Acuse de recibo
La respuesta que brinda hoy Norge Linares, director de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía en Moa, provincia de Holguín, es muestra de que, aunque el cliente no tenga toda la razón, merece la esmerada atención y las explicaciones posibles.
El pasado 26 de marzo reflejé aquí la denuncia de José Enrique Olivares, quien dudaba que fuera importado el arroz que se vendía liberado en ese municipio —al igual que en todo el país— a cinco pesos la libra, por la mala calidad que tenía. Y también fustigaba la desatención e indiferencia con que la administradora del establecimiento acogió su queja.
Al respecto, Linares manifiesta que se localizó al denunciante, a la administradora de la unidad, Yumislaidis Labañino, y al supervisor Magdiel Cobas, quien se encontraba en el establecimiento cuando Olivares canalizó su queja.
Se comprobó que ese día se abasteció la unidad alrededor de la 1:00 p.m., con 3 500 kilogramos de arroz transportado en el carro OTS 266, y custodiado por la subdirectora en funciones Lorena Lores, quien alega que el arroz tenía la calidad requerida.
Se verificaron las estibas en la Mayorista de Alimentos, y todo dio con la calidad estipulada. El consumidor, quien se convenció de que no hubo violación alguna, alegó que cuando compró las ocho libras, alrededor de las 5 de la tarde, no se percató bien de la condición del mismo. Fue 25 o 30 minutos después, que regresó de su hogar a reclamar. Pero no le mostró a la administración el producto.
Sí alegó Olivares que la administradora no lo atendió debidamente ni le dio una explicación; solo le dijo que allí el arroz que se vendía costaba a cinco pesos la libra, y que era importado, según el envase y la factura. Agregó que se sintió irritado y le comunicó a la administradora que iba a quejarse a otras instancias y ella no hizo caso, como tampoco el supervisor, quien tuvo la oportunidad de atender al cliente y no lo hizo.
«Se pudo demostrar —afirma el Director de la Empresa— la falta de atención al consumidor, y la falta de visión del supervisor en darle seguimiento a la queja».
La Administradora de la unidad reconoció no haber prestado la atención adecuada al cliente, y el Consejo de Dirección de la empresa le aplicó una medida consistente en democión temporal, por el término de seis meses, a un cargo de inferior categoría, y sin derecho a recibir en ese lapso estímulos adicionales según el trabajo. Y al supervisor se le hizo una amonestación pública ante su colectivo.
Al consumidor se le ofrecieron disculpas, y le comunicaron que se incrementarán los chequeos sorpresivos para que casos como ese no se repitan.
Salideros de aguas albañales que llevan nada más y nada menos que 15 años, denuncia Fernando Martínez, vecino de 120 A No. 2562, entre 25 y 27, en el reparto Zamora, del municipio habanero de Marianao.
Refiere el lector que en la Avenida 27, desde 118 hasta 120-B, corren aguas negras provenientes de fosas desbordadas más arriba, y pasan frente a un consultorio médico, las principales unidades comerciales de alimentos, llegando hasta la escuela primaria Osvaldo Hernández Chávez.
«En todo ese tramo de 27 —precisa—, que es la principal vía de entrada y salida del reparto, se han formado baches enormes donde se estancan las aguas putrefactas, y provocan un estado de deterioro grave en la infraestructura vial, dándole al entorno urbano una imagen desagradable y muy repugnante».
Asegura Fernando que en estos 15 años ha venido planteando su queja a los diferentes delegados del Poder Popular, y lo ha reportado a Aguas de La Habana. «Las respuestas que recibimos en las asambleas de rendición de cuentas y otras, expresan un sinnúmero de justificaciones que no convencen ni resuelven el problema. Ha habido desde insuficiente gestión hasta indolencia y apatía».
¿Será que van a celebrarles los 15 a los salideros?