En un estudio publicado en la revista Science, los investigadores dicen que el daño causado a ese bosque que se extiende por nueve países es significativamente más grande de lo que se conocía.
Para el estudio, los autores examinaron el impacto de los incendios, la explotación forestal, las sequías y los cambios en el hábitat a lo largo de las fronteras del bosque, lo que se conoce en ecología como efectos de borde.
La mayoría de los estudios previos sobre el ecosistema de la Amazonía se han enfocado en las consecuencias de la deforestación.
Este estudio encontró que los incendios, la extracción de madera y los efectos de borde han degradado al menos el 5,5% del bosque amazónico que queda, o unos 364 748 kilómetros cuadrados, entre 2001 y 2018.
La degradación es diferente de la deforestación, en la que el bosque se elimina por completo y en su lugar se establece un nuevo uso de la tierra, como la agricultura,precisaron los expertos citados por la revista Sciencie. Aunque los bosques muy degradados pueden perder casi todos los árboles, el uso de la tierra en sí no cambia, puntualizaron los especialistas.
Los científicos proponen crear un sistema de vigilancia de la degradación forestal, así como prevenir y frenar la tala ilegal y controlar el uso del fuego.