Acuse de recibo
Maximino Dranguet Rodríguez es aún damnificado del huracán Sandy, con 39 de sus 61 años laborados en la cervecería Hatuey de Santiago de Cuba. Y por un mal trabajo de la Dirección de la Vivienda en el distrito 26 de Julio, vive agregado en el reparto Los Olmos, de esa ciudad.
Cuenta que vivía con su hijo, la esposa de este y dos nietas en un cuarto con barbacoa, en un interior, como usufructo gratuito, en Callejón de Nuevitas no. 8, entre Moncada y Carnicería, consejo Los Maceos, cuando el 25 de octubre de 2012 los fuertes vientos del Sandy dañaron poderosamente esa ya de por sí endeble vivienda.
Al día siguiente su hijo le dijo que los bomberos habían planteado el inminente peligro de derrumbe de lo que quedaba de la barbacoa, al tiempo que se refugió en casa de la familia materna, y la mujer y las dos hijas en la casa de la madre de esta.
Luego, plantearon en el consejo popular la inconformidad con los materiales que se les asignaron inicialmente (bloques, cemento y arena para una pared de tres metros de ancho y casi cinco metros de alto). Y les dijeron además que no se les asignaban acero porque era una cuartería y había un programa para erradicarlas.
El yerno de una solidaria vecina le pidió a su hijo que le permitiera guardar unos materiales de construcción en el espacio de lo que quedaba del cuarto, y aquel accedió e a prestarle la llave del candado de este.
Maximino se entrevistó con la directora de la Vivienda del distrito 26 de Julio, y ella, tras comprobar por medio de una técnica de la vivienda que lo de él era un derrumbe de Sandy, le planteó que se preveía entregarle un apartamento, pero debía ser paciente, porque eran muchos los casos. Y él comprendió.
Cada cierto tiempo visitaba la Dirección de la Vivienda del distrito para conocer cómo iba su caso, aunque consciente de la grave situación habitacional de la ciudad. Y la respuesta siempre era: tiene que esperar, son muchos casos.
Pero un día supo que la solidaria vecina de marras en la ciudadela, había comunicado su casa con la de él, al abrir la pared que divide ambas viviendas. Fue a ver de inmediato a la directora de la Vivienda en el deistrito, quien envió a una técnica con Maximino a la casa de la vecina, con la orientación de que le diera 72 horas para cerrar la pared y desalojar el espacio de él. Y la vecina le presentó a la técnica los documentos con los trámites que ella había realizado legalmente, por lo que le habían asignado ese cuarto para ampliarse por hacinamiento.
Maximino volvió a la Vivienda, y le plantearon que hay una resolución que plantea que los usufructuarios gratuitos después de los seis meses sin convivencia pierden el derecho del espacio, que es propiedad del Estado. Que debía haber solicitado en la Vivienda un resguardo del espacio por el tiempo que iba a estar fuera. Y la jurídica allí le mostró la resolución.
Él se entrevistó con la Directora, quien mandó a buscar a la jurídica con el expediente. Solo aparecía el de él, no el de la vecina. La jurídica leyó unas entrevistas realizadas a algún vecino donde se recoge que desde Sandy en esa casa no vivía nadie. Y la Directora señaló que no fueron hasta el final en la investigación, pues si fue un derrumbe total por Sandy, era lógico que no hubiera nadie. Que debieron averiguar dónde estaban esas personas y qué había pasado con ellas. Que donde quiera que él fuera le iban a dar la razón por el mal trabajo de Vivienda; y ella no tenía un apartamento para darle a él. Que el 15 de septiembre la llamara a su celular para ir a visitar a la vecina, y que se verían el 16, cuando ella atiende a la población en la Vivienda.
Maximino la llamó el 15 a la hora convenida y ella le planteó que no podía ir porque tenía una reunión, que la llamara al día siguiente, después que ella atendiera a la población. Ese día él fue a la Dirección de la Vivienda y le dijeron que la directora no se encontraba, pues estaba en una reunión en el gobierno. Nadie pudo darle una respuesta.
Todo quedó así, sin soluciones. Él escribió en septiembre de 2020 al Gobierno Provincial y el caso retornó a los funcionarios de la Dirección de Vivienda del Distrito, quienes lo citaron y entrevistaron el año pasado y le pidieron que esperara respuesta.
«Todo parece indicar que no encuentran la respuesta, pues todavía hoy no la tengo, ni tengo la solución», concluye Maximino.