Acuse de recibo
El pasado 22 de octubre de 2011, Pablo Agustín Guerra contaba desde Sancti Spíritus que, por falta de baterías, ya tenía en desuso un teléfono inalámbrico chino marca Gaoxinqi, modelo HWCD 399, adquirido en 2006 en el punto de venta Cabaiguán, de ETECSA, en esa ciudad, al precio de 26,90 CUC.
Manifestaba Pablo que fue a las dependencias de ETECSA y le informaron que no cuentan con ese tipo de pilas; y rastreó en otras provincias, como Villa Clara, Cienfuegos y Matanzas, pero no las encontró.
«¿Cómo es posible —cuestionaba— que a usted le vendan algo que dependa del uso de baterías, y luego no cuente con estas para reponer? Además, en ninguno de los establecimientos visitados me han podido responder cuándo volverán a venderlas. Mi teléfono sigue allí, como un objeto decorativo, mudo en el tiempo y sin que nadie lo escuche. ¿Dónde está la protección al consumidor?»
A propósito, responde Tania Velázquez, directora adjunta de la Vicepresidencia Comercial y de Mercadotecnia de ETECSA, que esa entidad, como parte del servicio de posventa que brinda a sus clientes, tiene establecido disponer de los accesorios e insumos para garantizar la funcionalidad de los productos comercializados por ella, para así cumplir las normas de protección al consumidor.
Pero reconoce que, lamentablemente, es real la situación que señala Pablo: han presentado inestabilidad en los abastecimientos de su red comercial, lo cual ocasiona molestias y afecta a los clientes.
«Para garantizar esos suministros —señala—, ETECSA realiza múltiples gestiones y establece convenios con proveedores extranjeros. Sin embargo, debido al desarrollo de las telecomunicaciones, el equipamiento se diseña para una rápida rotación. Y cada vez se hace más difícil encontrar suministradores que garanticen partes, piezas, insumos y accesorios a aquellos modelos que han sido comercializados, incluso con fecha más reciente a la referida por el lector. Ya los proveedores han descontinuado su fabricación, y esto conlleva a adquirir artículos fuera de producción continua, lo cual encarece su valor.
«No obstante, nuestra empresa está obligada a mejorar los ciclos de aprovisionamiento, en correspondencia con las demandas de la población. Pero, sobre todo, debe garantizar que el personal de contacto brinde toda la información que pueda ser útil a nuestros usuarios, de manera que estos adquieran los productos que más se ajusten a sus necesidades y posibilidades, atendiendo a su vida útil y prestaciones».
Finalmente, añade Tania que las baterías para ese tipo de teléfono arribaron al país recientemente, y pueden ser adquiridas en los puntos comerciales habilitados por ETECSA para tal efecto.
Addel Chang (Cárdenas No. 207, entre Misión y Arsenal, apto. 31, Jesús María, La Habana Vieja) está preocupado porque percibe cierta tendencia al alza de los precios en establecimientos comerciales, tanto en CUP como en CUC. Y desea saber si esa es una política oficial o prerrogativas que se toman las entidades comercializadoras.
Cuenta el lector que en La Casa del Chocolate, en La Habana Vieja, el chocolate frío, que costaba 0,80 CUC, ahora vale 1,00. En la pizzería La Rocalla las pizzas ascienden a casi el doble del precio anterior: la de camarón antes valía unos 30 pesos; mientras que en la actualidad se ofertan a 45.
Afirma también que en centros nocturnos como el Café Cantante y el Diablo Tun Tún, la entrada era de 30 pesos, y ahora es de 50. En el Café La Luz, de La Habana Vieja, los bocaditos subieron de cuatro pesos a diez.
«¿Quién o qué organismo sube los precios a las cosas?», pregunta el lector. Y es saludable que reciba una respuesta esclarecedora.