Acuse de recibo
Lisandra Carralero Martínez (calle 5, No. 19, Manatí, Las Tunas) considera que su familia cumplió con el Estado y comprendió las necesidades de este; mas ahora espera lo mismo de este, en reciprocidad. Pero ya desespera...
Cuenta ella que su esposo heredó unas tierras en propiedad de su tío ya fallecido y, junto a otros miembros de la familia, mejoró el lugar con una vivienda de mampostería y una cochiquera de bloques sin concluir aún, sin contar otros gastos.
«Aquí mi esposo ha pasado gran parte de sus 50 años —afirma—, tenemos una aguada maravillosa que nunca se seca, una bendición en medio de esta sequía para quienes criamos animales... Todo lo hemos hecho con esfuerzos propios, sin problemas legales y con sacrificios extremos».
Relata Lisandra que el 29 de septiembre fueron (no explica quiénes) a notificarles que el país necesitaba de las 3,45 caballerías que poseen, para hacer un parque eólico. Ellos les solicitaron que valoraran dejarlos en la pequeña área que bordea la casa, y dijeron que no se podía, que lo que se debía hacer era una permuta.
«Nunca nos negamos, pues no estamos en contra del desarrollo, aclara. Pero cuando el sacrificio humano no se tiene en cuenta, es como perder todo lo evolucionado por el hombre hasta el momento. Después de esperar algún tiempo y de ofrecernos propuestas absurdas, les sugerimos un área, en vistas del apuro que tenían. Nos dieron una caballería, y nos conformamos, pues es tierra limpia.
«Pero debíamos esperar porque decidieran quién nos hiciera la casa y la cochiquera y nos garantizaran las mismas condiciones que tenemos aquí. La Unión Eléctrica dijo: “Deben esperar”. Y me pregunto, si es obligado que salgamos, ¿por qué hacernos esperar un tiempo preciado para nosotros? ¿Valdría la pena nuestro esfuerzo? Estamos en nuestra casa sin poder mejorar siquiera las cercas.
«Entiendo cualquier excusa, pero es mucho el maltrato. A nadie le importa lo nuestro, solo a nosotros mismos... Nos tratan como molestias, y me digo: ¿acaso yo pedí que me molestaran? Todo lo que sabemos es por comentarios de alguien que oyó, porque no han tenido la delicadeza de decirnos cómo marcha el proceso.
Osmel Carmenates Ortiz (calle 27, edificio 54, apartamento 24, 234 y 236, San Agustín, La Lisa, La Habana) refiere que su teléfono fue trasladado desde Camagüey a su actual domicilio. Y al cabo del año fue que le instalaron el servicio, incluida una extensión, la cual le fue cobrada en la factura de enero pasado.
Al ver ese importe, Osmel se personó en la oficina comercial de Etecsa, y le orientaron que hiciera el pago, que iban a reportar para que se efectuara la instalación.
Como el tiempo pasaba y no se resolvía el problema, hubo que llamar en dos ocasiones a la jefa de brigada, quien dijo que le diera una semana para efectuar la instalación.
«Mire cuántos meses han transcurrido, y el reporte parece que se perdió, refiere; pero lo que sí está claro es que todos los meses en mi factura me cobran 2,60 pesos, como si yo recibiera ese servicio.
«Mi servicio telefónico lo tengo desde el año 2004 y nunca he tenido con Etecsa demoras en el pago de mi factura. Espero que se tomen las medidas correspondientes con los responsables, ya que yo, como ciudadano de este país, me siento estafado por esa institución», concluye Osmel.
En julio de 2017 va a hacer un año que Maribel Cruzata Cabrera (calle 56 No. 2501, entre 25 y 27, Artemisa) está esperando por su inscripción de nacimiento en el Registro de esa localidad.
Maribel acude allí religiosamente dos y tres veces a la semana. Y es por gusto, porque en el Registro Civil de Palma Soriano, donde ella está inscrita, el teléfono suena y suena, y no cogen las llamadas. De lo contrario, da ocupado o fuera de servicio.
Afirma la lectora que las trabajadoras del Registro Civil de Artemisa, al igual que la Directora, le han dado el número telefónico del Registro Civil de Palma Soriano, para que ella compruebe lo que le dicen.
«Yo quiero saber si es cierto que esa es la única forma que hay para solicitar las inscripciones. No sé qué hacer. Estoy cansada de ir al Registro por gusto», finaliza Maribel.
Tres tremendas esperas. ¿Por qué siempre esperar tanto, a merced de la voluntad ajena?