Si alguien ha contribuido a embellecer a Cali y a potenciar en la ciudad la presencia del arte urbano, ese es el Gato del Río. Claro, no hablo de un felino doméstico, sino de una escultura color bronce, con ojos avispados y de bigotes y cola en forma de espiral que, con su gigantesco tamaño, obliga a los transeúntes, como mínimo, a mirarla.
La obra, considerada uno de los monumentos más representativos de la capital vallecaucana, fue fruto del ingenio del pintor y escultor Hernando Tejada, que la donó a la urbe y que fue instalada en la ribera del principal río de la ciudad, motivado por un plan de embellecimiento y recuperación de la ribera del afluente.
La estatua gatuna, erigida en una zona de alta actividad comercial y dedicada al esparcimiento nocturno, fue inaugurada el 3 de julio de 1996.
Pero el Gato de Tejada, como también se le denomina, no está solo en su asiento de piedra. A su alrededor caminan, reposan, vigilan y hasta duerme un grupo de gatas, esculturas como él, que igualmente forman parte de la vida cultural del territorio caleño.
Pensadas para convertirse en las novias del Gato, gracias a un proyecto concebido para la recuperación del monumento original, las nuevas figuras fueron resultado de un concurso en el que se diseñaron unas 15 piezas, todas adornadas por distintos artistas locales.
Con el tiempo se fueron agregando felinas al grupo, las cuales se han ido distribuyendo por toda la ciudad. Así ocuparon su espacio mininas como Anabella, la gata superestrella; Yara, la diosa de las aguas; Gachuza, Coqueta, Bandida, Mac, Siete Vidas, Dulce, Fogata y en enero de este 2021 nació Santa Estelita Gatía, que se ubicó en el parque del Amor, en la entrada norte de la metrópoli.
Motivados por la celebración de los primeros Juegos continentales para jóvenes atletas y como parte de las acciones de promoción del certamen, recientemente se le dio la bienvenida a la «Gata Florecida Panamericana», realizada por la fotógrafa Mónika Herrán.
Una novia más para el gato que llegó adornada con guayacanes, heliconias, bifloras, anturios y orquídeas, todas típicas de la ciudad. «Las flores son los jóvenes deportistas que hacen futuro», ha dicho su creadora.
Desde su revelación, la nueva gata del río no ha perdido oportunidad de coquetear con quienes la visitan y se espera que, en el transcurso de los juegos, sean muchos los que paseen por el oeste de Cali a inmortalizar en fotos el encuentro con las bellas felinas, aún a riesgo de soportar la mirada penetrante y fría, del gato que las cela.