Acuse de recibo
A Julio Enrique Monjes le une disgusto con la UNE, Unión Nacional Eléctrica, desde que, en noviembre de 2011, en su trabajo le asignaran casa en calle 239, No. 27602, entre Prensa Latina y 280, Reparto INAV, municipio habanero de Boyeros. Sí, a inicios de 2012 se mudó, a la semana fue a la sucursal eléctrica de Abel Santamaría, a hacer el contrato. Y no hubo documento legal. Le dijeron que no era necesario, al siguiente mes comenzaría a recibir las facturas, con los saldos del metro contador. Pero no llegaban…
El 7 de mayo de 2012, un inspector lo citó para el siguiente día a la sucursal. De no hacerlo, cortarían el servicio eléctrico. Fue y le mostraron un documento por el cual debía pagar 341 CUP. Todo el consumo desde que se instaló el contador. Él explicó que esa casa antes la vivió otra familia, y todo el consumo no era suyo. El jefe de inspectores, Manuel Guerra, le indicó que reclamara a la OBE Boyeros. Lo hizo.
El 2 de julio, Monjes tuvo respuesta del director de la OBE Boyeros, Reinaldo de Jesús Robbio: tenía razón al apelar. Debía acudir a la sucursal Abel Santamaría en 72 horas, para que ajustaran el pago. Fue, y la administradora y la compañera Taimy Cruz alegaron no poder resolver: debía ser Manuel Guerra. Este se comprometió al ajuste para la otra semana. Monjes fue varias veces. Nada se había hecho.
El 20 de agosto, vio a Manuel: en el ajuste solo se rebajaron 48 CUP. Debía pagar 293. Llevaba viviendo en la casa similar tiempo que la familia anterior. Era inaceptable. Manuel le dijo que debía pagar al momento, y reclamar a la Empresa Eléctrica provincial. Así lo hizo, pero «eran ellos, no yo, los responsables de que hubiese pasado tanto tiempo sin pagar el servicio», aclara el lector.
El 28 de septiembre de 2012, Monjes escribió a la Empresa Eléctrica Provincial. El 15 de noviembre fue a su casa el inspector Héctor Vázquez, subordinado de Manuel, quien hizo lista de los equipos eléctricos. Concluyó que debían pagar al día siguiente 130 CUP. A partir de ahí, recibirían las facturas mensuales. El 16 de noviembre, Monjes pagó el importe, de lo cual conserva comprobante. En visita a su casa, Héctor tomó del contador la lectura 2235: la inicial para la facturación. Y en diciembre llegó la primera factura: lecturas y consumos no se ajustaban a la realidad. Ese mes facturaron 150 KW y ¡el valor de la lectura era 0! Incluso, señala, es una cifra muy superior a la real, basándose en las lecturas diarias que él hace del contador.
Esa situación se repite en las facturas que ha recibido hasta hoy. Incluso, el lector cobrador ha leído el metro, detrás lo hace Monjes, y el cobro llega errático. Pero siempre le recomiendan pagar primero.
En enero de 2013, Héctor elaboró un documento para que le reintegraran el dinero cobrado en exceso, que fue aprobado en la Empresa Eléctrica Provincial. Héctor citó a Monjes para el 28 de febrero en Boyeros, que le atendería Manuel. Aunque la orden de rebaja constaba en expediente, ese día desapareció. Cero devolución. Manuel dijo que el pago de 130 CUP del 16 de noviembre no tenía valor, porque aún constaba la deuda de 293 CUP. Afirmó que trataría el asunto con Héctor, y pediría explicación del documento perdido. «¿Cómo es posible que jefe y subordinado no trabajen en coordinación?», cuestiona el cliente.
El 28 de febrero, en la OBE Boyeros, Monjes dijo a Manuel que el 23 de ese mes el vecino inmediato, Rolando Junco, había descubierto que la señalización de los contadores de ambos estaba invertida: uno pagaba el consumo del otro y viceversa. Desde entonces, ambos clientes intercambian las facturas, hasta que se resuelva el problema.
El 16 de marzo fueron ambos y se lo plantearon a Héctor Vázquez. Y él se comprometió a cambiarlos antes del 28 de ese mes, cuando debía pasar el lector cobrador. Allí mostró el documento de la rebaja, hecho nuevamente, ahora con un importe de 75 CUP.
Monjes insistió en lo de la facturación: Al errar en la lectura del 28 de febrero, solo se notificaban 42 KW donde debían ser 216. Ello incidiría en la lectura del 28 de marzo, pues se acumularían entonces los 174 no contemplados antes. Y dijo Héctor que eso se solucionaría al cambiar los contadores antes del 28 de marzo. Pero no se hizo.
El 9 de abril, Monjes recibió la última factura. Como previó, aparecía un consumo de 348 KW, que en importe significan 186 CUP. «Una vez más me veo afectado por el mal trabajo y la informalidad. Hasta hoy he pagado todas las facturas, pero ya es demasiado. Me niego a seguir costeando el mal trabajo. Y sigo esperando por la devolución de mi dinero. Algo debe existir que me proteja como cliente. Lo que me une a la UNE es su incapacidad para establecer contrato a tiempo, la demora en las soluciones, la pérdida de documentos… algo que urge arrancar de raíz del funcionamiento de la empresa estatal socialista».