Acuse de recibo
«Zayas en la tendedera», así titulamos el 17 de diciembre último la carta de Edgar Pérez Pérez (Caserío Zayas, s/n, Batabanó, Mayabeque), quien relataba las penurias referidas al servicio eléctrico que atraviesan su núcleo familiar y 17 familias vecinas.
Ocurre que los referidos hogares, algunos de los cuales llevan más de 35 años de construidos, están conectados a un solo metro contador, decisión ejecutada por la propia Organización Básica Eléctrica (OBE) en Batabanó.
Y si bien como alternativa emergente a la carencia, esa solución en algún momento funcionó, por los datos que aportaba el lector parece que ya está, casi literalmente, apagándose.
Voltaje muy bajo durante casi todo el día: refrigeradores desconectados, lámparas sin encender, ollas arroceras que no cocinan bien el arroz, eran algunos botones de muestra en la carta del lugareño.
A esto, le sumaba las complejidades humanas de tener que dividir entre 18 familias el pago de la corriente, con las consabidas austeridades de unos sometidas al derroche de otros.
Por si fuera poco, narraba Edgar que los postes del tendido provisional están prácticamente podridos, con riesgo de caer, y los cables, a la peligrosa altura de unos tres metros.
Al respecto, llega la carta de Ramón Miguel Pedrera Valdés, director general de la Empresa Eléctrica en Mayabeque. La breve misiva reconoce que, efectivamente, el grupo de casas a las que aludía Edgar Pérez Pérez, «reciben el servicio eléctrico por tendedera hace años. Este es un servicio irregular no concebido para utilizar cocina u otros equipos electrodomésticos, puesto que no cumple con los parámetros de voltaje adecuados a tales fines».
Y añade el directivo: «En el año 2013 se implementaron diferentes acciones con el propósito de mejorar los parámetros de voltaje en el área que brinda electricidad a esas viviendas. No obstante, estas labores no suponen la solución definitiva, la cual está propuesta en el plan de inversiones de 2014, que contempla la eliminación de tendederas. De esta manera se logrará que cada residencia cuente con su equipo de medida y, por ende, con un servicio acorde a las demandas de nuestros clientes».
Ni una palabra más apunta el directivo.
Agradezco la respuesta de la OBE. Cuando salió a la luz el caso, en el último párrafo de aquel Acuse nos cuestionábamos, entre otras preguntas: «¿Acaso en décadas no se ha podido lograr que estas casas tengan un metrocontador independiente?».
Esa pregunta sigue en pie. Aunque agradezco la respuesta del ingeniero Ramón Miguel Pedrera Valdés, no entiendo cómo se pasó por alto ofrecer las explicaciones, los porqués y por cuántos que han llevado a una situación como la descrita.
Esta contestación fue validada —antes de remitirse a JR— por el Grupo de Atención a la Población y Prensa del Ministerio de Energía y Minas, instancia que a su vez manifestó que estaba cumpliendo indicaciones de la máxima dirección de esa cartera.
Más allá del caso puntual de Edgar Pérez Pérez y el caserío Zayas, ¿cuándo la generalidad de nuestros funcionarios públicos asumirán la práctica de que para servir a la población —que debe ser su tarea esencial—, lo primero es explicar las cosas con la mayor claridad posible?
Cuba se transforma. Ha de transformarse si no quiere naufragar, como han indicado los principales dirigentes del país. ¿Cuándo comprenderemos que el nuevo escenario hacia el que hay que avanzar, de a todas, tiene como uno de sus pilares el derecho ciudadano a la información?
El cambio de mentalidad no es para pasado mañana ni para el vecino de al lado. Es para mí, para ti, para todos, y desde ayer.