Acuse de recibo
El pasado 15 de marzo desde Colón, Matanzas, denunciaba manejos con el salbutamol spray en la farmacia comunitaria 730 de esa localidad, Iraida González Pedroso, paciente que padece de comunicación interauricular, con crecimiento de una aurícula y asma bronquial aguda, la que se complica con hipertensión pulmonar alta y efisema.
Ella lleva tratamiento con salbutamol, medicamento que, luego de estar «en falta», reapareció en pequeñas cantidades en esa unidad. Los necesitados hicieron cola y al comprar la persona con el turno 11, el medicamento se agotó. El público reclamó, y la respuesta fue que quienes compraron lo hicieron con tres y hasta con cinco tarjetones de otros pacientes.
Es falta de respeto y de sentimiento humano, decía ella, y preguntaba: «¿Hasta dónde llegará la indolencia cuando después se vende en el mercado negro hasta a 50 pesos?»
Responde la doctora Magalys Chaviano Moreno, directora provincial de Salud, que se entrevistó a Iraida, a la administradora y a las trabajadoras de la farmacia, y se revisó la documentación de la venta del salbutamol spray.
Se constató que se solicitaron a la droguería 700 frascos de salbutamol, acorde con los pacientes inscriptos, y se recibieron 140. En el monitoreo de la venta se detectaron tarjetas de estiba con tachaduras y enmiendas, y 14 frascos vendidos sin respaldo de certificados de pacientes inscriptos: violación del procedimiento para la venta de medicamentos por tarjeta, según el Manual de Normas y Procedimientos de Farmacias Comunitarias.
Arrojó falta de control sobre la venta, en especial de medicamentos con déficit como salbutamol spray, lo que viola la Resolución 60 de 2011 de la Contraloría General de la República sobre el control interno, por escasa exigencia de la administradora de la unidad, a la cual se le aplicó la democión definitiva del cargo.
Se separó definitivamente de la entidad a las dependientas implicadas, y al director de la UEB Colón se le impuso una amonestación ante la Comisión de Cuadros de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas.
Más de lo mismo
El pasado 12 de marzo Elizabeth Cuba García denunció el trato recibido en la farmacia del edificio 12 Plantas de la ciudad de Holguín: cuando fue con una receta a comprar la loción facial prescrita, la dependienta le dijo que tendría que recogerla al otro día. Elizabeth le explicó que había venido de Gibara, a 32 kilómetros, y no podía volver solo para ello. La empleada le aclaró que estaban en inventario de cierre de mes y no se lo podía vender.
«Le dije que era una falta de respeto tener que viajar nuevamente, hacer gastos en transporte, nada barato, por un inventario, estando el medicamento preparado. ¿Cómo es posible que, si estaban en inventario, se despacharan otros medicamentos y ese no? ¿No existe otro método de realizar el inventario que no perjudique al cliente?», refería ella.
Responde el doctor Luis Arley González, director provincial de Salud, que, según lo investigado, el 2 de marzo la dependienta recibió la receta y le entregó el medicamento al día siguiente, lo que constituye una violación del Manual de Farmacia Comunitaria.
A la dependienta la trasladaron definitivamente a una plaza de menor remuneración; y le aplicaron un descuento del 25 por ciento del salario de un mes a la técnica que debía elaborar con celeridad la fórmula y no lo hizo.
Se confirmó, agrega, que la dependienta respondió incorrectamente a la paciente, al argumentar lo del inventario, pues constituye una violación del procedimiento establecido: los inventarios se realizan en horarios que no afecten la atención al público. Por ello, y por insuficiencias organizativas, se liberó de su cargo a la administradora de la farmacia.
Se identificaron violaciones del control interno, pues no había un cuidado riguroso de los vales de venta de las formulaciones magistrales. Y aunque debía recibir todo el personal del área de dispensación las solicitudes de fórmulas, en ese momento solo había una dependienta para esos fines.
Informa que se analizó el caso con los trabajadores de la unidad, y se socializó críticamente en reunión con los administrativos de la Empresa para que tales hechos no se repitan. Y se le ofreció respuesta a la paciente.
Agradezco ambas respuestas, que hacen pensar que las molestias y disgustos en farmacias pueden estar relacionados también con otros «medicamentos» en falta: el rigor, el control y la exigencia.