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El cuento de la buena pipa

Irene Sofía Sierra califica su calvario con la vivienda como el cuento de la buena pipa, aquel juego infantil cual interminable periplo, donde todos los interpelados por el sufriente le decían «Allí fumé», para quitárselo de encima.

La desconsolada mujer cuenta que al paso del huracán Ike en 2008 por la localidad holguinera de Banes, fue declarada derrumbe total su vivienda, situada en Torrenteras final 314.

«Hicieron una comisión —recuerda— y en ningún momento me dieron a conocer el orden de prioridad que tenía mi caso, a pesar de preguntar varias veces, y que el delegado del Poder Popular entonces me dijera siempre: No hay nada».

La casa derrumbada era de mampostería, y ni siquiera pudo hacer una facilidad temporal, como se hace con las de madera. Hasta que se desplomó totalmente. Y desde entonces (¡diez años ya!) vive en un local para nada habitable en la calle Juzgado (final), con su hijo, la esposa y la nieta.

Irene Sofía confiesa que pidió entrevista con el presidente del Gobierno municipal en varios mandatos, y nunca se la dieron.

«En 2009 le escribí al entonces presidente, Narno Verdecia, y envió al presidente del Consejo Popular, Raúl Betancourt, y al delegado, Alberto Jiménez. Nunca dieron respuesta. En 2010 pedí entrevista con el nuevo presidente del Gobierno, Jorge Feria, y me mandó al de la Construcción: Me dijo que no tenían materiales, y que tenía que seguir esperando.

Cuando comenzaron a otorgar subsidios, Irene Sofía se personó en la oficina de Trámites a solicitar uno para construir con su hijo. No pudo ser, porque el derrumbe estaba a nombre de ella, y donde vivía antes de Ike era una zona baja, con penetraciones del río.

La señora solicitó un subsidio para construir a la salida del solar de su hijo. Le prometieron que se lo darían. Y una vez más, nada.

En 2014, luego de plantear otra vez su inquietud, la visitó una funcionaria del Gobierno municipal, Matilde Gallo. «Me prometieron que me iban a dar un solar, y todo fue un engaño», afirma.

En enero de 2015, refiere, se emitió una resolución mediante la cual se autorizaba entregar solares. Ella hizo su solicitud con todos los documentos legales. Debían darle respuesta en 60 días hábiles. «Ya hicieron tres años, y yo sigo esperando», advierte.

En noviembre de 2017 escribió al periódico Granma, y este tramitó su caso con la Asamblea Provincial del Poder Popular de Holguín, para que se investigara.

Entonces fueron dos técnicos de Planificación Física: «Sin medir el terreno me dijeron que era muy pequeño; insistí y me dijeron que faltaba medio metro. El vecino se ofreció a correr su cerca. Y dijeron que no procedía. ¿Había que esperar tres años para ofrecer esa respuesta?», manifiesta.

Luego la visitó Emilio, el vicepresidente para la Construcción en Banes. Ella le pidió que la ayudara, «pues tengo 67 años, estoy enferma con varias patologías, trabajé 40 años formando a generaciones como maestra primaria, y mi jubilación ha sido una tragedia sin hogar».

El Vicepresidente escribió todo y le dijo que lo llamara de vez en cuando. Lo llamó varias veces, hasta que en julio pasado habló con él.

«Me dijo que nuevamente pidiera una entrevista con un funcionario del Gobierno, Quiñones. Pero sucede que ese señor ya me atendió: y sin respuestas hace un año. Tendré que empezar de nuevo el cuento de la buena pipa. Ya no tengo más esperanzas que escribirle a usted», concluye Irene Sofía.

En su larga profesión de maestra, ¿a cuántos de los que toman decisiones en Banes habrá enseñado y formado esta mujer, ya desilusionada por la   desatención?

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