Acuse de recibo
«¿Quién autoriza y se responsabiliza, permitiendo la crianza de cerdos en la ciudad, sin condiciones higiénicas?», manifiesta Ana Lidia Lafferté Acevedo, vecina de Alfredo Adán No. 818, entre Octava Paralela y Río, en el reparto Florat de Camagüey.
Cuenta la remitente que el pasado 10 de diciembre llevó una queja al Departamento de Higiene del Policlínico Norte de la capital agramontina, porque su vecina cría cerdos, lo que constituye una violación de las normativas urbanísticas, un daño a la higiene, peligro potencial de enfermedades y molestia por la constante fetidez.
La vecina, en cuya vivienda hay una fosa con una abertura, vertiendo al patio, fue visitada por un inspector, quien mandó a limpiar la fosa, sellarla, y le aplicó una multa a la propietaria de los cerdos, los cuales permanecen allí a pesar de todo.
El 13 de diciembre Ana Lidia fue a Epidemiología municipal con una carta de denuncia y fotos, solicitando revisión de la queja. Y allí le dijeron que tenían 30 días para procesar la misma.
El 15 de diciembre el inspector retornó al lugar de los hechos y los cerdos seguían allí, como si nada. El 18 el esposo de la vecina limpió la fosa, vertiendo las heces en su patio. El 21, al ver que todo seguía igual, Ana Lidia llamó a Epidemiología municipal, y le informaron que hacía ocho días que la Jefa de Departamento tenía en sus manos la queja, pero que cuentan con 30 días para procesarla.
Cuando Ana Lidia me escribió, el 21 de diciembre, presagiaba que el asunto se prolongaría para este enero del nuevo año. La remitente, quien tiene un hijo con Síndrome de Down y con problemas respiratorios, ¿estará esperando todavía que se haga justicia?
El hecho de que una institución tenga un plazo de 30 días para resolver un problema motivo de una queja ciudadana, no debería implicar en este caso que haya que extender obligatoriamente la solución hasta los 30 días, cuando se trata de un riesgo para la salud humana.
El pasado 27 de noviembre, Antonio González olivares (Calle 218 No. 6108, entre 61 y 69, La Lisa, La Habana) denunció aquí que el agromercado colindante tiene una fosa rota que vierte para el patio de su vivienda. El terreno, decía, se inunda de heces fecales, con la consiguiente fetidez.
Antonio afirmaba que se había quejado a Saneamiento Básico (Aguas Negras), al policlínico Cristóbal Labra y a Aguas de La Habana, y todos le decían que no tenían que ver con ello.
Al respecto, responde Raúl Reyes Marimón, director general de Saneamiento Básico de La Habana UEB Oeste, que en visita realizada al mercado agropecuario La Esperanza «se comprobó que las redes albañales conectadas a la fosa se encuentran en mal estado técnico, lo que trae como consecuencia vertimientos indeseables de residuales que se acumulan en el patio de la vivienda colindante».
Añade que «se visitó también al promovente de la queja, a quien se le comunicó la situación existente en el mercado, explicándole que la solución es responsabilidad de la administración de esa entidad». Y agrega que «la fosa no presenta problemas ni está vertiendo, porque a ella no llegan los residuales, por lo que tampoco procede ni se ha solicitado ningún servicio a nuestra empresa».
Se han acumulado graves problemas en redes internas y exteriores de residuales y albañales en el país, que constituyen focos potenciales de enfermedades, a más de lo que afean y ensucian el paisaje urbano. Esperemos que en este 2019 se le dé una batida a esas fealdades, incluido lo que debe resolver la administración del agromercado de marras.
Concluyo, en esta primera edición de Acuse de Recibo en 2019, sugiriendo que la mejor felicitación por el nuevo año es comenzar cada quien a deshacer los entuertos en el camino, bajo el mayor control y rigor de quienes deben exigir por ello.