Acuse de recibo
Tres años de afectaciones constructivas. Tal era el saldo de los daños que el policlínico Abel Santamaría Cuadrado había ocasionado a la vivienda colindante de los capitalinos María del Carmen Castillo Gutiérrez y su esposo (calle Omoa, No. 222 bajos, e/ Romay y Fernandina, municipio del Cerro).
Así lo supimos el 5 de mayo de 2015, cuando María del Carmen refería, entre otros muchos detalles, que cada dos o tres horas debían sacar cubos de agua de los dos primeros cuartos de su vivienda; además de tener que lidiar, en el tercer cuarto, con la humedad y el mal olor. Todo provocado por las instalaciones del mencionado centro de salud.
En el lapso de los continuos perjuicios, comunicados muchas veces a instancias de dirección del mencionado policlínico y autoridades de salud, la remitente y su esposo habían tenido que reparar tres veces las paredes de su casa, costeando el precio de su bolsillo.
También apuntaba la lectora la incómoda situación cuando la planta eléctrica de la entidad hospitalaria arranca, por el ruido y el calor que genera. Los residentes de la vivienda, construida hace un siglo —mucho antes que el centro de salud— se veían igualmente afectados por la posición de las nuevas ventanas de este, que lesionaban la necesaria intimidad.
Al respecto, contesta el doctor Reinol García Moreiro, director provincial de Salud de La Habana. Explica el galeno que el policlínico de marras forma parte de los 22 priorizados en la capital para su reparación, la cual ha de estar concluida en el tercer trimestre del actual año (la misiva llegó a JR el 13 de agosto pasado).
«Desde el año anterior (2014) se han venido realizando reparaciones de drenajes hidrosanitarios, impermeabilización de pisos, instalaciones para los gases producto de la esterilización de materiales, limpieza y revisión de la cisterna, sin que evidencie escape de agua», apunta el Director.
Y añade que en visita a la casa de la lectora se pudo comprobar la existencia «de humedad en las paredes, no así de la inundación referida de la habitación que funciona como recibidor entre los dos dormitorios».
«Al comenzar a romper el piso del pasillo lateral —señala el funcionario— se pudo constatar la presencia de una tubería de evacuación de la vivienda en mal estado, obstruida y conectada a la tubería de evacuación del policlínico e instalaciones de evacuación expuestas de la vivienda de Omoa No. 222 en planta alta que son improcedentes»…
Por parte de la institución se realizó igualmente un prepiso a lo largo del pasillo, estucado y posteriormente impermeabilizado, que separa la casa del centro, se arregló la tubería de la vecina y se le realizó conexión independiente, pues se encontraba conectada al pluvial del policlínico. Además se abrió una puerta del pasillo hacia la calle para mejorar el drenaje cuando llueva, expresa el Director Provincial.
En cuanto a las molestias del Grupo Electrógeno —sostiene—se contactó con Unecamoto, cuyos especialistas plantean que este dispositivo «viene con silenciador incluido, mediando entre la ubicación del mismo y la vivienda un pasillo de 1,20 metros (…); no obstante, se cerró herméticamente la parte lateral del grupo electrógeno (pared que da para el pasillo) y se levantó un muro de dos metros en la parte del frente de este».
Referido a las ventanas del hogar cuya privacidad queda expuesta ante las nuevas ventanas del policlínico, la Dirección Municipal de Planificación Física determinó que no son originarias de la casa, sino que fueron construidas posteriormente. (Lo que faltaría aclarar es si fue antes o después de las modificaciones estructurales del centro de salud). No obstante, comunica el directivo, se asignarán climas y brazos hidráulicos, al departamento de esterilización para mantenerlo herméticamente cerrado y evitar molestias.
«Por no realizar con premura las gestiones que hoy se desarrollan, buscando soluciones alternativas para resolver las molestias que la institución ocasiona a estos vecinos, se le aplicó al Inversionista de la Dirección Municipal de Salud una amonestación ante el Consejo de Dirección, y al Vicedirector Administrativo del Policlínico, similar medida ante el Consejo de Salud de su entidad», indica el Dr. Reinol. La respuesta, que agradezco, fue explicada a la promovente, quien mostró conformidad al respecto, precisa.