Acuse de recibo
Con la mayor constancia había ido pagando su TV Panda la profesora María Victoria Sosa Arias, 66,47 pesos un mes tras otro desde el 2003 hasta que en marzo último la vecina de calle Destrampes No. 153 entre Libertad y Estrada Palma, en Santos Suárez, 10 de Octubre, Ciudad de La Habana, se disponía a liquidar la última cuota.
Ah, pero algún inexplicable retraso de quienes debían pasar en su centro laboral las contribuciones mensuales al banco la habían entrampado en el recargo.
A propósito nos responde Bárbara Agón Fernández, directora municipal de Educación (DME) en 10 de Octubre. Reconoce la directiva que «se presentaron atrasos con la liquidación al banco de los descuentos efectuados a los trabajadores. Esto estuvo dado por la falta de agilidad de la técnica que atendía retenciones». Por dicha causa, la responsable fue sancionada, explica Bárbara.
Y termina su misiva la dirigente educacional aclarando que el adeudo y el recargo ya fue liquidado al banco. Lo que no era responsabilidad de María Victoria, se asumió por la Dirección Municipal de Educación.
Agradecemos la respuesta y la postura de la DME y deseamos que casos como este no vuelvan a mellar sus esfuerzos cotidianos.
Ese tiempo lleva esperando Juana Lilia Machín Santos por el traslado de su teléfono. Esta veterana capitalina residente en Calle 96, Edif. 5A08, Apto. 19, entre 5ta. A y 5ta. C, Cojímar, La Habana del Este, ya no sabe qué hacer para que le reintegren el servicio telefónico que disfrutaba cuando vivía en el Rpto. Antonio Guiteras, del propio municipio citadino.
Me prometieron que en dos meses harían la nueva instalación y nada —comenta la angustiada abuela—. Mi hija fue a las oficinas de ETECSA en Regla, Alamar y la Villa Panamericana y nadie le precisó sobre nuestra conexión, añade.
Aunque la misiva de Juana nos muestra una mujer activa y perseverante, hay «carreras» que ya a su edad —y a ninguna otra— debería uno dar por la ineficiencia ajena. A veces parece que el número de un buen servicio no está asignado a ningún abonado…
Parece que en la Calle Prolongación de Independencia —desde B hasta D, en el Rpto. Virgina, de Santa Clara—, se prolongan las inundaciones desde hace 15 años. La queja la remite el villaclareño Armando Amores Flores (Calle C, entre 3ra. y 4ta.), quien detalla que «en un tramo de aproximadamente 200 metros, la salida de las aguas está obstruida: especialmente cuando llueve fuerte se convierte en una laguna y los vecinos de los tres CDR correspondientes (…) están condenados a elevar los muros de contención frente a sus viviendas».
Otro método empleado para evitar la entrada del indeseado líquido a los hogares, ha sido las zanjas individuales que muchos emprenden con medios propios, narra Armando.
Pero de nada sirvieron los ruegos e inventos el año pasado: varias de las residencias de la zona, terminaron penetradas por los fluidos callejeros, ejemplifica.
«La única respuesta que se recibe a los reiterados planteamientos en las distintas rendiciones de cuenta es la falta de recursos para acometer los trabajos», afirma el remitente.
Cuando el mare magnum sobreviene, además de dificultarles el paso a los vecinos de la zona, afecta el soterrado telefónico, apunta Armando. Y por si esto fuera poco, señala que las aguas superficiales del Zoológico Camilo Cienfuegos, cercano al área de marras, también les arrastran hacia sus espacios vitales, las excrecencias del segmento donde está el búfalo, los ponis y las cebras…
¿Estarán condenados estos vecinos a vivir inventando corazas frente a la invasión líquida o se encontrarán soluciones de alcantarillado que pongan fin, después de tanto tiempo, a las sucias prolongaciones?…