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Reverencia al jugador mambí

Desde este martes, el pelotero Emilio Sabourín está «jugando» en los predios públicos de la céntrica avenida habanera de Línea, esquina a G, donde un busto suyo despertará la curiosidad de transeúntes

Autor:

Norland Rosendo

Desde este martes, el pelotero Emilio Sabourín está «jugando» en los predios públicos de la céntrica avenida habanera de Línea, esquina a G, donde un busto suyo despertará la curiosidad de transeúntes y seguro va a recibir ofrendas de los seguidores del béisbol cubano.

Sabourín jugó con igual hidalguía en los campos de pelota y de la lucha por la libertad de Cuba en el siglo XIX. Y su historia, como la de muchos desde entonces, merece ser contada para honra de nuestro deporte nacional y de la identidad de esta Isla, tan patriota como beisbolera.

La develación de la tarja, cuando se conmemoran 148 años del célebre juego en el Palmar de Junco en 1874 y en vísperas del Día del Béisbol Cubano (29 de diciembre), nos recuerda que Sabourín fue protagonista de ambos acontecimientos.

En las palabras centrales de la ceremonia, el historiador Félix Julio Alfonso destacó que Sabourín fue uno de los jóvenes que creó en 1868, a la edad de 15 años, el primer equipo de béisbol en Cuba, el Club Habana.

Sobre el partido del Palmar de Junco, recordó que «fue uno de los jugadores más importantes de aquel desafío, en cuyo line up ocupó el octavo turno y defendió el jardín izquierdo del Club Habana, que derrotó ampliamente a Matanzas por 51 corridas a nueve.

«En ese desproporcionado marcador, a Sabourín le correspondió hacer el mayor número de corridas, con ocho, una más que las anotadas por sus compañeros de equipo Esteban Bellán y Ricardo Mora, quienes jonronearon en aquella tarde invernal».

También el excelso pelotero «participó como segunda base y quinto bate en el desafío inaugural de la primera edición de la Liga General de Béisbol de la Isla de Cuba, el 29 de diciembre de 1878».

En su elogio el Doctor en Ciencias y Decano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, ponderó también la labor como director del Club Habana. «Durante seis temporadas alcanzó tres primeros lugares (1889, 1890 y 1892), el subcampeonato en 1893 y el tercero en 1894. En total, acumuló 43 triunfos y 14 derrotas».

Pero sus acciones independentistas lo hacen más virtuoso aún. Sabourín fue «un activo conspirador en vísperas de la Guerra del 95, y una vez iniciada la contienda desplegó una intensa labor de acopio de armas, pertrechos y medicinas para enviarlas al Ejército Libertador.

«Con astucia compraba armas en mal estado en los predios de la Pirotecnia Militar, que una vez reparadas remitía a los mambises.

«Su participación en la frustrada evasión del general Julio Sanguily de la prisión de La Cabaña provocó su detención el 15 de septiembre de 1895. En juicio celebrado en febrero de 1896, conocido como Causa de la Pirotecnia Militar, fue condenado a 20 años de presidio en el Castillo del Hacho, en Ceuta».

El jugador mambí falleció víctima de pulmonía el 5 de julio de 1897, poco antes de cumplir 44 años de edad.

El legado de Sabourín afirma la inmortalidad del béisbol cubano más allá de los campos de juego. Honrémoslo más a partir de ahora.

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