de La Habana del Este por Lisbet García Pérez, en cuanto a que el 28 de septiembre del presente año dejó de entrar agua a la cisterna del edificio 53 , donde ella vive, y aún permanecían sin el vital líquido.
Refería Lisbet que desde el 29 de septiembre los vecinos del edificio planteaban la grave situación por teléfono y personalmente en el municipio en las oficinas de Aguas de La Habana, al presidente del Consejo Popular, así como en el Gobierno y el Partido.
Recontaba que el 9 de octubre fue allí una brigada de Operaciones de Aguas de La Habana a cambiar la tubería a las cuatro de la tarde, lo cual se hizo parcialmente, según Lisbet, y no se solucionó el problema. El 17 de octubre volvió la inspectora de Aguas de La Habana a verificar que seguían sufriendo por el asunto. El 24 de octubre los visitaron otros trabajadores de Aguas de La Habana, pero nada resolvieron.
«Al final, decía Lisbet, Aguas de La Habana en La Habana del Este no manda el carro de Operaciones para solucionar el problema, y pronto se cumple un mes desde que el edificio no tiene agua. Tenemos que cargarla de vecinos de otros edificios. Y solo nos han abastecido con pipas en dos ocasiones, la última el 18 de octubre… Ya no sabemos a quién plantearle nuestra situación para que nos solucionen el problema. Ojalá por esta vía nos escuchen», concluía.
Y ese propio 26 de octubre de la publicación, a las 4 y 40 de la tarde, recibí el siguiente mensaje de Lisbet: «Buenas tardes. Ya no es necesario publicar mi queja… pues hoy vino el carro de Operaciones de Aguas de La Habana, y empezó a trabajar en el problema del edificio. Muchas gracias y disculpe las molestias. Saludos». Evidentemente, aún Lisbet no sabía que ya se había publicado su queja, pero tuvo la delicadeza de avisarnos.
Al día siguiente, 27 de octubre, y a las 3 y 30 de la tarde, recibimos una nota del Departamento de Comunicación Institucional de Aguas de La Habana, que decía: «A partir de recibida la queja publicada en el periódico Juventud Rebelde el día 26 de octubre, se realizarán las gestiones correspondientes para dar solución a lo planteado por la clienta Lisbet García Pérez, por las autoridades de la Empresa. Saludos cordiales».
Ese propio día 27, a las 6 y 18 de la tarde, recibimos otro mensaje de Lisbet que entre otras cosas decía:
«… La solución del agua del edificio 53 quedó concluida en solo dos días. Es increíble cómo después de haber escrito tanto… ayer los compañeros de Operaciones de Aguas de La Habana se personaron en el lugar, así como la directora de dicha entidad en el municipio… Y desde horas tempranas empezaron a trabajar en la solución. Terminaron de cambiar el tramo que faltaba de la tubería hacia la acometida, completando la tarea hoy y resolviendo el problema.
«La causa, proseguía, era una tupición. Una solución que solo llevó 48 horas después de tenernos casi un mes de carencia del preciado líquido. Una vez más le agradezco a su sección», concluía.
El 1ro. de noviembre respondió Adriana Batista Lara, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que la afectación en el servicio era provocada por una obstrucción existente en la tubería de entrada al edificio y el mal estado de la conductora del ramal. Y para su solución, la brigada de la Base de Acueducto Este trabajó en el lugar, realizó una pequeña obra de sustitución de cien metros de tubería, que se encontraba en mal estado. El tramo sustituido fue desde el ramal hasta el límite de propiedad del inmueble. Y quedó solucionada la falta de agua.
Añadía que Lisbet firmó la hoja de entrevista, conforme con el trabajo realizado, aunque expresó su inconformidad con el tiempo de demora en la solución del problema.
Agradezco la solución al fin del problema. Y ciertas palabras de Lisbet en su último mensaje me exoneran de pronunciarme, como generalmente lo hago.