Acuse de recibo
Alexis Lugo Bandera (Calle 1ra. No. 202, reparto Libertad, Baraguá, Santiago de Cuba) es sastre, y desde que se ampliaron las posibilidades para ejercer el trabajo por cuenta propia en el país, sacó su licencia correspondiente.
Él aplaude que la alta dirección del país se haya pronunciado contra los muros burocráticos y estorbos que frenan y obstaculizan esa modalidad de trabajo no estatal; y apoya que, al propio tiempo, se promueva que todo se haga con la disciplina necesaria.
Cuando se dirigió a solicitar el permiso de área en la Dirección de Planificación, señala, le dijeron que debía pagar todo el año por adelantado. Y así lo hizo. Pero le indicaron que no debía exhibir sus confecciones, solo venderlas en la casa. En caso de que las ofertara en el área, debía ser dobladas sobre un catre.
Por aquello de que «mercancía que no se exhibe no se vende», Alexis estuvo en desacuerdo con tal disposición y les comunicó que se dirigiría a la Dirección Provincial de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT). La respuesta que le dieron fue que quien estuviera en desacuerdo con la exhibición de la ropa, debía expresarlo por escrito.
Cuando fueron los inspectores integrales a supervisarlo, no detectaron ninguna violación. Pero una funcionaria de la Dirección de Planificación Física se dirigió al cuentapropista en un tono inadecuado y con autosuficiencia, según él. Le manifestó que quien sabía era ella, y los inspectores no eran nadie para decirle si exhibir la ropa era o no violación. Acto seguido, le aplicó una multa por valor de 500 pesos, de acuerdo con el artículo 5, inciso C, del Decreto Ley 272, el cual, según Alexis, no se corresponde con los hechos.
Alexis tiene muchas dudas con lo sucedido, y necesita que se le explique con argumentos por qué no puede mostrar la mercancía, un principio elemental del comercio y los servicios. En su consideración, la multa es injusta, y para colmo acompañada de un maltrato por parte de un funcionario público, que debe aprender a tratar con respeto a un trabajador por cuenta propia.
Hablando en términos de sastrería, quizá lo que falte aún es cumplir con las disposiciones oficiales para el trabajo por cuenta propia, pero con «un traje a la medida».
Como cualquiera de los 18 mil habitantes que tiene el habanero Reparto Eléctrico, para llegar a su hogar en el apartamento 3 del edificio 30-F, entre 7ma. y Rosales, Santiago Laborde debe tomar obligadamente un coche, pues las escasas rutas de ómnibus que pasan cerca no entran a esa conocida urbanización.
Recientemente él presenció, en la piquera situada a la misma entrada del reparto, una discusión acalorada entre cocheros que bufaban más que sus caballos. Por suerte, la sangre no llegó al río. Calmada la porfía, Santiago abordó un coche. Y el dueño, un cuentapropista con licencia en regla, le confesó el origen del problema: allí hay más cocheros sin licencia que con ella. Y precisamente en la competencia desleal, los primeros se imponen por sobre quienes están dentro de la ley, para que no se les atraviesen en el camino.
«Es inconcebible ver —apunta— cómo los violadores de las leyes mayorean a los cocheros autorizados, y que no haya una autoridad que les ponga freno teniendo en las manos muchas formas para disuadirlos. Seguro estoy que nos evitaríamos tener que llegar un día a una pelea sangrienta, y hasta ver involucrados a inocentes pasajeros que nada tienen que ver con la situación.
«Leí en el Granma los recientes acuerdos del Consejo de Ministros para continuar facilitando el trabajo por cuenta propia; y entre los beneficiados se encuentran los cocheros, a quienes se les considerará como gasto deducible hasta un 40 por ciento de sus ingresos anuales (el doble de lo antes fijado), disminuyéndose también sus cuotas mensuales de 150 a cien pesos.
«¿Qué esperan estos ciudadanos para entrar por el carril, acabar de una vez de acogerse a las leyes y sacar su licencia? ¿Qué esperan nuestras autoridades locales para ponerle coto a estas contradicciones sin “botar el sofá”, y lograr que esos cocheros laboren en la legalidad?».