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Justicia con Daryl

EL caso de Daryl Ocaña Negret, felizmente concluido con apego a la justicia, alerta a cualquier entidad, para que se aborde con seriedad y rigor la ubicación laboral y el adiestramiento de los egresados de la enseñanza técnico-profesional.

El drama de Daryl se reveló aquí el 1ro. de agosto pasado, cuando su mamá, Clara Daisy Negret, denunció que el muchacho, graduado de técnico de nivel medio en el Instituto Politécnico Hermanos Gómez, de la capital, fue rechazado en la empresa ASTICAR, donde había sido ubicado por solicitud de la propia entidad.

En la Dirección Municipal de Trabajo del municipio de 10 de Octubre, territorio donde radica el politécnico, le corroboraron a la madre que ASTICAR sí había solicitado dos graduados en Refrigeración, en las concertaciones previas que se hacen.

Y en la Dirección Provincial de Trabajo le confirmaron que eso sucedía con frecuencia: las empresas se desentienden de los graduados después que los solicitan. Y le manifestaron allí que nada podían hacer. Debería ser ella quien le buscara ubicación al joven.

Ahora me responde Odalys González Hernández, directora provincial de Trabajo y Seguridad Social en Ciudad de La Habana, y primero explica cómo se ubica a los graduados de los politécnicos: a partir de la disponibilidad de egresados que da la Dirección Provincial de Educación, las direcciones municipales de Trabajo informan a las entidades las cifras de jóvenes que se graduarán por especialidad para que aquellas realicen sus demandas.

Así, la Dirección Provincial de Trabajo realiza un plan de distribución, que presenta al Consejo de la Administración Provincial, y el mismo se desagrega después por especialidad para que la comisión de ubicación de cada politécnico decida adónde irá cada egresado, teniendo en cuenta su integralidad. Luego se efectúa la reunión de otorgamiento, para comunicarle a cada joven su ubicación, todo acompañado de información a los jóvenes y a sus padres.

Refiere la directora que en este curso en la capital se ubicaron 17 306 egresados de esos politécnicos, y tuvieron que hacer un fuerte proceso de análisis con los organismos, pues la disponibilidad de graduados era muy superior a las demandas de aquellos.

No fue así en el caso de Refrigeración, especialidad muy solicitada por las empresas, lo cual posibilitó que se ubicaran los 125 egresados. Y con respecto a Daryl Ocaña Negret se comprobó que ASTICAR había solicitado dos egresados en Refrigeración. «Le comunicamos a la empresa —recalca la directora— que de inmediato debía recibir al muchacho con su correspondiente proceso de acogida y recepción». Y posteriormente se le comunicó todo a la madre.

Agrega la funcionaria que se le aplicaron las medidas pertinentes al técnico de la Dirección Provincial de Trabajo que no exigió a la entidad la atención requerida al caso y no subsanó el error de ASTICAR.

Al mismo tiempo nos respondió Manuel Duardo Menéndez, director general de ASTICAR, quien señala que «por un error no subsanado a tiempo, nuestra empresa solicitó la asignación de dos técnicos en Refrigeración». Y recalca que la madre del muchacho fue visitada para comunicarle que, a pesar de no poseer talleres de refrigeración, ubicarán a los dos egresados, y les buscarán la mejor solución interna al desarrollo profesional de ambos.

Agradezco ambas respuestas, y solo me resta meditar en que esta experiencia deja varias lecciones:

Una entidad estatal debe ser muy seria y consecuente a la hora de solicitar egresados, y con mucho fundamento; porque es el destino y el futuro de esos jóvenes lo que está en juego.

Ningún funcionario de una dirección de Trabajo puede desentenderse de una violación de la política de empleo del país, y debe exigir consecuentemente por ello.

Y cuando se revela públicamente la transgresión de una entidad en tal sentido, lo más saludable por parte de esta, además de deshacer el entuerto, es explicar por qué ocurrió, quiénes lo cometieron y qué medidas se tomaron para que no se repita.

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