Acuse de recibo
Desde calle 9 no. 7, entre 2 y Final, reparto Rodolfo Rodríguez, en Contramaestre, Santiago de Cuba, me escribe Arnoldo Fernández Verdecia, quien se define como «martiano y fidelista por convicción y obra, un hombre de a pie».
Pero Arnoldo no es un hombre común: miembro de la Sociedad Cultural José Martí, Máster en Ciencias Sociales y Pensamiento Martiano de la Universidad de Oriente y fecundo escritor e historiador con libros publicados, como Leer la Edad de Oro con ojos de mujeres, y José Martí, el Apóstol de Remanganaguas, entre otros. Y su blog Caracol de agua ha dignificado la cultura cubana y a Contramaestre por el mundo.
Laboraba como periodista en la radioemisora local Grito de Baire, y tuvo que pedir la baja en medio de la pandemia, pues debía cuidar a su padre, que con 105 años, no podía moverse por sí mismo. Eran el uno para el otro. Arnoldo lo asumió con espartana dedicación e inmenso amor. Y para sobrevivir ambos, tuvo que trabajar la tierra.
«Al cuarto mes de mi baja, llegó la Tarea Ordenamiento, dice. Intenté volver a mi trabajo y ya mi plaza se había otorgado. En mi condición de presidente de la Sociedad Cultural José Martí en Contramaestre, me comuniqué con mi homóloga en la provincia y ella se entrevistó con el Director provincial de Cultura. De ahí salió la propuesta de ofertarme el trabajo de promotor cultural martiano, pues hubo el consenso de que no había nadie más en el municipio con un currículum similar al mío para ello. Sin embargo, el Director municipal de Cultura expresó que la plaza estaba congelada y no había nada disponible acorde a mi currículo.
«De ese encuentro quedó el acuerdo de que él se encargaría de gestionarme un trabajo dentro del sector. Son testigos la Presidenta de la Sociedad Cultural José Martí en Santiago de Cuba, el Director provincial de Cultura, el Consejo Martiano Municipal y los asociados a la organización martiana aquí en Contramaestre.
«Durante el encuentro, el Director municipal de Cultura señaló que él tenía pensada para mí una plaza de instructor literario en una de las casas de cultura del territorio. También que por mi obra podía ser útil al sector como especialista en patrimonio material e inmaterial, pues yo había dedicado una parte importante de mi vida a la investigación en temas vinculados al estudio y conservación del patrimonio.
«Convencido de que la Revolución no se olvidaría de mí regresé a trabajar la tierra y cuidar a mi viejo. Pasó más de un año ya, y siempre que pido información sobre el acuerdo de la gestión de una plaza acorde a mi currículo, la respuesta es que no hay nada disponible. Todas las plazas siguen congeladas. No quedó otra opción que seguir arrancándole al campo los frutos de la sobrevivencia.
«El 11 de septiembre de 2021 murió mi viejo, tras cumplir 106 años y seis meses de vida. Desde entonces, la tierra pasó a ser propiedad de dos de sus hijos, pues así lo estipula el Decreto Ley de la Tierra: solo puede haber un propietario y un copropietario. Y no fui el favorecido, pues era el que menos tiempo llevaba trabajándola.
«El alza de precios, la carestía de la vida y la crítica situación de la pandemia, me obligaron a comunicarme con el Director provincial de Cultura y recordarle que el acuerdo del encuentro de hacía más de un año no se había cumplido. Y me respondió que se gestionaría mi situación de inmediato y tendría respuesta a través de las autoridades de Cultura en el municipio.
«Ya ha pasado más de un mes de eso y no he recibido notificación de parte de ningún funcionario cultural del municipio. Estoy por perder la esperanza de que, según mi currículo artístico y profesional, tendré un trabajo en el que siga siendo útil a la sociedad y al sistema al que he consagrado mis mejores años como profesional y artista. Incluso, una trabajadora social del consejo popular Frank País, donde vivo actualmente, intentó gestionarme una plaza en la Dirección de Trabajo y la respuesta fue que lo único que tenían para mí era estibador en Comercio.
«Decidí escribir estas palabras que no cuestionan a nadie en lo personal, ni pretenden dañar a ningún funcionario del sector, pero sí que Acuse de Recibo me ayude a encontrar las respuestas que sigo esperando; incluso también le hice llegar la actual situación que presento al Ministro de Cultura para que valorara mi caso. Creo que por mi trayectoria artística y profesional merezco un trabajo donde pueda ser útil a mi país en lo que mejor he sabido hacer», concluye.