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Once meses esperando

¿Qué puede justificar la excesiva demora con el recálculo de mi jubilación, sin que se me haya dado explicación de las causas de ese dilatado proceso?, señala Miguel Santiago Suárez Núñez, desde Trochita, No. 6, en Cabacú, municipio guantanamero de Baracoa.

Cuenta Miguel Santiago que se jubiló en la Unidad de Flora y Fauna de Baracoa, y posteriormente comenzó a trabajar contratado, permaneciendo por varios años, hasta marzo de 2022.  

Y el 11 de abril de ese año presentó la documentación en las oficinas del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) en Baracoa, para acogerse a los beneficios que otorga la Ley a jubilados que se han recontratado, a quienes se les realiza el recálculo de su jubilación, con el incremento monetario correspondiente.

A los tres meses de haber presentado los documentos, refiere, se preocupó mensualmente por los resultados del proceso desde entonces. Y la respuesta siempre ha sido que no ha llegado desde La Habana.

Precisa que el 8 de enero de 2023 escribió, vía correo electrónico, a la Oficina de Atención a la Población del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, solicitando que se le diera explicación de por qué demoraba tanto el proceso de recálculo de su jubilación.

En respuesta, dice, iniciaron un proceso con su caso, a través de un organigrama en el sitio web de ese organismo, al cual él ha ido siguiendo su avance.

«Pero hasta el momento en que le escribo, 26 de febrero de 2023, se mantiene en el sitio de: Enviar respuesta, dice. Y por supuesto, tampoco recibo respuesta del Inass sobre qué sucede con el recálculo de mi jubilación.

«Como puede percatarse, hace casi 11 meses que presenté la documentación sin resultados hasta el momento. ¿Por qué se maltrata de esta forma a un trabajador que después de su vida laboral activa, siguió aportando a la sociedad sus experiencias y conocimientos?».

¿Cómo compro los mandados?

Hilda Trujillo Baltar (Márquez González, No. 108, altos, Centro Habana, La Habana) es impedida física, y narra que, comprando una fritura en la calle Oquendo de ese municipio, le sacaron el monedero de la mochila que lleva a su espalda, y con él le llevaron sus tarjetas de cobro y el carné de identidad.

«Es ahí donde empieza mi calvario, dice. Fui al Banco a cancelar las tarjetas. Y seguí para las oficinas del carné de identidad, en la calle Castillejo. Cuál no sería mi desagradable sorpresa al ver afuera personas amontonadas y tiradas en la acera.

«Cuando logro entrar para informarme, una trabajadora en una mesita con un chupa chupa en la boca, me dice que espere afuera hasta que llegue otra que me dé el turno. Pero ahí no para mi sorpresa: Cuando llega la otra  compañera, no con la  mejor forma y una dicción bastante mala, dijo: Hasta que no «haiga» silencio…

«Me quedé pasmada. Después, cuando me escanea mi nombre y fecha de nacimiento, me da el turno para el 3 de abril para comenzar el trámite y me manda de nuevo para donde la del chupa chupa, para que me dé un papel con mi  nombre y el carné y fecha en que debo personarme a comenzar mi trámite.

«Mientras tanto no puedo cobrar. Son casi tres meses, pues el Banco no me acepta el papel que me dan las oficinas del carné de identidad. Quisiera que alguien me dijera de qué vivo mientras tanto, cómo compro los mandados. Y si en todas las oficinas del carné es lo mismo o es solo acá  en Castillejo», concluye.

Desmantelado

Reynaldo Henquen Quirch (calle 3ra., No. 159, apto. 4, entre C y D, Vedado, La Habana) lamenta que se haya desmantelado el prestigioso hospital de día del hospital Comandante Manuel Fajardo.

Lo siente, porque era un centro de larga tradición profesional y excelencia en sus servicios de salud mental, dotado de un personal médico y paramédico de primera, con su sistema de consultas a pacientes. Atención individual y grupal esmerada.

«Qué lástima, dice, se desmanteló para transformar su sede en un centro de chequeo médico para las personas que abandonan el país», concluye.

 

 

 

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