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¡Azúcar, abanicando!

Tres matanceros contribuyeron, hace 55 años, como protagonistas en la victoria en Quisqueya: Gaspar «Curro» Pérez, Rigoberto Rosique y Félix Isasi.

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— «Se impulsa el pitcher: ¡Curva…, azúcar, abanicando! ¡Cuba es campeón mundial!». Así retumbó la inolvidable narración de Bobby Salamanca en el noveno inning del juego por la discusión del título en el Campeonato Mundial de Béisbol, en Quisqueya.

Tras 55 años de aquella hazaña deportiva, ocurrida el 26 de agosto de 1969, conversamos con Reynold Yll Lavín, periodista e historiador del deporte, quien recuerda cada detalle del juego como si lo viviera hoy.

«Nosotros estábamos reunidos en el parque de La Libertad, donde pusieron bocinas para la transmisión radial. Eran cientos de matanceros gritando y disfrutando del juego», comenta Yll Lavín.

«Lo de Gaspar “Curro” Pérez es difícil que alguien lo repita, pues empujó con hit el empate a una en el octavo, después de dos strikes y cinco fouls, anotando Tony González que llegó a segunda (corrió por Lázaro Pérez) por sacrificio de Félix Isasi. En jugada continuada, el «Curro» llega a segunda por mal tiro a home.

«Luego vino el hit de oro de Rigoberto Rosique, que impulsó al «Curro» con la segunda de Cuba. Imagínate la algarabía en el parque, porque además, tres matanceros habían intervenido en las dos anotaciones del octavo, con el empate a una y la ventaja de dos. El “Curro” dominó en el noveno, con un ponche histórico a Larry Bubbla», nos dice Yll Lavín.

El recientemente fallecido Félix Isasi Mestre, el segunda base, nunca se le olvidó el toque de bola de sacrificio: «Toqué bien, aunque hubiera preferido batear, pues me encontraba bien, pero la victoria era lo primero», nos dijo Isasi, quien atesoró momentos únicos junto al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.

«A mí no me gustaba pichear, porque después estaba varios días sin jugar, a mí me gustaba la actividad, jugar a la defensa y batear», nos confesó en una ocasión el «Curro».

«Empecé como receptor y después jugué en el campo corto y en tercera base, hasta que en 1964 comencé como lanzador. Muchos me preguntan por qué me dejaron batear en ese octavo inning y es que en ese Mundial yo conecté seis hit en once turnos», rememora el Héroe de Quisqueya como lo denominara Fidel.

«Me tuviste todo el tiempo caminando de un lado para otro», le contó Fidel durante el recibimiento de la delegación en La Habana.  «Toda Cuba disfrutó del triunfo, pero nadie como Fidel», subraya el «Curro», quien de los diez juegos del equipo lanzó en cinco y ganó cuatro, y en 25,2 entradas promedió 0.35 de carreras limpias.

«El director Servio Borges me sorprende con la jugada del toque de bola con Isasi, para dejarme batear frente al zurdo Larry Osborne, que había dado muchos ponches. Me tocaba decidir y le di la línea por encima de segunda al primer lanzamiento», nos dijo Rigoberto Rosique, quien empujó la carrera de la victoria.

«Yo analicé al lanzador norteamericano desde que estaba en el calentamiento, observé cómo hacía los movimientos cuando tiraba la recta y la curva, y finalmente le conecté el hit a una curva», precisa.

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