Acuse de recibo
Después de uno de esos golpes terribles de la vida: el nacimiento de una niña de 34 semanas, con malformaciones en los miembros inferiores; cardiopatía y síndrome de regresión caudal, una familia cambia drástica y permanentemente. Lo sabe bien la matancera Yodarki Matos (calle 25, No. 23, e/ Carretera Central y Pasaje 2, Rpto. Libertad, Colón), cuyo reclamo vio la luz en Acuse el pasado 9 de mayo.
Agradecía entonces la mamá que la pequeña tuviera un botellón de oxígeno y una aspiradora permanentemente a su disposición, luego de que le practicaran una traqueotomía, pero se quejaba de otras condiciones no resueltas. «No tengo una chequera para las prioridades de la niña, me la han negado en tres ocasiones», sostenía la progenitora. El núcleo de la casa —detallaba— está compuesto, además de ella y la niña, por su papá, anciano de 75 años sin jubilación, pues siempre trabajó con particulares; su hijo mayor, en el Servicio Militar Activo en otra provincia, y su esposo, el único que trabaja y percibe salario como cochero.
Al respecto, con fecha 16 de octubre, respondió Belkis Delgado Cáceres, subdirectora de la Dirección de prevención, asistencia y trabajo social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
Ratifica Belkis que es el esposo de Yodarki, José Otaño Montano, de 39 años, quien aporta en la casa un salario, de cuentapropista. Específicamente declara a la ONAT un ingreso mensual promedio de 500 pesos.
A partir de la demanda de la mamá, señala la funcionaria, «se evaluó en el Consejo de Dirección del MTSS, (entidad) que mediante acuerdo No. 69, del 21 de julio de 2017 aprobó una prestación monetaria temporal excepcional de 147 pesos y el reconocimiento de los años de servicio al tiempo dedicado al cuidado de su hija. La decisión fue notificada a la madre, por la Dirección de Trabajo de su municipio».
Agradezco la respuesta y mucho más la aprobación de un apoyo económico para esta familia. Pero no puedo dejar de señalar vacíos en la misiva que me parecen inquietantes. Cinco meses después de aparecido el caso, la escueta contestación no explica nada en torno a los reclamos de la madre que llegaron hasta instancias nacionales y se redirigieron hacia su territorio sin que se hallara la ayuda precisa. ¿Había que esperar a que saliera en la prensa para darse cuenta de que cinco personas, incluyendo una niña en tan delicada situación, necesitan más que el único salario de un cochero promedio cubano. ¿Cuántos eslabones primarios de la Asistencia Social funcionaron mal aquí?
«En mi reparto (…) acaban de conectar la red wifi», dice la capitalina Raquel Bretau Padrón (calle 3ra No. 120, entre José Martí y Mella, Rpto. Eléctrico, Arroyo Naranjo), pero acota seguidamente: «nos llama la atención que en todos los lugares donde han colocado este servicio, previamente los han remozado. Al parque donde está situada la red, no le han hecho nada. Nos referimos a unos bancos, una pintura, un chapeo de las áreas verdes. Da pena cómo en otros lugares se tomaron en cuenta estos detalles y aquí en el Reparto Eléctrico (…) fueron pasados por alto».
También referida al servicio de conexión a internet que poco a poco se extiende por espacios públicos del país es la carta de Luisa Díaz Cruz (Rpto. Náutico, Playa). Evoca Luisa que al final del pasado mes de agosto se instalaron «los equipamientos de la wifi por parte de Etecsa en el parque del reparto. Todos los convivientes nos pusimos contentos porque ya no tendríamos que ir a Pabexpo o al paradero de Playa, (…) que quedan muy distantes de nuestras casas para conectarnos».
Pero antes de pasar el huracán Irma, rememora la remitente, fueron retirados por precaución los equipos, los cuales, en definitiva, aún no se habían puesto en funcionamiento porque, según se decía, faltaban bancos e iluminación en el parque.
Pasó el ciclón con su devastadora estela, se recolocaron los implementos tecnológicos en el mencionado parque capitalino y «después de dos meses de esta larga espera no nos han puesto la conexión», apunta la lectora, cuya carta está fechada el 3 de noviembre.
Y se pregunta si la wifi del Náutico habrá quedado en el olvido.
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