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Betsy Claro ha sido un valioso refuerzo para la plantilla santiaguera. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 15/06/2022 | 11:21 pm
URBANO NORIS, Holguín.— A los 15 años de edad, en la polivalente Alejandro Urgellés, Betsy Claro llamó la atención de Eduardo Moya, entonces entrenador asistente del equipo nacional femenino. El profe, al ver el desempeño de esta chica holguinera de 1,93 metros de altura en el Torneo Nacional de Ascenso anotó el nombre, apellidos y otros datos de la jugadora, con la idea de no perder más la referencia de semejante talento.
Cumplido el propósito de las Mambisas santiagueras con la barrida semifinalista ante las avileñas, la jovencita holguinera sabe que todavía le falta historia a la 11na edición de la Liga Superior de Baloncesto (LSB) en su rama femenina, y que la entrenadora Abelis Robert, DT del elenco, confía en que en las hojas estadísticas del playoff por el título se mantengan canastas y otros guarismos relevantes de la atleta nororiental.
Sin la LSB durante unos tres años y con las pausas deportivas por la pandemia, la superación de la muchacha del municipio de Urbano Noris e integrante del combinado patrio, dependía de su entrega: «Me mantuve entrenando durante el período de confinamiento. Corría con precaución en días alternos, ejercitaba con pesas, y me iba a un terreno a tirar al aro y realizar movimientos. Aunque pertenecer al equipo nacional tuvo mucho que ver en mi puesta en forma, porque en 2018 fui promovida».
Dice sentirse súper bien en Santiago de Cuba y agrega que allí siempre andan atentos a su evolución o si le hace falta algo. «Con las Mambisas llevo algunas temporadas jugando y las conozco mucho, así que nos comunicamos perfectamente. Hicimos tanto énfasis en los entrenamientos con vistas a la LSB (empezaron en noviembre de 2021), que lo que nos propusimos va saliendo sin problemas. Esa provincia tiene mucha responsabilidad en que me hiciera basquetbolista, porque me recibieron sus entrenadores, a los que considero mis segundos padres, sin yo haber pasado por EIDE o Juegos Escolares. Y me insertaron en la LSB y eventos juveniles», reconoce.
Cada lección en el equipo nacional la asimila concentrada. A los entrenamientos llega puntual, tratando de captar lo que le orientan los profesores, quienes basaron la última preparación en los roles de cada una en sus representativos de la LSB: «Mis resultados en 2022 también se deben a que se dirigió el trabajo hacia ese objetivo. En los estudios, concluí el Técnico Medio y ahora voy a empezar la licenciatura en Cultura Física, en la universidad holguinera».
«A Naomi Vargas (pívot como ella) y Suanly Tanis (alero), igualmente miembros del plantel cubano, y a mí, nos ha tocado llevar lo aprendido en La Habana al accionar en las Mambisas. Nos planteamos demostrar que Santiago de Cuba iba a ubicarse entre los cuatro grandes (fue cuarto en la última versión liguera) y ya vamos a disputar el título frente a Guantánamo, en un playoff en el que tenemos que aprovechar nuestra mayor estatura promedio y el sistema defensivo. Con las santiagueras he sido medallista en la LSB, pero nunca he ganado el primer puesto, así que el reto es ser campeonas», expresa.
Es feliz de vivir estos momentos, pues, además, individualmente advierte mejorías en varios aspectos de juego, como la efectividad bajo el tablero, la captura de rebotes, el manejo del balón, la identificación de opciones de pases y el ataque en general.
Hace poco le comunicaron que el 27 de junio regresará a entrenar en el Cerro Pelado, dado que a principios de julio tendrá junto a sus compañeras una competencia sub-23 en Cuba, que será su debut oficial en representación del país.
«En el equipo nacional las muchachas estamos entre los 18 y 27 años de edad, hay mucha juventud. Si aparece alguna posibilidad de contrato en el exterior me enfocaré en crecer día a día, para contribuir a la selección.
