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Que no suenen las pastillas

Nicolás Valdés Rodríguez (Avenida 26 de Julio no. 25, Esperanza, municipio villaclareño de Ranchuelo), es promotor del proyecto comunitario Amor por la Esperanza, que promueve la donación entre personas de medicamentos, en medio de la severa escasez de estos que registra el país.

Y escribe porque empeño tan altruista y solidario, que promueve la donación gratuita de medicamentos esenciales para el prójimo, está afrontando ciertas dificultades y resistencias, con medidas implantadas por Correos de Cuba.

Cuenta Nicolás primeramente que el proyecto se inició en el ámbito municipal, en beneficio de personas vulnerables. Pero las propias bondades de este, y el respaldo obtenido popularmente, ha extendido su alcance solidario a otras provincias. Y todo ello implica el envío de los medicamentos a diversas localidades del país, sufragando los costos de esas operaciones.

Manifiesta que tiempo atrás intentaron remitir un paquete con medicamentos, y en el Correo de Ranchuelo se negaron a recibirlo. El argumento era que el envoltorio, al llevar precinta, no mostraba el forro de un mismo color. Y la otra causa esgrimida fue que las tabletas no pueden sonar dentro de las cajas, de manera que hay que llenar estas últimas con algodón u otro material de relleno, para que no se muevan.

Señala en primer lugar que los ciudadanos no están completamente informados de esos requisitos que establece Correos de Cuba, lo cual provoca, además de disgustos, demoras en su envío, y por ende en el consumo de los medicamentos que urgen a los necesitados pacientes.

«El que unas pastillas suenen dentro de su caja, y que el envoltorio tenga más de un color, aunque esté curiosamente confeccionado, no va a dañar al país», concluye finalmente Nicolás.

Violaciones del día de pago

Over Pascual Cabrera denuncia en nombre del claustro de profesores del centro politécnico René Bedia Morales de Levisa, en el municipio holguinero de Mayarí, las irregularidades frecuentes con la fecha de pago de sus haberes.

«Se atrasaron 20 días en pagarnos el salario correspondiente al mes de junio, y ahora nos deben el salario de julio y las vacaciones. ¿Hasta cuándo será esto? Están mutilando la educación cubana, a nombre de la situación económica, que es una cortina para tapar la ineficacia.

«Es habitual que se pasen 14 y 15 días después de la fecha acordada en el convenio colectivo de trabajo. Eso solo puede llamarse indolencia e ineficacia de las acciones del Gobierno municipal, que no logra pagar en tiempo.

«Los directivos alegan que no hay efectivo en el Banco. Eso no es nuevo. Pero, ¿quién debe acometer acciones para recaudar ese efectivo? ¿Qué joven va a inclinarse por las carreras pedagógicas, si somos tan informales en el pago?», concluye Over.

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