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Sin control ni exigencia

El pasado 17 de mayo y desde el reparto Hermanos Cruz, de la ciudad de Pinar del Río, el lector José Antonio Hernández sospechaba aquí de una extraña forma de cobro de los servicios hidráulicos.

Refería que en enero del presente año, el cobrador del agua le llevó un recibo por diciembre de 2011 y enero de 2012, más febrero de este año, adelantado. Pero ya él había pagado diciembre de 2011.

Y en abril de 2012, el recibo incluía febrero, que había sido pagado ya, junto a marzo y abril. Además, venía mayo, como adelanto otra vez de un servicio que aún no había disfrutado…

A propósito, responde María Inocente Domínguez Lozano, directora general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Pinar del Río, quien manifiesta que, de acuerdo con lo investigado, se comprobó que hubo un error en el aviso de adeudo en donde se le notificaba a José Antonio el impago de febrero de 2012, cuando ya él lo había pagado. Pero aclara que en ningún momento se realizó un cobro doble.

Y se pudo constatar que el lector-cobrador de marras no ejecutaba los recorridos mensuales para el cobro de los servicios en las viviendas, lo cual es una violación de los procedimientos establecidos.

Significa la directora general que «en los resultados señalados, se detecta que existió falta de exigencia y control por parte del personal vinculado directamente con esta actividad, dando lugar a violaciones de la política de cobro».

En tal sentido, precisa, se aplicaron sendas medidas disciplinarias: a la jefa de la Oficina Comercial y al lector-cobrador se les trasladó para otras plazas, con pérdida de la que ocupaban. A la técnica comercial de la unidad empresarial de base (UEB) se le multó con el 25 por ciento del salario de un mes; y a la especialista C en Gestión Comercial de dicha UEB, se le amonestó ante el colectivo.

Finalmente, al director comercial de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado se le inició un proceso disciplinario para demoverlo del cargo.

Ángela sí lo palpa

Nuestros hijos pasan por las aulas, un curso escolar detrás del otro. Y ese derecho nos parece muy común y natural, al extremo de que no reparamos muchas veces en cuántos esfuerzos y sacrificios se conjuran para ayudarlos a vencer cada etapa de la vida.

Hoy Ángela Bravo Ramírez, desde Calzada No. 504, entre D y E, en el Vedado, La Habana, me hizo meditar en ello con una conmovedora carta, en la que expresa su dicha como madre al ver a su hija Viviana González culminando el 12mo. grado, de cara a los estudios universitarios.

Cuenta Ángela que en los tres años de estudios de su hija en el instituto preuniversitario Saúl Delgado, del Vedado, ella ha sido una madre cooperativa y preocupada por el desempeño y los deberes de la joven. Y ahora está feliz, por los resultados de la muchacha en las pruebas de ingreso con muy buenas notas, al punto de que alcanzó la carrera que quería estudiar: Estomatología.

Pero con la vara de gratitud con que miden los justos, Ángela desea felicitar y reconocer al claustro docente del Saúl Delgado, «a cada profesor que participó y tuvo que ver directamente con la formación de mi hija; en especial para el ex director Jorge Raúl, la profesora Niuris, de Química, para un profesor apodado por los estudiantes “El Banga”, la profesora Yenei y otros que no recuerdo sus nombres y pido me disculpen.

«También las gracias para todos los trabajadores de ese centro de estudios, y a la dirección actual del Saúl Delgado. Son muchos los buenos recuerdos que llevo en mi corazón de ese centro. Gracias, Cuba; gracias, Fidel».

Gracias, Ángela, por reparar en lo que otros pasan por alto, a fuerza de cotidiano y común.

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